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Tenerife Horse Rescue: donde los caballos vuelven a nacer

El santuario de animales rescatados, creado por Emma y Edo hace cuatro años en Arico, lanza un mensaje en busca de inversores para adquirir los terrenos anexos y no verse rodeados en un futuro próximo por diversas infraestructuras
El santuario de caballos y otros animales se encuentra por encima de la TF-1, en el municipio de Arico / SERGIO MÉNDEZ

Que se sepa, Tenerife Horse Rescue, es el único refugio de animales en la Isla especializado en caballos, aunque también cuenta con otra multitud de especie de animales, la mayoría abandonados, otros donados y algunos nacidos nacidos en este santuario situado en La Jaca, por encima de la autopista TF-1 en el municipio de Arico.


Ha crecido tanto en menos de cuatro años de vida, que Tenerife Horse Rescue ha lanzado estos días un mensaje a sus donantes en busca de inversores para adquirir el terreno anexo de una constructora y otros que le rodean, con el ánimo que desarrollo urbanístico no les aísle sus 6.500 metros cuadrados actuales, aunque no les importe demasiado compatibilizar su actividad con los cercanos aerogeneradores de energía eólica, si bien muestran su preocupación por la futura cercanía del tren del Sur, si es que finalmente se desarrolla. “Está en juego nuestro futuro, en el que queremos crear una clínica veterinaria, hacer talleres y crear una escuela de sostenibilidad”, apunta Trinidad Segalerba, una joven voluntaria argentina, recién llegada al albergue.
Tenerife Horse Rescue es una organización benéfica no gubernamental fundada en Arico en 2018 por la inglesa Emma Greenfield y el italiano Edo. “Estamos totalmente dirigidos por voluntarios y nuestro objetivo es ofrecer hogares a todos los equinos que necesitan una segunda oportunidad”, comenta Trinidad, donde conviven jóvenes de todas partes del mundo, amantes de los animales y de la ecología.


Tenerife Horse Rescue está especializado en la rehabilitación y adiestramiento de caballos con refuerzo positivo para darles voz. “Son caballos de carga o de carreras que viven unos treinta años, pero normalmente a los cinco ya no les sirven a sus propietarios y los apartan desnutridos o los maltratan”, comenta Trinidad, recordando que “somos el único albergue especializado en caballos, para los que tenemos dos veterinarios canarios y es increíble la demanda que hay, todos los días nos escribe alguien denunciando el mal estado de un caballo. Tenemos mucha demanda, pero ahora no nos da el espacio físico para recoger a esos equinos”. Cada caballo tiene su nombre y detrás una historia de maltrato, algunos han pasado de campeones de salto o no poderse levantar, hasta que llegaron al santuario de Emma y Edo. “Pasaron de comer papas crudas a heno, lo que necesitan”, señala Trinidad.


“Aunque los caballos son nuestro principal objetivo, no nos detenemos aquí. Nuestro santuario de animales tiene una enorme variedad de animales abandonados todos ellos rescatados de la isla, casi 400. Por ejemplo, perros y gatos, pájaros, patos, cobayas, cabras, cerdos, tortugas, hámsters y mucho más. Además, también somos grandes defensores de la sostenibilidad y la comunidad en vivo”, nos relata Trinidad, mientras observamos a Paulina, una cooperante chilena, pedaleando para hacer funcionar una lavadora. “Aquí tenemos energía fotovoltaica, pero también nos ingeniamos para ahorrar todo lo que se pueda, somos 100% ecológicos y sostenibles”, comenta, añadiendo que “todo el material del que disponemos aquí está hecho con materiales reciclados”, apuntó.


