La de ayer fue una de esas casualidades desafortunadas. Tras levantarse a partir de las 14.00 horas de ayer la alerta del Gobierno de Canarias de riego de que las altas temperaturas que sufren no pocas zonas del Archipiélago degenerasen en incendios en Islas como las de esta provincia tinerfeña y Gran Canaria, se declararó al poco un peligroso conato que derivó en incendio justo en la linde entre los términos municipales de La Laguna y El Rosario. Fue en el Camino de Guillén, dentro del barrio lagunero de El Ortigal y, aunque finalmente no llegó a cruzar al municipio vecino, su peligrosidad era evidente dada su cercanía a zonas boscosas, con lo que ello conlleva.
Sin embargo, y lejos de lo que pueda suponerse erróneamente, dicha desactivación de la alerta no conlleva ni de lejos que el monte se quede sin la vigilancia debida a este respeto, por cuanto sí queda vigente una situación de prealerta para los medios de extinción. Ello implica que estos mantienen una capacidad de respuesta suficiente para hacer frente a lo que pasó ayer en el citado Camino de Guillén, y la mejor prueba de ello es que tan complicado incendio fue combatido desde el principio con un arsenal tal de miembros de emergencias, entre los que es de justicia destacar tanto a los medios aéreos (formidable el carrusel de bambis -receptáculos con agua- que descargaban sucesivamente hasta tres helicópteros sobre la zona cuando ni habían pasado dos horas de la alerta inicial-) como a los esforzados bomberos de las Brigadas forestales del Cabildo junto a los del Consorcio Insular, todo ello apoyado por fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, autonómicas y locales que, en su conjunto, lograron estabilizar el incendio antes de la caída de la noche. Todo ello, con la tranquilidad de que el fuego no logró traspasar finalmente la barrera clave que suponía llegar al municipio de El Rosario, donde de cualquier modo se evacuó preventivamente a las familias residentes en las cercanías y se llegó a interrumpir el tráfico en una carretera.
Además, y también de forma preventiva, se alertó a brigadas forestales de La Gomera donde, para más inri, a media tarde se declaró un conato en otro punto delicado desde la perspectiva geográfica para lo que nos ocupa como son las cumbres cercanas a Chipude. Allí, la distribución de los miembros de los dispositivos antiincendios del Cabildo de la Isla Colombina se demostró igualmente acertada, como demuestra que su cercanía al lufar en el que prendieron las llamas facilitó su pronta neutralización. Eso sí, el verano no solo no ha terminado sino que en Canarias ya van dos olas de calor. Precaución.
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