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A Georgia Meloni le marcó la tormentosa relación con su padre

La que se convertirá en primera ministra de Italia ha reconocido que visitó a Franco Meloni en La Gomera casi todos los veranos después de abandonarla con dos años de edad
A la derecha, Georgia Meloni, en una foto con 11 años, en su última visita a su padre en La Gomera. DA
A la derecha, Georgia Meloni, en una foto con 11 años, en su última visita a su padre en La Gomera. DA

En La Gomera todavía se recuerda a Francesco Meloni, aunque todos lo conocían por Franco, natural de Cerdeña. Dos años después de su fallecimiento, y casi 30 después de abandonar La Gomera, tras una problema con el fisco italiano, el nombre de este empresario hostelero ha saltado a los periódicos, al tratarse del padre de quien se convertirá presumiblemente el 13 de octubre en la primera mujer en liderar el Gobierno italiano, Georgia Meloni, triunfadora de las elecciones celebradas el domingo. Curiosamente su padre, Franco Meloni, presumía de ser comunista y ateo.

Sin embargo, la relación de Georgia con su padre era inexistente prácticamente desde que nació, cuando su madre incluso pensó en abortar, según recoge la autobiografía de la nueva líder de la ultraderecha italiana. A los dos años de nacer (lo hizo en enero de 1977 en Roma), su padre decidió abandonar a Georgia, a su mujer (Anna) y a su hija mayor (Arianna) y trasladarse en barco (Caballo Loco) hasta la capital gomera para montar un restaurante (Marqués de Oristano) y luego una discoteca (Fin Fan), aparte de hacerse con unos terrenos en el sur de la Isla (Playa de Santiago). Había sido una fuga, al parecer, por amor a otra mujer. Sin embargo, el padre pudo disfrutar de sus hijas durante algunos veranos en La Gomera, hasta que estas no soportaron que cada vez que le visitaban pasaran más tiempo con la segunda esposa de su padre, con la que tuvo otros cuatro hijos -hermanastros de Georgia-, que con él mismo.

Con 11 años, Georgia Meloni decidió no ver más a su progenitor y entonces se acabaron los viajes a La Gomera y así se lo trasladó, “tras ver el desinterés que mostraba por nosotras”, comenta Georgia en sus memorias. “Cuando murió, no sentí ninguna emoción, para mí siempre fue un extraño”, reconocía en una de las pocas veces que quiso hablar de él. Una relación de niña y padre que se mantuvo cordial hasta que en la adolescencia Georgia comenzó a integrarse, con 15 años, en el Frente de Juventud del Movimiento Social Italiano, de marcado carácter neofascista. Ahí empezó su carrera política, que compaginó con la de periodista. En 2014 llegó a la presidencia del partido Hermanos de Italia y, dos años después, embarazada de su hija Ginevra, se presentó a las elecciones de la Alcaldía de Roma. Seis años más tarde, con 45, ha sido la más votada en Italia, recuperando el lema fascista “Dios, patria y familia”.

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