El anuncio realizado por el presidente autonómico, Ángel Víctor Torres, tras reunirse con el jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, de que el Archipiélago será la sede del Centro Volcanológico Nacional ha despertado el interés del Cabildo de Tenerife y el de La Palma para acoger dicha institución. Como adelantó DIARIO DE AVISOS, la sede que cuenta con todos los parabienes, a falta de su confirmación, es Tenerife.
Nemesio Pérez, coordinador científico del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), o también Centro Nacional de Volcanología, se congratuló por esta decisión, y reiteró que la sede principal del Centro Volcanológico Nacional “debe estar en Tenerife con subsedes en el resto de las islas Canarias con riesgo volcánico”.
Pérez defendió que “con el debido respeto hacia todas las personas e instituciones que se están posicionando públicamente” sobre la ubicación de la sede principal del Centro Nacional de Volcanología, “la sede principal de la entidad debe estar en Tenerife”, pero además recalcó la “necesidad de elaborar una Estrategia Canaria para la Reducción del Riesgo Volcánico que nos marque el norte”.
En primer lugar, el coordinador científico del Involcan, recuerda que “así se recoge en las decisiones unánimes de las Cámaras Legislativas” (Senado en 2005, Parlamento de Canarias en 2006 y Congreso de los Diputados en 2009) para la puesta en marcha de esta entidad auspiciada por la AGE, el Gobierno de Canarias y los siete Cabildos Insulares, además de la participación de las dos universidades públicas canarias.
En segundo lugar, señaló que “a raíz de estas declaraciones unánimes y la inacción de la mayoría de las Administraciones públicas” ante las mismas, el Cabildo Insular de Tenerife -una las administraciones llamadas al cumplimiento de estas decisiones unánimes- “puso en marcha esta entidad en el año 2011” con su sede principal en la isla, “esperando que se sumara el resto” de las administraciones. Por tanto, “sin la existencia de las declaraciones unánimes” de las Cámaras Legislativas y “ante la pasividad de la mayor parte de las administraciones” públicas ante las mismas, “el Cabildo de Tenerife nunca hubiera puesto en marcha esta entidad”.
La tercera consideración a favor se centra en que “Tenerife es la isla con mayor riesgo volcánico de España; dígase Canarias, la única zona volcánicamente activa del territorio nacional con riesgo volcánico”.
El vulcanólogo portuense de prestigio internacional señala, además, que “en la isla de Tenerife se encuentra el volcán Teide, declarado por la Asociación Internacional de Volcanología (IAVCEI, por sus siglas en inglés) y la Unesco como uno de los 16 Volcanes de la Década por su historial de erupciones y su proximidad a zonas densamente habitadas susceptibles de provocar un desastre”. “Esta selección de los 16 volcanes más peligrosos del mundo, prosigue, nace como consecuencia de la Década Internacional para la Reducción de Desastres Naturales (1990-1999) declarada por la Asamblea General de Naciones Unidas”, abundó.
En su quinto argumento, Pérez expone que “existe soporte documental que refrenda que el Cabildo Insular de Tenerife ha sido a lo largo de los últimos 40 años, la administración pública que más se ha comprometido por la reducción del riesgo volcánico en Canarias, no solo de Tenerife sino del resto de las islas con riesgo volcánico”.
Fuencaliente, 10 años de colaboración
Asimismo, señaló que “en la declaración unánime del Parlamento de Canarias no solo se dice que la sede principal del Instituto Volcanológico de Canarias debe estar en Tenerife, sino que además refleja la necesidad de subsedes en las otras islas con riesgo volcánico. Cómo consecuencia de ello y gracias a la sensibilidad por esta temática del Ayuntamiento de Fuencaliente, el Involcan cuenta con una humilde sede en La Palma desde hace aproximadamente 10 años”.
Nemesio Pérez reconoció que “este apoyo ha sido muy importante para que el Involcan no haya abandonado su programa de vigilancia volcánica en Cumbre Vieja durante muchos de estos años, cuando el apoyo a este programa por parte del Gobierno de Canarias y del Cabildo Insular de La Palma brillaba por su ausencia”.
Finalmente, resaltó que “hagamos lo posible por establecer las bases serias y necesarias para trabajar por la reducción del riesgo volcánico en Canarias. Estas no pasan necesariamente por la existencia de infraestructuras en Canarias, que también, sino por la elaboración de una Estrategia Canaria para la Reducción del Riesgo Volcánico que nos marque el norte durante los próximos 50 años como mínimo. Una estrategia que debe sostenerse en tres pilares fundamentales: conocimiento científico, participación ciudadana y consenso”, concluyó.