
El CD Tenerife no jugó bien. Es más, incluso jugó uno de sus peores partidos de la temporada, pero ganó. El fútbol es eso, ganar, ganar y volver a ganar, como decía Luis Aragonés. Todo lo demás no importa y se olvida. Lo que nadie va a olvidar es del autor del gol de la victoria. Cuando nadie apostaba un duro por él, resurgió Manu Apeh para regalarle a su equipo tres puntos que dejan al Tenerife tercero una semana más. Con el nigeriano ya nadie contaba, pero su entrenador lo puso de titular y el jugador respondió a esa confianza con el gol más importante que ha marcado en su aún corta carrera.
Los aficionados blanquiazules se frotaban los ojos cuando comprobaron que en la alineación titular figuraba un tal Emmanuel. A alguno seguro que le costó caer en la cuenta que el susodicho se trataba de Apeh, quien aparecía por primera vez en el once inicial esta temporada para acompañar a Enric Gallego en una dupla atacante. La otra gran novedad planteada por Ramis fue la incorporación de Sergio González en el eje de la zaga junto a José León, debido a la lesión de Carlos Ruiz. Repetían respecto al duelo en Málaga los pivotes Álex Corredera y Aitor Sanz, y en las bandas estarán Víctor Mollejo y Elady Zorrilla, por lo que Rubén Díez también se quedó fuera del once inicial.
La mejor aparición de Apeh llegó en el minuto 20, cuando en un contragolpe fue cazado al borde del área cuando el nigeriano se internaba con peligro. El público pidió penalti en esa acción. Antes de eso un centro chut de Mollejo, que tuvo que desviar a córner el meta alfarero Dani Jiménez, había sido lo más peligroso de un partido que tenía controlado el Tenerife, pero sin crear demasiado peligro.
Apeh intentaba caer siempre a la zurda para crear superioridad junto a un Elady, que siempre estaba vigilado por Laure. Ahí el nigeriano se movía con comodidad, pero luego no se traducía en acciones concretas de gol. Tampoco los reiterados desmarques de ruptura que intentaba una y otra vez el atacante, que sin duda era el que más lo intentaba de todos los atacantes blanquiazules. Lo cierto es que el partido no se definía con claridad, aunque es verdad que estaba más para los locales que para los visitantes. Unos visitantes que, por cierto, acabaron con cuatro jugadores amonestados: Laure, Gorosito, Zarfino y Hugo Fraile.
La segunda parte arrancó sin cambios, ni por parte del Tenerife ni por la parte del equipo madrileño, a pesar de saber Fran Fernández que cuatro de sus jugadores estaban con amarilla.
Los blanquiazules se quitaron pronto la habitual empanada con la que salen en las segundas partes. Estuvieron a punto de marcar cuando conectaron Álex Muñoz y Elady. El segundo no llegó a una asistencia que ofreció el primero desde el segundo palo.
Los minutos pasaban y la gente empezaba a impacientarse, por lo que Ramis puso a calentar a varios de su banquillo.
Lo que nadie esperaba era lo que iba a suceder a continuación y que define a la perfección lo grande que es el fútbol. Un centro de Mellot se equivocó en el despeje un defensa del Alcorcón, dejando el balón muerto para que Apeh, colocado donde tienen que estar los delanteros, fusilase por alto a Dani Jiménez. El Heliodoro estalló de alegría por el gol, pero también por el premio conseguido por un jugador evidentemente limitado en lo futbolístico, pero que no escatima ni una sola gota de sudor. Su celebración también evidenció la rabia contenida que llevaba arrastrando desde hace tiempo. Todo el banquillo tinerfeño lo celebró a su lado y el jugador lo celebró besándose el escudo y golpeándose el pecho.
Instantes después, Ramis retiró del campo a Apeh, que salió del campo ovacionado, y metió a Rubén Díez. La segunda sustitución llegó en el 68, cuando Elady se fue al banquillo por un Michel Herrero que extrañamente no se colocó en la medular, sino por detrás del delantero. Una posición en la que no se encontró cómodo.
La recta final del choque fue de infarto. El Tenerife llegó roto físicamente a los últimos minutos, con Sergio González y José León lesionados, y con Aitor fundido. Quiso aprovechar esto en el 85 el Alcorcón, que en un dos para dos estuvo a punto de marcar. Se salvó milagrosamente del empate el Tenerife.
Prácticamente con el tiempo cumplido, entraron Larrea, Pomares y Sipcic para paliar los problemas físicos de algunos jugadores.
El gol de la tranquilidad pudo llegar en un mano a mano de Michel Herrero con Dani Jiménez, pero el centrocampista se precipitó y golpeó desde muy lejos la pelota, lo que permitió al portero del Alcorcón desviar a córner lo que claramente era el 2-0.
El Tenerife llegó al final pasándolo mal y acumulando jugadas extrañas. Lo mejor fue que en los cinco minutos de prolongación no pasó demasiados apuros y logró tres puntos importantísimos para seguir en la parte alta de clasificación.