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Más lluvia que viento: la gran diferencia de Hermine con Delta

A la espera de lo que pase, ambos fenómenos se parecen en que sus efectos serían indirectos y que afectan a las Islas por lo cercano de las dos tormentas a Canarias
Imagen de la trayectoria de la tormenta tropical Delta que afectó indirectamente a Canarias en 2005.
Imagen de la trayectoria de la tormenta tropical Delta que afectó indirectamente a Canarias en 2005. DA

Es inevitable recordar hoy lo que pasó en 2005, cuando otro ciclón tropical llamado Delta tuvo graves consecuencias para Canarias. Aquel año, la temporada de huracanes resultó ser histórica, dado que nunca antes se había registrado un número tan elevado de dichos ciclones tropicales, a tal punto que se agotó el sistema previsto para bautizarlos y hubo que recurrir hasta a seis números del alfabeto griego, entre ellos delta.

Esta palabra, delta, es maldita desde entonces para cualquier canario, pero, sobre todo, para cualquier tinerfeño, por cuanto fue en esta Isla la más afectada. El balance resultó terrible, con un muerto y ocho desaparecidos que venían en patera, así como cuantiosos daños materiales. En el valle de Güímar, los fuertes vientos arrasaron plataneras, invernaderos y torres de alta tensión, mientras que pacientes de varias plantas del HUC tuvieron que ser evacuados y no poca gente tuvo que pasar la noche en el Aeropuerto de Tenerife Norte y en la terminal de guaguas capitalina. Hasta se llevó por delante un símbolo geológico de Gran Canaria como era el llamado Dedo de Dios.

Si las previsiones actuales se cumplen a partir de hoy, es cierto que hay coincidencias entre Delta y Hermine. Sin ir más lejos, ambos se aproximan al Archipiélago constituidos como tromentas tropicales y, además, sus consecuencias en las Islas se deberán a su presencia en las cercanías, pero no a su paso directo sobre las mismas.

Sin embargo, hasta ahí llegan las similitudes, dado que por mucho que ambas seam tormentas torpicales, Delta afectó a Canarias pasando por el Nnorte de las Islas tras un prolongado deambular por aguas macaronésicas, mientras que Hermine es de reciente conformación y sus consecuencias se producen al poco de conformarse como tormenta tropical al sur de Canarias.

Pero la gran diferencia que interesa realmente a los posibles afectados es que Delta se caracterizó principalmente por unos vientos que llegaron a soplar a 140 kilómetros por hora en la costa y hasta unos endemoniadamente cercanos a los 250 en el Teide.

Por el contrario, lo más temible que se espera de Hermine son las lluvias, con registros que se estiman probables de hasta 183 litros por metro cuadrado en La Palma, de hasta 147 en Tenerife y 130 en Gran Canaria, unos datos que solo a modo de expectativa justifican sobradamente la declaración de alerta máxima declarada ayer por el Gobierno de Canarias.

Sea como fuere, es imposible saber aún qué pasará con Hermine, aunque toda precaución es poca. Hay que ser optimistas y confiar en que, como parece, no tiene por qué ser tan destructivo como su antecesor de hace 17 años, pero ahora todo depende de que la fortuna se alíe con los isleños, sobre todo con quines cumplan con las instrucciones de las autoridades.

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