Los cuarenta voluntarios trabajan todos los días en el albergue y solo lo hacen por la manutención y el hospedaje, sabedores de que “no hacemos dinero con ello, solo trabajamos por el bienestar de los animales”. Todos tienen su ocupación en el santuario, reconociendo Trinidad que es “un caos organizado”.
Tenerife Horse Rescue ha tenido hasta ahora a más de 200 voluntarios. “Muchos se quedan por más de un año, o con visitas repetidas. Nos han ayudado a cavar la tierra, construir la yurta, entrenar a los caballos, recoger estiércol y más. No podríamos hacerlo sin su ayuda. Ofrecemos a través de Workaway alojamiento en el sitio y proporcionamos todas las comidas a cambio de 25 horas de trabajo a la semana, siendo la estancia mínima, un mes. Sobre todo, estamos muy agradecidos de tener siempre una pequeña comunidad de personas que ayudan a que el santuario funcione sin problemas y siga creciendo”, señala Emma Greenfield, la ideadora del tan solidario proyecto.


Para ello no solo cuentan con las donaciones de cientos de personas de Tenerife y de todo el mundo, a través de una donación global a través de las redes sociales, sin recibir ayudas gubernamentales, sino que también reciben alimentos para los animales de los deshechos diarios de la cadena de hipermercados Lidl.

Emma y Edo, los creadores


Emma, de 33 años y procedente de una familia británica amante de los animales, creció con amigos animales en lugar de humanos. Pasó su infancia rescatando bichos y ranas mientras rogaba a sus padres que le dieran clases de equitación. Creció estudiando equitación, enfermería veterinaria de pequeños animales, primeros auxilios para animales y varios cursos cortos de comunicación con caballos. Con mucha experiencia en el trabajo por cuenta propia, desde la gestión de una tienda de caridad para un santuario de caballos en el Reino Unido, negocios de paseo y entrenamiento de perros y el baile. Todo el tiempo libre lo dedica a pasear perros o a ampliar sus conocimientos sobre el bienestar de los animales y los caballos leyendo libros y viendo vídeos en Youtube. Sigue teniendo más amigos animales que humanos, pero tiene amigos caballos reales y ya no imaginarios, como en su infancia.


“Lo que hacemos en el santuario de caballos es enormemente necesario e increíblemente gratificante. En Tenerife se utiliza un gran número de animales para la agricultura y el turismo. A menudo se encuentran sin cariño o abandonados una vez que su uso laboral llega a su fin. Para nosotros es un placer y un privilegio rescatar, realojar y cuidar a los animales que lo necesitan. Pero los medicamentos y las terapias son costosos y tienen una demanda constante. Y nuestra necesidad de alimento, refugio y hogar para los animales nunca termina”.


Edo (35), natural de una pequeña ciudad de Italia, nunca había tenido una mascota antes de conocer a Emma, pero siempre soñó con retirarse a una granja y vivir de forma autosuficiente con una manada de perros. Después de dejar la escuela, desarrolló una experiencia en la construcción, el servicio al cliente, el entretenimiento y tiene una habilidad natural para los idiomas, hablando hasta seis. Conoció a Emma cuando esta vivía en un centro ecuestre en Fuerteventura y Edo estaba de vacaciones. Al unirse por su experiencia mutua en la danza, trabajaron juntos en un espectáculo durante un año antes de empezar a planificar este proyecto. Pronto descubrieron que tenían los ingredientes perfectos para desarrollarlo juntos. Edo hizo realidad su sueño de tener una granja mucho antes de la edad de jubilación.


“Ya hemos aprendido mucho de nuestra aventura hasta ahora. Hemos aprendido a planificar y registrar, y a partir de ahí a construir desde la nada para nosotros y nuestro refugio de animales. Hemos tenido que entender el negocio de la recaudación de fondos y la gestión de una organización benéfica. Hemos resuelto problemas utilizando energía solar y sistemas de agua ecológicos. Hemos conseguido la ayuda de la generosa población local y de los visitantes de Tenerife. Crear un equipo de personas que trabajen por amor a los animales y no por lucro. Ensuciándose las manos o donando su dinero ganado con esfuerzo cuando pueden”.

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