conversaciones en los limoneros

“El Real Casino es el buque insignia de la sociedad civil de Canarias”

Raquel Gutiérrez Yanes (Santa Cruz, 1968) es la gerente del Real Casino de Tenerife
“El Real Casino es el buque insignia de la sociedad civil de Canarias”

Raquel Gutiérrez Yanes (Santa Cruz, 1968) es la gerente del Real Casino . Esta sociedad tinerfeña es la más antigua de Canarias y la segunda de España. En el actual mandato del presidente Miguel Cabrera Pérez-Camacho ha culminado su expansión, firmando acuerdos de correspondencia con las principales entidades de Europa y del mundo, con las más acreditadas y distinguidas sociedades. El Real Casino es la segunda sociedad española con mayor actividad cultural, tras el Gran Casino de Madrid. Raquel es licenciada en Ciencias de la Educación, rama de Ciencias Sociales; licenciada en Ciencias de la Información, rama de Periodismo; y técnica superior universitaria en Protocolo y Comunicación Empresarial. Hizo una breve incursión en la política como consejera del Cabildo de Tenerife en la lista más votada, encabezada por Carlos Alonso (CC), pero los pactos posteriores dieron entrada a un gobierno insular mixto, que acabó con el de Coalición Canaria.

Entonces Raquel volvió al Real Casino, que es el único trabajo directivo que ha desempeñado. Y lo hace brillantemente. Tras nuestra charla llamé a Miguel Cabrera, su presidente, para darle las gracias por permitir las declaraciones de Raquel. Y me dijo: “Su principal cualidad, que tiene muchas, es su capacidad de gestión. Cada día me sorprende más la facilidad con la que hace las cosas”. Al principio, Raquel Gutiérrez, que es hija del famoso gerente del Casino, Santiago Gutiérrez, mostró su extrañeza de que la llamara: “Tendrá que autorizarme el presidente”, me dijo. Y su presidente, como queda dicho, la autorizó.


-¿Casino desde cuándo, desde cuándo se jugaba?
“Desde antes de esa fecha; y todavía tenemos fichas y ruleta de aquellos tiempos. El Casino fue fundado en 1840 y recibió el título de Real en 2011, bajo la presidencia del doctor don Domingo Febles”.


-¿Cuántos socios tiene actualmente?
“Propietarios, unos 2.000 y acceso para unos 9.000 familiares”.


-Y un patrimonio cultural extraordinario.
“Tenemos 45 obras de arte catalogadas como BIC, más el edificio, que también es una joya del art-decó. Una vez entró José Luis Garci por la puerta, nuestro oscarizado director, y dijo que el Casino parecía un edificio de los años 20 en Nueva York”.


-¿Cuánto valen los murales de Néstor que lucen en el edificio?
“Unos tres millones de euros”.


-En la guerra civil se perdió algo, ¿no?
“Se perdió, pero se encontró en Valencia y fue devuelto. Sí, fue el “Friso Isleño”, de Aguiar. Hay una anécdota: el obispo fray Albino mandó tapar las partes pudendas de una señora que aparecía en la pintura, “porque era inmoral”. Y el pintor cumplió el encargo para que el prelado pudiera entrar en el edificio”.


-No es fácil ser la gerente de una sociedad tan señera y tan enorme, supongo.
“No, no es fácil. Nosotros tenemos la suerte de contar con un personal estupendo, pero en contadísimas ocasiones, y yo he sido testigo, se producen situaciones desagradables, no siempre porque algún socio incumple las normas, sino porque llega gente que no posee esa condición y que quiere vulnerarlas”.


-Esa internacionalización del Real Casino de la que yo hablaba al principio, ¿cómo se concreta?
“Pues firmando acuerdos con otras sociedades de perfil parecido al nuestro en capitales tan importantes como Madrid, Sevilla, Bruselas, Amsterdam, Tampa, con el New Club de Edimburgo, tan prestigioso, hasta en Durban (Sudáfrica). Y muchas más. Con la ventaja de que algunas, incluso, pueden aportar alojamientos propios a nuestros socios y desde luego todos los servicios de restaurante y reuniones”.


