conversaciones en los limoneros

Gabriel Gutiérrez, comandante de vuelo: “En la aviación comercial no se improvisa jamás”

El tinerfeño lleva la pasión por la aviación con orgullo. Se muestra muy crítico con la formación de pilotos en España, no por la calidad de los profesionales, sino por la falta de ayudas oficiales
El periodista Andrés Chaves y el comandante de vuelo Gabriel Gutiérrez Amador. Fran Pallero
El periodista Andrés Chaves y el comandante de vuelo Gabriel Gutiérrez Amador. Fran Pallero

Su padre, cuando Gabriel tenía cinco años, lo metió en una avioneta “a dar una vuelta”. Confiesa Chano Gutiérrez, que asiste a la entrevista en Los Limoneros, que su mujer no le habló en un mes. Gabriel Gutiérrez Amador fue “soltado” como comandante de aviación a los 27 años, uno de los más jóvenes de su compañía, Ryanair. Aunque él insiste en que muchos lo consiguen a esa edad, e incluso más jóvenes. Hoy tiene 30 años, lo nombraron comandante con 3.200 horas y ya supera las 5.000. El tiempo ha pasado volando –y nunca mejor empleada la expresión— para este tinerfeño que lleva la pasión por la aviación con orgullo. “Un avión siempre la puede liar”, me dice, “pero para eso estás tú”. ¿Vuelos sin pilotos, como se está diciendo? Yo no los veo”. Había un viejo eslogan en Iberia, en la vieja Iberia, que decía: “Iberia…donde solo el avión recibe más atenciones que usted”.

Hizo fortuna. Gabriel dice lo mismo de su compañía: pilotos muy preparados, una flota muy bien mantenida y cualquier duda que tengas –que no son frecuentes– la resuelves antes de emprender el vuelo con una llamada a Dublín: “Siempre hay un capitán experto detrás de la línea telefónica o de la tableta que todos llevamos”. Es muy crítico con la formación de pilotos en España, no por la calidad de los profesionales, que es muy buena, sino por la falta de ayudas oficiales. “Ni siquiera se convocan becas para una carrera que es como otra cualquiera, a diferencia de los demás países europeos”. Su padre y otros miembros de su familia sudaron tinta para poder pagar los estudios al comandante Gutiérrez. Pero lo consiguieron.

-España, España, qué difícil ha sido siempre la formación de pilotos de líneas aéreas.

“Sí, porque los estudios están dispersos, desde un aeroclub a una escuela privada, o al Ejército del Aire, y porque también vivimos en el país de las pegas”.

-¿Sentiste mucha responsabilidad cuando te soltaron como comandante a los 27 años?

“Lo que me sentí fue muy preparado y con muchas ganas. Y un agradecimiento infinito a mis padres, que con mucho esfuerzo me ayudaron a conseguirlo”.

-¿Tiene la gente miedo a volar?

“No sé sí mucha gente, pero yo procuro explicar muy bien todas las circunstancias del vuelo y tratar a los pasajeros con mucho respeto. Hacerles perder el miedo, en una palabra”.

-Pilotar un avión es algo muy serio. Hay muchas vidas detrás.

“En la aviación comercial no se improvisa nada. Todo el mundo sabe que es la forma más segura de viajar y que todo está previsto. Para lo que pueda surgir de improviso, que es poco, estamos nosotros, que tenemos a las espaldas muchas horas de vuelo y muchas horas de simulador”.

-Por cierto, que ustedes tienen en Londres y Dublin los mejores del mundo, del 737/800 y del Max, que ustedes denominan 8.200.

“Es verdad, esas instalaciones de Londres, Dublin y Bergamo (Italia) son modélicas. Sólo en Reino Unido tenemos 16 de los simuladores mejores del mundo para los tipos de aviones que volamos”.

-¿Es cierto que las compañías low cost tienden a reducir al mínimo sus gastos y que comprometen a veces la seguridad?

“No, es una leyenda urbana. Nadie juega con la seguridad. Te aseguro que en la compañía en la que piloto un avión no se escatima un solo euro en seguridad. Al contrario, recibimos continuamente instrucciones de que la seguridad prevalezca sobre todas las demás cosas”.

(El comandante Gabriel Gutiérrez pilota indistintamente el 737/800 y el 8.200, el Max, pero con más frecuencia el primero. Dice que los problemas del Max han sido totalmente corregidos y que se trata de un gran avión de nueva generación, absolutamente seguro. Nadie puede ignorar los defectos que registró en sus primeros tiempos de salida al mercado, lo que supuso su paralización, tras accidentes e incidentes).

-¿Has oído hablar de los brahmanes, de los comandantes que siempre tenían razón y el segundo no pintaba nada?

“Sí, claro, pero esto se acabó. El copiloto tiene voz, lo mismo que el comandante. Ya un piloto prepotente en su profesión no se sostiene. Aquellos comandantes intolerantes que se las sabían todas no tienen cabida en el mundo aeronáutico de hoy. Los rangos se han suavizado mucho, aunque existan claro”.

-Me han dicho que eres un excelente fotógrafo. Y no sólo me lo han dicho, sino que he visto fotos tuyas desde el aire increíbles.

“Sí, es verdad que me gusta la fotografía. Y cuando las condiciones de la navegación de lo permiten, igual que hacen muchos compañeros, tomo fotos con el móvil. Parece mentira la calidad que pueden llegar a tener, tanto o más que si fueran tomadas con la mejor cámara. Tengo una colección muy guapa. También puedes hacerlas con una go-pro, que incluso te puede dar mejor resultado”.

-Tú has estado volando en África. ¿Qué tal?

