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El destripador de Yorkshire, el asesino en serie que ‘descansa’ en aguas de Lanzarote

Peter Sutcliffe torturó y acabó con la vida de 13 mujeres en el norte de Inglaterra entre los años 1975 y 1980. Fue condenado a cadena perpetua hasta que falleció por coronavirus en plena pandemia
El destripador de Yorkshire

Peter Sutcliffe aseguraba que “la voz de Dios” le había encomendado acabar con la vida de 13 mujeres, agrediendo gravemente además a una veintena. Su ola de crímenes, cometidos en el norte de Inglaterra entre los años 1975 y 1980, fue tan espantosa que acabó apodándolo como el destripador de Yorkshire. Y es que, lejos de la ficción, el asesino en serie británico golpeaba y mutilaba hasta la muerte a sus víctimas, e incluso extraía sus órganos.

Los crímenes de Sutcliffe marcaron cinco años de auténtico terror en el país, cuya ciudadanía reprochó a las autoridades la escasa investigación llevada a cabo para localizar al responsable, ya que los cadáveres eran mayoritariamente de prostitutas. O eso, al menos, fue el objetivo de las primeras actuaciones. Las pruebas demostraron con el tiempo que el propósito del varón era ensañarse directamente contra el género femenino. De hecho, la fallecida más joven (Jayne MacDonald), de 16 años, era una dependienta de una tienda de ultramarinos.

Su carácter reservado e introvertido dificultó las sospechas policiales acerca de una persona que, en la intimidad más oscura, merodeaba a las mujeres que elegía para matar, empleando un arsenal de herramientas hasta su último aliento: martillos, sierras metálicas o destornilladores, siendo esta última la más recurrente en sus atrocidades.

El destripador de Yorkshire fue arrestado en enero de 1981 por mera casualidad cuando fue sancionado por un delito menor. Momento en que los agentes depararon en el gran parecido del británico, que por aquel entonces tenía 34 años y conducía camiones, con el retrato robot que desde hacía más de un lustro pendía en las comisarías británicas.

El destripador de Yorkshire, el asesino en serie que 'descansa' en aguas de Lanzarote
Peter Sutcliffe fue detenido en enero de 1981. | Europa Press

“Dios me dijo que las prostitutas eran la escoria de la tierra y que había que acabar con ellas”, confesó el detenido ante los psiquiatras encargados del caso, que, en un principio, creían que Sutcliffe era una esquizofrénico paranoico. En cambio, durante el juicio se mostró frío y con aparente control sobre sí mismo. Finalmente, la Justicia lo declaró culpable de asesinato de todos los cargos y fue condenado a cadena perpetua -ratificada incluso en 2010- hasta sus últimos días. El asesino en serie falleció a los 74 años por complicaciones derivadas del coronavirus en plena pandemia, en concreto en noviembre de 2020.

Precisamente, estos días ha vuelto a resonar el aterrador apelativo después de que el tabloide The Sun informase de que sus cenizas fueran esparcidas en aguas de Lanzarote por una turista británica. Al parecer, la mujer portó la urna con los restos del destripador de Yorkshire hasta una playa situada en el municipio de Tías. “Le prometí a Peter que dejaría sus cenizas en un lugar bonito y soleado cuando me fuera de viaje”, declaró al citado diario la viajera, cuya identidad no ha sido revelada. “Sé que la gente pensará que es espantoso, pero en lo que a mí respecta, estaba cumpliendo los deseos de un anciano moribundo; quería estar en un lugar mejor y más feliz”, agregó.

Cabe destacar que en España está terminantemente prohibido arrojar las cenizas de un difunto al mar, salvo en los casos en que se cuente con un permiso concedido por parte del Ministerio de Fomento o cuando alguna compañía funeraria facilite el trámite para realizar la acción cumpliendo una serie de requisitos. De momento, se desconoce si la responsable de arrojar los restos de Sutcliffe en la costa de la Isla contaba con la autorización pertinente.

Lo que sí se sabe es que el hombre, responsable de asesinar brutalmente a un total de 13 mujeres y dejar a otras tantas heridas y traumatizadas, sabía perfectamente lo que hacía. Y, justificando la voluntad de un dios que poco tenía que ver que los seres supremos que promulgan la bondad, proyectó todo su odio contra la mujer. Ahora, después de más de 40 años desde su último crimen, está claro el otro calificativo que se merecía el tal destripador de Yorkshire, ¿no?

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