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Alumnos de la ULL brillan con su moto eléctrica en MotoStudent

A pesar de enfrentarse a la falta de recursos técnicos y económicos, los estudiantes de Ingeniería Informática, que crearon un prototipo desde cero, han aprendido y disfrutado de la experiencia celebrada en un circuito de Zaragoza
ULL MOTO ELÉCTRICA
ULL MOTO ELÉCTRICA
La cita de Zaragoza ha reunido a estudiantes de ingeniería de todo el mundo. DA

Los alumnos de la Facultad de Ingeniería Informática de la Universidad de La Laguna (ULL) han vuelto de Zaragoza, de participar en MotoStudent. Un encuentro, dicen los expertos, en el que se concentran los futuros ingenieros de MotoGP.

La cita ha reunido a estudiantes de ingeniería de todo el mundo, en la que los de la ULL presentaban, tal y como contábamos hace unas semanas, una moto eléctrica de competición, hecha desde cero.

A pesar de superar todas las pruebas, hasta llegar a la última, se dieron cuenta y se sorprendieron de que no todos los equipos partían en las mismas condiciones. Muchos tenían grandes presupuestos y esto, sin duda, les restaba posibilidades, a pesar demostrar tener un gran talento y una buena moto.

Muchas de las universidades que participaban tenían como patrocinadores a grandes empresas del mundo del motociclismo. Algo que, tal y como explica uno de los tutores del equipo canario y catedrático de Ingeniería Mecánica de la Universidad de La Laguna, Carmelo Militello, les dejaba en desventaja frente al resto.

Los canarios, como así les llamaban, llegaron al circuito y pasaron los test de resistencia, seguridad y resistencia dinámica a pesar de que no contaban con los recursos técnicos del resto. Por ejemplo, no tenían dónde probar la moto.

“No sabíamos que se podía sacar la moto fuera del circuito para probarla y tampoco teníamos forma de hacerlo. No teníamos medios. Pasábamos las pruebas, hacíamos cambios y la única forma de verificarlos era en la siguiente prueba. El resto de equipos tenían dos vehículos y se iban a probarla fuera. Había equipos que incluso tenían bancos de prueba dentro del vehículo del circuito”.

A pesar de esto, los jóvenes canarios no pasaron desapercibidos. El equipo llamó la atención por la moto. “Por la geometría y por su belleza. Venían de todos lados a verla”, dice Militello.

De hecho, las universidades italianas, por ejemplo, no podían creer que el chasis, de fibra de carbono, lo hubieran hecho ellos con las manos, sin molde y sin maquinaria de alta presión. Otros, dice Militello, “los diseñaron y los patrocinadores los crearon”.

Pero no solo visualmente llamó la atención esta moto. También técnicamente. Cuenta este profesor que “llegaban los árbitros para ver la moto y les pedían a los chicos que les explicaran cómo lo habían hecho porque había cosas que no entendían y estaba todo muy bien”.

“Los chicos sabían tanto de electrónica que venían a preguntar y asesoraban al resto. Incluso pusieron en marcha tres motos de otros equipos porque no las podían arrancar”.

En una de las pruebas, la de dinámica, explica que les pusieron tres pilotos de la organización para probar la moto. “Uno de ellos pesaba 120 kilos y rompió dos partes de la moto y originó un cortocircuito. Los chicos la repararon en una hora y la llevaron al último test”.

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Los alumnos de la ULL destacan el trabajo en equipo. DA

Momento decisivo

Llegó el momento de la última prueba, y de 46 motos que empezaron estos test solo quedaban 28. El equipo de la ULL estaba en la posición 23.

Según el reglamento internacional de automovilismo, los equipos que habían hecho un tiempo superior al 15% del más rápido no podían competir. Pero dice Militello que si aplicaban este punto solo quedaban 10 equipos y muchos de los importantes eran excluidos. Así que hubo un cambio de criterio, sin justificación y aumentaron ese porcentaje. Finalmente dejaron fuera a tres universidades, y una de ellas era la de Tenerife. No pudieron correr y finalmente ganó la Universidad de Málaga.

A pesar de todos estos inconvenientes, alumnos y profesores están contentos y se sienten orgullosos de su paso por este encuentro. Y eso, aseguran, que “a algunas universidades muy conocidas les ha llevado hasta tres años pasar las pruebas que nosotros sí conseguimos superar sin apenas medios”.

Esto, unido a que la moto “no se paró en ningún momento, en ninguna de las pruebas”, demuestra la pasión, el entusiasmo y el mérito de los alumnos.

“Los chicos han aprendido más en estos cinco días que en un año. Ha sido un gran aprendizaje para todos. Personalmente me siento orgulloso de ver que han sacado provecho de la universidad”, asegura este profesor que se emociona al recordar, sobre todo, la calidad humana, de sus alumnos.

Agradecen todo el apoyo recibido. También el de otros profesores implicados, como Viana Guadalupe y Andrés Muñoz, que han estado trabajando en este proyecto durante dos años. Y por supuesto, a Jesús Vidal, el piloto cedido por la Federacion Canaria de Motociclismo.

No sabemos si volverán a participar en la próxima edición de MotoStudent, pero han sido invitados a un evento similar que tiene previsto celebrarse en Bolonia, Italia, y tienen muchas ganas.

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