Aissa abrió la puerta de la habitación 105 del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) y allí estaba su padre. Había pasado dos días horribles, buscándolo desesperadamente junto a su hermano y un amigo. Llegaron a temerse lo peor. A mediodía del viernes, Mimoun Charrik, de 74 años, se fugó después de estar varias jornadas ingresado por un problema de salud. Como es habitual en estos casos, SOS Desaparecidos activó una alerta al día siguiente para encontrarle.
El domingo por la mañana, Santiago Martín, coordinador y portavoz de la asociación en Canarias, recibió una llamada en la que le confirmaron que el septuagenario se encontraba ingresado en la citada habitación del centro hospitalario con un “historial desconocido”. Su familia se llevó una sorpresa mayúscula cuando se enteró de que Mimoun había sido localizado el viernes y nadie le había dicho nada. Según su testimonio, ni siquiera el hospital sabría que el varón que no habían podido identificar, porque carecía de documentación, era el mismo que se había ausentado.
Al otro lado del teléfono, ya más calmado, Aissa Charrik relata su versión de lo ocurrido a DIARIO DE AVISOS. “El viernes llamaron a mi hermano y, cuando me enteré, fui automáticamente al hospital”. Allí, “me dijeron que habían avisado al 1-1-2 y que ya estaba denunciado”. Poco después, difundió la noticia en sus grupos de Whatsapp y Facebook, con la esperanza de que la colaboración ciudadana permitiera localizar a su padre.
Santiago Martín fue una de las personas a las que le llegó el mensaje y, rápidamente, se puso en contacto con Aissa para ofrecerle su apoyo y asesoramiento. Entre otras cosas, le dijo que necesitaba una copia de la denuncia para que SOS Desaparecidos pudiera emitir una alerta con los datos y la fotografía de Mimoun. Aissa se desplazó el sábado por la mañana al HUNSC para pedir esa copia del documento.
Fue entonces cuando la confusión hizo su primer acto de presencia en este extraño caso. “Me dijeron que ellos utilizan un protocolo interno y que no tenían la copia de la denuncia”, indica. “Entonces, les pregunté si podía ponerla yo y me dijeron que sí”, añade. A las 15.27 horas del sábado, Aissa, que reside en el Puerto de la Cruz, se personó en dependencias de la Policía Nacional, puso los hechos en su conocimiento y, según cuenta, averiguó que las autoridades no tenían constancia de la desaparición de su padre.
“Esto no puede quedar así”
Mimoun es una persona vulnerable. Ingresó en el hospital el pasado 26 de agosto, tras sufrir un ictus que le inmovilizó el brazo y la pierna derecha. Sin embargo, ya se encontraba bastante recuperado el día que decidió abandonar las instalaciones sanitarias. También padece un deterioro cognitivo. De hecho, Aissa cuenta que no recordaba lo que había pasado. Por otra parte, la denuncia, a la que ha tenido acceso este periódico, recoge que durante su estancia en el centro hospitalario manifestaba, de forma continuada, el deseo de irse a su casa, ubicada en Adeje. “Estaba muy agobiado”, confiesa su hijo.
Como hemos dicho anteriormente, Mimoun fue localizado el mismo viernes e ingresó nuevamente en el hospital a las 19:50 horas, aproximadamente, pero como persona “con historial desconocido”. Fue el domingo, más de 48 horas después, cuando la familia tuvo constancia de ello, gracias a la llamada que había recibido Santiago Martín.
Aissa llamó inmediatamente al hospital, pero “me volvieron a decir que mi padre no estaba allí. Entonces fui y les tuve que indicar en qué habitación estaba”. Lo cierto es que todavía hoy se pregunta “cómo es posible que haya vuelto a entrar y no aparezca en la base de datos”. Probablemente, “si no es por esa persona que lo reconoció seguiría sin saber dónde está”.
Preguntado por las explicaciones que recibió por parte del hospital, señala a este periódico que no le dieron ninguna. “Para mí, sinceramente, ha sido una vergüenza y una falta de procedimiento por su parte”, sentencia. En la misma línea se manifiesta el portavoz de SOS Desaparecidos en Canarias, quien apunta que este caso evidencia “un descontrol y falta de coordinación”.
“Esto no puede quedar así”, sostiene el hijo de Mimoun, que ahora estudia tomar acciones legales contra el centro hospitalario. “Se tiene que cambiar el procedimiento para que no le pase a nadie más”, opina. “Si se te fuga un paciente, debería quedar alguna alerta. Y si ingresa una persona desconocida, que menos que cotejar si se trata del desaparecido. No creo que lleve más de cinco minutos”.
La versión del HUNSC
La versión del HUNSC es que Mimoun abandonó el viernes el hospital voluntariamente, con ropa de calle y sin la pulsera identificativa. A las 14.00 horas, se informó a su hijo, contestando éste que se encargaría de avisar al resto de la familia e intentaría contactar con su padre. Desde el hospital quieren recalcar que “cuando el paciente se fugó sí se avisó a su familia y eso quedó registrado”.
Esa misma tarde, Mimoun volvió a ingresar en el hospital, esta vez por urgencias, pero al carecer de documentación se le atendió como paciente sin identificar y, por ende, no se le notificó a la familia. Asimismo, al día siguiente se le trasladó a otra unidad.
Las mismas fuentes apuntan que internamente ya se había distribuido el cartel de búsqueda entre el personal, y fue el sábado cuando un enfermero del turno de noche lo reconoció. Una vez que se aseguraron de que era la persona que se había fugado el viernes, se procedió a informar a SOS Desaparecidos, porque se entendió que era una forma más rápida.
A pesar de lo ocurrido, Aissa Charrik no centra sus críticas en los trabajadores del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. “Sé que están saturados y no es culpa suya, sino del protocolo interno que me habían dicho”. Precisamente por ello demanda un cambio en el procedimiento. Fueron dos días en un sinvivir que podría haberse evitado.