reportaje

Adoptan a Wilson y Koma, los primeros perros refugiados del volcán

Los canes, evacuados del barrio de Las Manchas el mismo día de la erupción, fueron acogidos por una familia alemana, que finalmente ha decidido adoptarlos
Wilson y Koma, los primeros perros refugiados del volcán de La Palma, en su nuevo hogar | CEDIDA

La erupción del volcán de Cumbre Vieja hizo aflorar un sentimiento de unidad pocas veces visto en La Palma; todo el que podía echaba una mano, bien fuera en las evacuaciones, prestando apoyo moral a los damnificados o cobijando a familiares y amigos. Y, gracias a la labor desarrollada por la protectora de animales y plantas Benawara, perros y gatos también tuvieron un espacio de encuentro, donde eran atendidos por veterinarios y daban de nuevo -en caso de estar desaparecidos- con sus respectivos dueños: las canchas deportivas del IES Eusebio Barreto, en Los Llanos de Aridane.

En los días previos a la emergencia, cuando las administraciones públicas llamaban a la calma y nadie sabía la magnitud que alcanzaría el enjambre sísmico, la ONG palmera elaboró un listado de posibles casas de acogida para los animales que se vieran afectados por una virtual erupción. Más tarde, el 19 de septiembre, comenzó a salir lava de la zona conocida como Cabeza de Vaca, en El Paso, y los teléfonos no dejaron de sonar. En ese instante, se señaló a las dependencias del instituto aridanense como posible refugio, y los primeros en llegar fueron dos canes del barrio de Las Manchas, Wilson y Koma.

Según explican a DIARIO DE AVISOS desde Benawara, su propietaria fue evacuada el mismo día de la erupción, y, al conocer la existencia del recurso, se vio obligada a dejarlos allí, a fin de que recibieran la atención que requerían hasta que la situación se calmase. En ese tránsito, cuentan que se les buscó un hogar de acogida con carácter provisional, pero que no terminó de cuajar, dado que la presencia de gallinas les hacía alterarse y querer saltar las vallas. Es por eso que los responsables de la organización plantearon otras opciones.

Indican que, de entre quienes desinteresadamente decidieron acoger animales evacuados en sus viviendas, destacó una familia alemana que ya había adoptado perros con anterioridad. Aparentemente, las piezas encajaban. “Los conocemos desde hace muchos años”, dicen, al tiempo que concretan que “no hay más que ver las imágenes” publicadas en redes sociales por la ONG “para ver lo afortunados que son” Wilson y Koma desde que les abrieron las puertas. Se trataba de personas amantes de los compañeros de cuatro patas que ofrecían un entorno ideal para los canes, similar al que ya tenían en Las Manchas antes del devastador fenómeno natural.

Así, empezaron una relación que se presumía temporal. Encontraron, en su nuevo hogar germano, la estabilidad que necesitaban, tras meses desplazados por culpa del volcán. Aunque, vistas las dificultades que atravesaba la dueña original de los perros para volver al barrio, los miembros de Benawara sugirieron ir un paso más allá, teniendo en cuenta, además, que los centroeuropeos “dijeron que estarían dispuestos” a terminarlos adoptando, ya que “se habían enamorado” de ellos. Un planteamiento al que la residente manchera dio su beneplácito, por lo que oficialmente Wilson y Koma pasaron a vivir en el que, a lo largo de las últimas semanas, había sido su refugio.

Hoy día, pueden presumir de tener tres familias: la alemana, la aridanense y la de Benawara. Esta última, cerraba el cuento con un mensaje en su página de Facebook: “No podemos estar más felices por ellos”.

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