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“La central reversible de Güímar es imprescindible para el futuro de Tenerife”

El profesor y doctor Eladio Romero González estuvo la semana pasada en Tenerife, invitado por Fepeco, para hablar de los riesgos y oportunidades que supone el borrador del Plan de Transición Energética de Canarias (PTECAN) y su Documento Inicial Estratégico
El doctor de Ingenieria Química y Ambiental, Eladio Romero González. Fran Pallero
El doctor de Ingenieria Química y Ambiental, Eladio Romero González. Fran Pallero

El profesor y doctor Eladio Romero González, del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla, que además es abogado ambientalista, estuvo la semana pasada en Tenerife, invitado por Fepeco, para hablar de los riesgos y oportunidades que supone el borrador del Plan de Transición Energética de Canarias (PTECAN) y su Documento Inicial Estratégico, que recientemente han activado la fase de evaluación ambiental del Plan, dejando claro además la vital importancia que tendría para Tenerife la construcción de una central hidroeléctrica reversible en las viejas canteras de áridos de Güímar. “La instalación es imprescindible para poder compensar el 62% de déficit que se origina como consecuencia del desmantelamiento de los actuales grupos de Unelco y evitar las notables pérdidas de la generación eólica”, sentencia.

-¿Por qué sabe tanto un profesor sevillano de Canarias?

“Básicamente se debe a que en el año 1987 tuve la oportunidad de colaborar con el ecoplan de la isla de La Palma, que lo capitaneaba el catedrático de Ecología González Bernardez de la Universidad Complutense de Madrid, y luego en 1991 tuve la oportunidad de colaborar desde la Universidad de Sevilla con los dos macroproyectos energéticos que se trazaban entonces en Canarias que consistían nada más y nada menos que en la central de Granadilla y en la central del barranco de Tirajana, para cumplir en esos años noventa con un objetivo prioritario que había en las islas que era satisfacer la demanda y garantizar el suministro energético que entonces estaba claramente comprometido y a partir de ahí he tenido vínculos con multitud de empresas, con las dos universidades canarias, prácticamente con todos los cabildos, con bastantes ayuntamientos, además de participar en distintos foros dedicados a la docencia y la investigación”.

-Tiene usted, con 58 años, un amplísimo historial académico como ingeniero, profesor y abogado, entre otras ocupaciones.

“Yo hice el doctorado en el departamento de Ingeniería Química y Ambiental, y mi especialización está vinculada a la ingeniería ambiental, incluso como abogado, al especializarme en Derecho Ambiental, al igual que en Geografía y Antropología, y en todas esas disciplinas están vinculadas al medio ambiente, así como el máster de Criminología Ambiental”.

-Han pasado treinta años de la central de Granadilla y ya estamos hablando de una nueva transición energética para acabar con los combustibles fósiles. ¿Cuáles son los riesgos y las oportunidades en esa transición?

“A nadie se le escapa que el pacto verde europeo supone una revolución desde el punto de vista tecnológico y energético. Desde el punto de vista energético se deben hablar de los riesgos, porque siempre se debe hacer esa transición una vez esté garantizado el suministro y la demanda, y a partir de ahí podemos hablar de oportunidades, antes no. Por tanto ahí se abre una ventana de oportunidad para hacer verde la generación energética que es el objetivo a partir del acuerdo de París. En el caso de Canarias, el hecho de que en 2030 se vaya a quedar obsoleto más del 80% del parque de generación convencional, lo que se llama técnicamente de energía A, debe responder ante una situación de emergencia. Todo ese caudal se tiene que reponer con energías renovables, que tengan 0 emisiones. El problema es que no se puede satisfacer la demanda con garantía con un 80% de energías renovables, y entonces las planificaciones energéticas europeas, estatales y de autonomías lo que buscan es una energía de respaldo de categoría A que pueda considerarse de 0 emisiones. En el caso de Canarias se han considerado el bombeo, el hidrógeno verde y la geotérmica, tres energías alternativas que permiten al operador del sistema integrar dentro de la red para evitar el cero energético”.

-El Gobierno de Canarias insiste que llegaremos diez años antes que Europa, en 2040, a la total descarbonización. ¿Cree posible ese pronóstico?

“A mi me parece, desde el punto de vista político, es un enorme reto. Me consta que desde la Consejería de Transición Ecológica se ha trabajado mucho y muy bien en la redacción de los documentos sectoriales de almacenamiento energético, de hidrógeno verde, se ha hecho un esfuerzo muy importante que hace posible visualizar que en el horizonte del 2040 se pueda hablar de unas Islas Canarias descarbonizadas. El borrador del plan, que está en fase de aprobación inicial, establece dos fases, una en 2030 y otra en 2040. La pretensión de la descarbonización depende de que se pueda satisfacer la demanda con una energía capaz de actuar para evitar situaciones de riesgo. Tal y como está planteado en el borrador yo lo veo muy complicado, especialmente en algunas islas donde se va a producir un desmantelamiento de vida útil de ese 80% que tenemos ahora de energía convencional. ¿Seremos capaces de suplir en el 2030 ese 80% de energía convencional? Yo creo que no, pero por los propios argumentos que esgrime la consejería en ese documento. En Canarias se tarda de media poner en marcha una instalación de esas características unos seis años y estamos ya en puertas de 2023. Difícilmente se podrá producir esa desconexión. En ese equilibrio es donde está el problema, porque llegará el momento en que necesitamos tirar de esa energía convencional y no la tengamos. Hay que apostar primero por la seguridad, por eso no se puede eliminar esas centrales sin tener antes la certeza de la seguridad”.

