La precaria situación eléctrica de Ten-Bel, que mantiene a 1.400 familias alumbrándose con generadores diésel desde el 30 de diciembre a raíz de una deuda millonaria contraída con la empresa suministradora Endesa, ha traspasado las fronteras y ha llegado a los medios de comunicación belgas.
Vecinos como Dirk Puype, de 65 años, residente en La Alborada, reconoce, en declaraciones al canal HLN, que se arrepiente de invertir sus ahorros en un apartamento para pasar los inviernos como jubilado. Fleur Robbrecht, otra ciudadana belga cuya familia es propietaria de un apartamento desde hace más de 30 años, explica que los generadores que suministran energía eléctrica a las comunidades “hacen un ruido de escándalo y cuestan 4.500 euros a la semana”, por lo que advierte de que la solución provisional no se puede demorar mucho más.
Pero los días pasan y la salida, que no parece fácil, sigue sin llegar. Endesa procedió al corte de suministro en la víspera de fin de año por una deuda que ronda el millón y medio de euros contraída por Ten-Bel Turismo S.L, empresa titular de los complejos vacacionales (hoy convertidos mayoritariamente en zonas residenciales), que centraliza en un único contador el consumo general de electricidad y distribuye el gasto por comunidades, que, a su vez, lo reparten entre sus vecinos.
La sociedad propietaria anunció el pasado 12 de enero que abonaría la deuda y la repercutiría en las comunidades que conforman la urbanización.