
El Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) declaró ayer, tras el dictamen del Comité Científico, que la erupción volcánica de La Palma iniciada el 19 de septiembre, a las 15.11 horas en la zona de Cumbre Vieja, finalizó el pasado 13 de diciembre a las 22.21 horas, lo que ha hecho que, tras 85 días y ocho horas, haya sido el volcán que ha durado activo más tiempo desde que se tienen datos históricos de las erupciones en la Isla.
“La erupción ha terminado”, resaltó el consejero responsable del Plan Pevolca, Julio Pérez, en una comparecencia ante los medios realizada ayer. Pérez insistió en que, tras los 10 días que el Comité Científico decretó como necesarios para dar por finalizado el proceso eruptivo, se ha comprobado que ha desaparecido el tremor, la sismicidad es de baja magnitud, no hay lava y tampoco hay ceniza. “Comenzó en verano y terminó casi en invierno, ha sido un otoño volcánico, literalmente”, recordó Pérez.
“He buscado la palabra exacta que podía definir nuestro estado de ánimo. No es alegría, no puedo decir que estemos contentos, y tampoco es satisfacción. Hoy sentimos alivio. También podemos añadir la palabra emoción, aunque también debemos añadir la palabra esperanza. Esta insoportable letanía de destrucción ha terminado y ahora toca reconstruir, mejorar, rehacer y reponer”, expresó el consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias.

Julio Pérez aclaró, no obstante, que la emergencia no ha finalizado y que el Pevolca se mantiene en semáforo rojo, ya que todavía subsisten los riesgos asociados a los gases y el calor de la colada. “Subsistirá la vigilancia y la monitorización en toda la zona, pero empezaremos desde el lunes a estudiar el plan de realojo, que tendrá que ser un realojo seguro y ordenado, gradual y paulatino, en las zonas menos afectadas primero, y las más afectadas después”, insistió al respecto.
El consejero avanzó que el propósito de los responsables de la emergencia es comenzar con los primeros realojos durante la primera quincena de enero, periodo en el que también se pretende comenzar con las primeras pruebas para actuar sobre la lava, lo que permitirá restablecer algunos de los servicios esenciales afectados por la erupción.
El dictamen del Comité Científico de ayer también volvió a resaltar que el final de la erupción no tiene por qué implicar el final de algunos peligros asociados al fenómeno volcánico, ni necesariamente el final de la reactivación magmática en Cumbre Vieja.