Granadilla de Abona concedió ayer el diploma al mérito ciudadano a Carmen Luisa González Domínguez y a Violeta Aznar Artigas, por su labor docente en el municipio durante más de tres décadas. Ambas, dejan atrás una estela muy valorada por la comunidad educativa, que comenzó a mediados de los ochenta, antes del boom migratorio, “cuando San Isidro solo contaba con la avenida de Santa Cruz asfaltada e íbamos al centro por veredas porque los coches prácticamente no llegaban”.
Tal como publicó este periódico en un reportaje con motivo de su jubilación, Carmen Luisa, profesora del Instituto Magallanes desde que se construyó hace 29 años “en medio de la nada” y en plena implantación de la Logse, lideró el primer proyecto de multiculturalidad del Sur, denominado Babilonia, por el auge de la población inmigrante que comenzaba a llegar en tropel a la comarca. A base de talleres y jornadas se empezó a crear conciencia sobre integración y convivencia en las aulas. “Era un fenómeno nuevo y no existían proyectos en la Consejería que sirvieran de referente. Tuvimos que hacer los impresos de las matrículas en varios idiomas y cuando surgía un problema entre alumnos, citábamos a las familias y les dejaba mi despacho para que resolvieran sus diferencias. La fórmula funcionaba. Todos fueron asumiendo que juntos enriquecíamos los conocimientos culturales, lúdicos y hasta gastronómicos”.
Violeta llegó de Zaragoza con 25 años tras aprobar unas oposiciones. Después de saltar de centro en centro durante los primeros cursos, los últimos tres decenios no se movió del Colegio Abona, que dirigió desde 2005. Su primera impresión no fue, precisamente, positiva. “Cuando llegué no había casas alrededor y el colegio ni siquiera estaba vallado, solo existía el edificio principal”, recuerda.
Reconoce que la integración de las diferentes culturas no resultó una tarea fácil. “La multiculturalidad nos vino un poco grande, acostumbrados como estábamos a tratar con familias de Tenerife y La Gomera. Éramos nueve profesores y algo más de 100 alumnos, y de repente se empezó a poblar todo y le tuvimos que pedir al Ayuntamiento que dividieran por la mitad las aulas mayores. Todo fue bastante acelerado porque no había previsiones de que viniese tanta gente”. No olvida que al principio “había familias que no entendían que en las plazas de comedor pasaran antes los chicos que venían de fuera. Ahí surgieron algunos problemas, pero poco a poco nos fuimos adaptando todos”.
El alcalde, José Domingo Regalado, destacó el trabajo en pro de la comunidad de ambas profesoras, que desde ayer forman parte de la lista de hijos ilustres de la Villa. “Este acto no es más que un acto de justicia y de reconocimiento formal e institucional de la sociedad granadillera hacia dos excepcionales mujeres. Dejan un legado de gratitud, admiración y respeto en los corazones de la gente granadillera”, argumentó.
Violeta Aznar dio las gracias al Ayuntamiento por darle valor a su trabajo y aseveró que “fue un gran placer trabajar durante una treintena de años en el CEIP Abona”, mientras que Carmen Julia González aseguró sentirse muy afortunada y se acordó de sus exalumnos, “que hoy nos siguen recordando con cariño y nos dan las gracias” dijo.