“Bien, yo he tenido base en Marraquech y ya te digo, muy bien, con gente muy preparada. En otros países quizá menos, hay de todo. Pero mi recuerdo de la ciudad de Marraquech y de su gente es muy gratificante. Me acogieron muy bien en esa ciudad durante mi estancia”.

-Hombre, no está mal tomarte un té en el Mamounia.

“No, no está nada mal tomarte un té en uno de los hoteles más famosos del mundo. Ni tampoco jugar un partido de fútbol con tus compañeros pilotos y controladores en los momentos libres. Te repito que es gente muy preparada”.

-En serio, ¿no hay instrucciones sobre ahorro de combustible por parte de ciertas compañías?

“En la mía, no. Se puede ahorrar, pero en la forma de volar. Esa es tu responsabilidad. Pero en tierra ocurre lo mismo. Se puede conducir un coche de manera que gaste menos. Y no por ello se escatima en seguridad”.

-Se dice que la aviación es un medio de transporte muy joven… que le faltan años para llegar a la perfección.

“Sí, pero que avanza y avanza en tecnología, en seguridad, en miles de cosas. Todo el mundo habla de los aviones del futuro”.

-¿Y cómo serán?

“No lo sé, sólo sé que sin pilotos no van a volar. Al menos yo no lo veo”.

-¿Has sentido miedo alguna vez pilotando un avión?

“Sinceramente, no”.

-¿Y has vivido situaciones comprometidas?

“No, tampoco. Mira, aquí en la cabecera 3-0 del aeropuerto de Los Rodeos, poco antes de la toma de tierra, existe lo que se llama “el chupón de Machado”. Rafael Machado era un comandante muy experimentado de Aviaco, que tripulaba los famosos Fokker 27. Murió prematuramente, pero volaba muy bien. Y fue el primero que avisó sobre las corrientes de aire que se generan de vez en cuando en ese lugar, un viento cruzado que aparece a veces. Tú ya lo sabes y entonces actúas para no crearte complicaciones. Tú conoces el avión que vuelas y corriges lo que tienes que corregir, en caso de que haga falta”.

-La red de repuestos de Ryanair tiene fama de ser muy eficaz.

“Sí, lo es. En pocas horas nos mandan desde Dublin lo que necesitemos, estemos en la parte del mundo en que nos encontremos”.

-Tu generación ha dicho adiós al Jeppesen, el famoso libro gordo que llevaban los pilotos en sus maletones de mano.

“Yo no llevo en mi mochila ningún libro, no hay maletón, sino un ipad que te entrega la compañía. Ahí lo tienes todo. El Jeppesen existe, pero con las modernas técnicas de navegación, en formato digital. Nosotros tenemos otra versión. Supongo que quedará alguno escrito por ahí, en los países menos desarrollados”.

-¿Es verdad que ahora la moda es ir a Malta a prepararse como piloto?

“Mucha gente está yendo allí, como antes iba a Dublin. Son modas. Hay excelentes escuelas en varios sitios de Europa, todas muy buenas. Malta ha sabido estar a la altura, coger la onda. Y en este momento se produce una evidente falta de pilotos en la aviación comercial, así que todos los que salen, prácticamente, tienen garantizado un puesto de trabajo”.

-¿Son rigurosas las inspecciones a las tripulaciones técnicas?

“Aparte de las compañías, las autoridades de aviación civil las llevan a cabo, al margen de las relativas a la salud que debes pasar cada cierto tiempo. En algún país europeo te pueden multar hasta por llevar la chaqueta desabrochada o colgada de mala manera en la cabina”.

-¿Existe cultura aeronáutica en Canarias?

“No, a pesar de los grandes profesionales que ha dado esta tierra a la aviación comercial. Pero todo son pegas y más pegas. En Alemania coges un avión privado y llegas con el coche hasta la escalerilla. Aquí tienes que pasar filtros exagerados, una burocracia absurda”.

-¿Cuántos pilotos canarios vuelan en tu compañía?

“Hay varios, pero es que aquí trabajan profesionales de cincuenta nacionalidades distintas”.

-Tú conoces la labor de los Aero-Clubes. ¿Qué te parece?

“Pues que con medios muy limitados han hecho un gran trabajo”.

-¿Lo gana bien un piloto en estos tiempos?

“Depende, en algunos lugares mejor que en otros. Yo no me puedo quejar en esto tampoco. Volamos mucho, sí, pero nos compensa. Y, naturalmente, sin salirnos de las normas establecidas”.

-¿Cuánto tarda en formarse un piloto?

“Unos dos años. Pero es que el aprendizaje es continuo. Yo entré en la compañía con 400 horas, pero hay quien lo hace con 150”.

-¿Puedo volar tranquilo en el Max, Gabriel?

“Es un gran avión, que tiene 20 plazas más que el 737/800, con motores más potentes y que ahorra entre un 20 y un 25% de combustible”.

-¿Y cuánto tiempo tardas en salir desde que te dan la orden de encender motores?

“En el 737/800, ocho minutos. En el 8.200 entre doce y catorce”.

-Pues vaya rapidez, amigo. ¿Valió la pena tanto esfuerzo para estar ahí arriba?

“Sí, no solo mío, sino de la familia, que ayudó a mis padres para que yo pudiera completar mi formación. La cosa se convirtió en un asunto familiar y con muchas oraciones porque todos son muy creyentes. Ya te digo que la formación de un piloto en España es muy cara y no está al alcance de todas las familias. Esta no debería ser una profesión de elite, sino que debe ser vocacional y estar al alcance de cualquiera que tenga condiciones”.

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