-¿Y tú cómo definirías al Real Casino?
“Como el buque insignia de la sociedad civil de las Islas Canarias”.


-De tu brevísima incursión política, ¿qué aprendiste?
“Mis padres me enseñaron a ser fiel a la palabra dada. Mi breve paso por una campaña electoral y por un mes escaso de gestión me enseñó que yo no estaba hecha para zancadillas, ni para darlas ni para recibirlas. La política es rastrera y el rival busca siempre que te vayas. No, yo no sirvo para eso. Agradezco muchísimo a Carlos Alonso que me haya incluido en su lista, pero nunca más”.


-Del Casino se ha escrito mucho. ¿Lo mejor?
“Quizá la historia de los 150 primeros años de la sociedad, el libro de Agustín Guimerá y de Alberto Darias Príncipe, que se publicó en la época presidencial de Opelio Rodríguez Peña. Ahí está todo”.


-¿Una figura señera en la historia de la sociedad?
“Muchas. Pero quizá habría que citar al fundador, Faustino Martín Albertos. Se instituyó un premio que lleva su nombre en 1999 y en la familia tenemos el honor de que un año, tras su jubilación, se lo concedieran a mi fallecido padre por sus años de servicio al hoy Real Casino”.


-A él, a Martín Albertos, se debe el nacimiento y el primer impulso de la sociedad.
“Compró todas las casas de la zona, a veces con gran sacrificio económico para su propio peculio, para crear el Casino y encargó el proyecto del edificio al famoso arquitecto grancanario Miguel Martín Fernández de la Torre, hermano de Néstor, que realizó una verdadera obra de arte, declarada como Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias por su enorme valor como edificio racionalista”.


-Dime algunos artistas que cuelgan obras en esas paredes para siempre.
“Pues son cientos, pero te citaré a Néstor, a Aguiar, César Manrique, Martín González, González Méndez, Cristino de Vera, Vicky Penfold, Pedro González, Guezala, Bonnín. Algunas de estas obras son también BIC. Nuestra obligación es que la gente admire estas y otras obras, que se familiarice con el arte de tantos genios que han vivido y que viven en Canarias. Esta labor de difusión es necesaria y estamos abiertos a ella”.


-¿Cómo sobrevive la sociedad?
“No, no sobrevive, vive y en estos momentos muy desahogadamente, gracias a las cuotas de los socios y a los alquileres de nuestros inmuebles que dan a las calles, cuyos importes se han actualizado. Ha sido una gran labor de nuestro presidente. Nunca el Casino estuvo tan bien de tesorería como en estos momentos y ello nos permite incrementar nuestra labor cultural, que es enorme. No hay un solo día libre para celebrar actos de aquí a 2023. Ni uno solo”.


-La pandemia sí que hizo daño.
“No me hables de eso. Decayó todo y se pudo mantener el programa cultural gracias al esfuerzo de los socios. Date cuenta de que el Real Casino es Medalla de Oro de Canarias, Medalla de Oro de Tenerife y Medalla de Oro de Santa Cruz. De esta manera se ha premiado la ingente tarea cultural que ha desarrollado desde el mes y el año de su fundación, en mayo de 1840”.


-¿Es un poder el Real Casino?
“Yo creo que presidirlo es un honor por el arraigo que tiene en la sociedad civil. Y, en mi caso, trabajar en él es también un honor”.


-Por cierto, no hemos hablado de tu afición a la lucha canaria.
“Bueno, sí, soy directora de Comunicación y Relaciones Exteriores de la Federación Tinerfeña de Lucha y presidenta de la Comisión de Igualdad. Porque la mujer está presente en la lucha canaria desde el último cuarto del pasado siglo XX, con éxito además. El presidente de la Federación Tinerfeña de Lucha Canaria es Jeremías Hernández, ex luchador y conserje mayor del Real Casino, que está desarrollando una labor ingente en pro del deporte de nuestros antepasados. Estamos inmersos ahora en que los turistas que nos visitan conozcan y se enamoren de este deporte. Es una tarea complicada pero lo vamos a conseguir; están en marcha para ello algunas iniciativas”.