-En Gran Canaria está en marcha el gran proyecto de Chira-Soria para almacenar energía verde; sin embargo, en Tenerife todavía no tenemos ningún proyecto de ese tipo, más allá de un borrador sobre una central de bombeo reversible en Güímar, aprovechando dos viejas canteras de áridos. Usted conoce ese proyecto. ¿Cuál es su opinión?

“La propia Red Eléctrica Española tiene claro que para que los números salgan, con esos 220 megavatios es imprescindible una central de bombeo reversible. En cuando al tema del emplazamiento, entiendo que sería muy conveniente que se ubicara en Güímar más allá del salto de Ifonche. Desde hace bastantes años vengo siguiendo la planificación territorial para buscar puntos en donde sea posible ese bombeo, y de Soria-Chira se lleva hablando más de quince años, en la etapa de la Unelco. En Gran Canaria va a garantizar la energía a partir de 2030 y con esa cuota de reducción de CO2 y de gases de efectos invernaderos que pretende el Gobierno de Canarias. En el caso de Tenerife no está previsto a 2030, como si está Soria-Chira, sino que está previsto un bombeo hacia 2040. Eso genera un déficit en Tenerife muy importante, porque no se puede suplir la actual energía convencional con almacenamiento distribuido ni con hidrógeno ni con geotérmica, porque la geotérmica que plantea el Gobierno de Canarias son 30 megavatios vinculados principalmente a la isla de La Palma. Con eso no salen los números para suplir a Granadilla. Por eso es tan importante el bombeo. Güímar tiene las ventajas que ha advertido Red Eléctrica y el Gobierno de Canarias y el propio Ayuntamiento de Güímar. Tiene la ventaja de tener muy cerca la conexión de la red de transporte y la cercanía al área metropolitana. Y desde mi punto de vista se genera una oportunidad extraordinaria para la regeneración y restitución de las canteras de áridos de Güímar que fueron objeto de la sentencia de la Audiencia Provincial del 28 de enero de 2016. Es una oportunidad de atender dos grandes retos con una proyección de futuro de cuarenta o cincuenta años de vida económica y social de esta isla. Una oportunidad extraordinaria. ¿Eso quiere decir que si no se pone la central en Güímar no se pueden regenerar las canteras? Lo dificulta bastante, aunque ya han empresarios que tiene proyectos de restauración que tiene planteados ante los órganos competentes. Por lo tanto tenemos que hablar de dos situaciones distintas, una es la de restauración, a la que están obligados los empresarios de esta cantera y otra cosa es la restitución del equilibrio ecológico perturbado que es lo que dice la sentencia. Son dos escenarios distintos”.

-Pero hay quienes apuntan que no se puede hacer nada mientras esas canteras sigan judicializadas, ahora con recursos en el Supremo.

“Eso es lo que está en el Supremo, la imposibilidad o no se ser inejecutable la sentencia. Desde mi punto de vista el tema es bastante simple, con todos los respetos a los operadores jurídicos que están en este asunto. Lo que está en el Supremo es si la sentencia es ejecutable la restauración in natura. Esa es la polémica que hay. Por un informe que hay de la consejería se entiende que es inejecutable y parece que hay otros informes que es ejecutable, y los afectados lo entienden así que es lo que les lleva a presentar el asunto ante el Tribunal Supremo. Yo creo que lo más conveniente, en este caso, es que lleguen a un acuerdo el Gobierno de Canarias, los empresarios afectados, el Cabildo de Tenerife a través del Consejo Insular de Aguas y el Ayuntamiento de Güímar, buscando una solución extrajudicial sentándose a hablar sobre los requerimientos que tienen cada una de las partes y ese acuerdo es perfectamente posible. Dejar pasar la oportunidad de ese bombeo, ya sea con salto desde arriba o interconectando los dos huecos de la canteras, sería una gran pérdida para Tenerife, porque estamos hablando de reducir en más de un 30% las emisiones de gases de efecto invernaderos. Sin esta central de bombeo, la descarbonización de Tenerife no será efectiva ni en 2030 ni en 2040”.

-Supongamos que en 2023 hay un acuerdo y se puede proyectar esta central de bombeo en Güímar, ¿cuánto tardaría en entrar en funcionamiento?

“Es un proyecto mucho más simple que el de Soria-Chira. El bombeo entre las dos canteras es un proyecto que podría estar terminado perfectamente antes de 2030. Esa interconexión entre las dos canteras es una obra que tiene buena parte de la misma ya hecha, con esos dos grandes hoyos que había que impermeabilizar, una adecuación imprescindible, con materiales de la propia zona, que no habría que traer de otras partes de la isla. Y además es un proyecto que supondría de facto una mejora ambiental en un terreno ahora mismo degradado, por lo que la Declaración de Impacto Ambiental se conseguiría con facilidad”.

-Para terminar, no le preocupa a usted que se esté prostituyendo la palabra sostenibilidad. Todos hablan de ella, pero pocos son los que trabajan por hacer más sostenible nuestro planeta.

“Ese es un riesgo. El hecho de que un concepto que nace en 1988 cuando la primera ministra danesa lo lleva a la cumbre de Río de Janeiro para que se implante a nivel planetario se está utilizando de mala manera, llevando a contextos impropios de donde nació. Es decir, que la sostenibilidad medioambiental lleva asociada la sostenibilidad económica y social, implícitamente. El concepto de desarrollo sostenible se representa mediante un triángulo de tres vectores, el económico tira para un lado, el medioambiental para otro y el social tira para otro lado. Lo que tenemos que buscar es que el equilibrio, el centro, lo que yo llamo la teoría del huevo frito. En ese triángulo queda ese huevo frito, que es el centro que permite el bienestar social”.

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