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Víctor Matellano: “Paul Naschy supuso el inicio del ‘fantaterror’ español”

El escritor y cineasta ha sido distinguido con el Premio Isla Calavera a la Difusión del Fantástico
El escritor y director de cine Víctor Matellano. / DA

Por Benjamín Reyes

El escritor y director madrileño Víctor Matellano se ha especializado en el cine de terror a través de sus libros, documentales y películas. Se ha labrado una singular trayectoria, que parte de su cinefilia. Ha escrito una veintena de libros (Espartaco, El Cid o Rodando… ¡Bienvenido Mr. Marshall!). Ha aprendido cine viendo el de Berlanga, Richard Lester o Paul Naschy, a los que conoció en persona. En el Festival Isla Calavera, que le ha otorgado su premio a la difusión del fantástico, presenta su documental Mi adorado Monster.

-¿Qué valor le otorga al Premio Isla Calavera a la Difusión del Fantástico?
“Es un honor absoluto. Es un premio que compromete a seguir hacia adelante. Es un galardón a una actitud vital. El Festival Isla Calavera me representa: la aventura, la fantasía”.

-¿Qué películas alimentaron su infancia y adolescencia?
“Fui de los niños a los que sus padres no dejaban ver en la tele Mis terrores favoritos, de Chicho Ibáñez Serrador. Si tenía un rombo, sí podía; si había dos, me mandaban a la cama. Ahí vi el Drácula de Terence Fisher, con Christopher Lee. También spanish horror como Pánico en el transiberiano, de Eugenio Martín. Años más tarde vi No profanar el sueño de los muertos, de Jorge Grau. Mi monstruo favorito de la niñez es Frankenstein”.

-Precisamente Isla Calavera proyecta este año No profanar el sueño de los muertos. ¿Qué otros filmes españoles de terror marcaron en usted un antes y después?
“Además de las que ya mencioné, las dos películas de Ibáñez Serrador: La residencia y ¿Quién puede matar a un niño? Lo que marca el inicio del fantaterror español es la carrera de Paul Naschy, y concretamente La marca del hombre lobo. Sin olvidar el precedente en los años 40 de La torre de los siete jorobados, de Edgard Neville”.

-¿Por qué decide pasar de escribir libros de cine a rodarlo?
“Fue casi al unísono. Antes de dirigir ya era ayudante de dirección. Siempre me he tomado el cine como un juego porque me dedicaba profesionalmente a otra cosa. Desde 2012 no he parado y ya voy por mi séptima película”.

-¿Qué encontrará el espectador en Mi adorado Monster?
“El documental no solo aborda una película maldita, Los resucitados, que tardó 23 años en ver la luz. Es el retrato, en clave de comedia, de un entusiasta, Arturo de Bobadilla, un fan del género, que sin medios se propone hacer una película. Es el viaje personal de alguien con el que nos podemos identificar”.

-El cine fantástico suele ser excluido de las secciones oficiales de los festivales de cine a no ser que sean temáticos.
“No solo está excluido de los festivales, también de premios como los Goya. Grandes películas de terror español ni siquiera han sido nominadas en las categorías de maquillaje o efectos especiales. El español tiene la idiosincrasia de desechar lo extraordinario. Sin embargo, el público ha superado esta circunstancia y va al cine a verlas”.

-Parada en el infierno fue vapuleada por mucha gente en internet. ¿Escuece o espolea?
“Ahora hay gente que la entroniza. Qué fácil es poner a parir en un tuit algo que ha costado dos años y pico de trabajo. Estamos expuestos a la opinión pública y es parte del juego. El tiempo pone las cosas en su sitio. El otro día escuché: ‘Cómo no había visto antes esta maravilla”.

-¿El cine de terror moderno no está dando vueltas como una noria a los mismos temas?
“Pero eso pasa en el cine en general. Louis B. Mayer decía en los años 30: “Cuénteme usted lo de siempre, pero cuéntemelo distinto”. Esa es la clave. ¿Qué es lo que nos da miedo? Uno de los miedos más profundos es que nos maten y que resuciten los muertos. Siempre que hay una crisis hay zombis en el cine. ¿Qué puedes inventar? Lo puedes reinventar. Las nuevas generaciones no suelen ver cine clásico, por lo que se suelen hacer las mismas películas”.

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