-Volviendo a la labor de tu padre en favor de la sociedad chicharrera. ¿Se ha sido justo con él?
“No soy yo la más indicada para opinar sobre esto. Se le concedió el premio Faustino Martín Albertos y el honor de Socio de Mérito del Casino. Quizá la ciudad debería estudiar sus aportaciones a la cultura y ofrecerle el homenaje que todavía no ha tenido. Pero eso lo tiene que decidir la propia ciudad, no su familia”.


-Raquel, la sociedad española ha cambiado. Antes, el socio del Casino era hombre. Y cuando llegó la ley del divorcio, entraban las nuevas parejas de los socios y las anteriores se quedaban fuera. ¿Cómo lo solucionaron?
“Bien, eso pasó en los ochenta, efectivamente cuando se aprobó la ley del divorcio en España. Pues cambiaron los estatutos, por supuesto, y las mujeres divorciadas se convirtieron en socios propietarios. Así de fácil”.


-Creo entender que están en obras ahora.
“Sí, no paramos. Se construye un gran gimnasio en la tercera planta, sobre todo para la gente joven. Y unos baños nuevos en la entrada, los famosos baños que citas siempre en tus escritos como “de los carnavales”. Queremos incorporar gente joven al Real Casino, por eso se ha establecido una cuota de entrada reducida para los menores de 45 años, socios nuevos que pagan 1.000 euros, en vez de los 7.700 de la cuota inicial para mayores”.


(Asiste al final de la entrevista Jeremías Hernández, como ya he dicho conserje mayor del Real Casino. Le dije: “Jeremías, menos mal que tú no estabas cuando el profesor Hernández-Rubio, catedrático de Derecho Político de La Laguna, intentó entrar con las dos putas colgadas del brazo en una fiesta del Casino, lo que originó gran consternación. Y que dio lugar a la famosa conversación: “Don José María, usted no puede entrar aquí con esas dos señoritas de dudosa reputación”, le dijo el conserje mayor. “¿De dudosa reputación dice usted? No, no, estas son putas. Las que son de dudosa reputación son las que están dentro”, concluyó el pintoresco profesor. Don José María tenía una habitación en el Casino. Una vez se olvidó de la llave y tocó en la habitación de al lado. Le abrieron y gateó por el friso del edificio para entrar en la suya por la ventana. No se mató de milagro. En fin, historias de cualquier sociedad que se precie).


-¿Te contó alguna tu padre, Raquel, alguna que no conozcamos?
“Podría contar una, dolorosa. Don Leoncio Oramas, que era presidente del Casino, invitó a una recepción en honor de Don Juan de Borbón y de su esposa, doña María de las Mercedes, a un grupo numeroso de socios. Eran los tiempos de Franco, claro. No acudió ni uno y tuvieron que cenar Don Juan y su esposa y don Leoncio en solitario. La gente tenía miedo de acudir y que la acusaran de desafecta al régimen”.


-¡Dios, qué desastre! Pues yo he sido uno de los que ha llenado a rebosar el salón de actos.
“Lo recuerdo, fue con la presentación del libro “El mago y su cuñado”. Aquello fue muy divertido. También cuando presentante al profesor Carracedo, en aquella famosa conferencia, cuando cundió el pánico por la supuesta erupción de un volcán en Tenerife”.


-Pues quiero que mis memorias las presente allí Alfonso Ussía.
“Nos ponemos a ello inmediatamente. Sería estupendo. Alfonso Ussía también ha llenado nuestro salón de actos”.


-¿Y aquel proyecto de sacar el Real Casino al mar?
“Pues no depende de nosotros, sino de la Autoridad Portuaria y del señor que tenía la concesión, que creo que mantienen un contencioso judicial. Ya veremos”.


(Una sociedad ya digo que señera, la primera de Canarias, la segunda de España, cuyo gerente es una mujer apasionada por su trabajo y que goza de la total confianza de su presidente y de su junta directiva. Muchos años en el cargo y mucho entusiasmo y mucho amor a la institución en la que trabaja. Y es que de tal palo, tal astilla. Raquel está felizmente casada y tiene una hija universitaria, que estudia en Madrid. Su pasión, además de su familia, el que yo llamo Casino de los Caballeros. Que sea por mucho tiempo).

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