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Una investigación canaria demuestra que la resistina es un “factor de muerte”

Después de más de 15 años de estudio de unos 7.000 canarios en la unidad del Hospital de la Candelaria y Atención Primaria de Tenerife, se descubre la incidencia de la molécula en el riesgo cardiovascular
Una investigación canaria demuestra que la resistina es un “factor de muerte”
Durante más de 15 años un estudio con 6.600 canarios, de entre 18 y 75 años, evidenció el efecto de 11 factores de riesgo de salud tradicionales y su relación con los niveles de resistina. DA

La Unidad de Investigación del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria y Gerencia de Atención Primaria de Tenerife (Hunsc-GAP) del Servicio Canario de la Salud (SCS) confirmó que la molécula denominada resistina es un factor de riesgo de mortalidad en la población general, en especial por enfermedad cardiovascular. Un reciente artículo se publicó en la revista Scientific Reports, del grupo Nature.

El grupo de investigadores liderado por el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la ULL, Antonio Cabrera, ha publicado otros artículos sobre esta molécula, “demostrando su asociación con el síndrome coronario y los infartos de miocardio”, por lo que sugiere su “utilidad diagnóstica o incluso ser diana de las terapias contra patologías cardiovasculares”.

Para realizar este trabajo se reclutó a un grupo de casi 7.000 personas adultas a la que se denominó Cohorte CDC de Canarias (por cardiovascular, diabetes, cáncer). Consiguieron medir la resistina en la sangre de 6.636 participantes, de entre 18 y 75 años, siendo la mayor muestra de población en que se ha determinado esta molécula. Tras seguirlos durante un período de 15 años, se produjeron 447 muertes entre las personas estudiadas. Se ha comprobado ahora que “el riesgo total de mortalidad” entre los participantes con los “niveles más altos de resistina excedió en un 50% al de las personas con nivel bajo” de esta citoquina. “Sólo la diabetes, el tabaquismo y el síndrome coronario previo mostraron riesgos mayores”. Además, comprobaron que para las “muertes de causa cardiovascular el riesgo aportado por niveles altos de resistina llegó a ser superior en un 132% al de los niveles bajos”, superado solo por la diabetes y el síndrome coronario.

Aparte de la resistina, el artículo aportó otras informaciones muy interesantes, como el “efecto protector de la actividad física” sobre el riesgo de muerte o el “reducido riesgo que disfrutan las clases sociales altas”, frente a las clases más pobres.

Confirmar el riesgo
La resistina sérica es una citocina proinflamatoria que se había descrito como “un factor de riesgo asociado a mortalidad” en varios conjuntos clínicos, incluida la diabetes tipo 2, por lo que son necesarios estudios de mortalidad en la población general para conocer el riesgo de muerte asociado.

Por tanto, los investigadores canarios realizaron un seguimiento a 6.636 adultos de todas las islas en un periodo de entre 13 y 17 años obteniéndose sus niveles de resistina. En ese plazo hubo 193 muertes por cáncer, 108 por causas cardiovasculares y 146 por otros motivos.

En cuanto a los riesgos de muerte por todas las causas, se ajustó el efecto de 11 factores de riesgo tradicionales que se han relacionado con la resistina y determinantes de la mortalidad como diabetes, hipertensión, clase social o fumadores.

Corroboraron que “el riesgo de mortalidad” por todas las causas entre los participantes del estudio con los niveles más altos de resistina “siempre fue más alto” que entre aquellos con el nivel más bajo (varió cuando se ajustó la actividad física y el tabaquismo). El efecto de la resistina “fue aún mayor para la enfermedad cardiovascular”, siendo superado únicamente por padecer previamente diabetes o síndrome coronario agudo.

Estos resultados son consistentes con el efecto de la resistina sobre el riesgo de eventos cardiovasculares, que fue detectado por los autores en esta misma población en los primeros tres años y medio de seguimiento, así como por anteriores estudios en patologías como la diabetes. Por estas razones, los investigadores canarios sugieren que la resistina “podría tener utilidad diagnóstica o incluso ser diana de terapias contra la enfermedad cardiovascular”.

Entre los otros determinantes tradicionales de muerte analizados, los resultados fueron los esperados en el aumento del riesgo con la edad, el sexo masculino, el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes y el síndrome coronario. Destacó comprobar que hay un 60% menos de riesgo de fallecer entre las personas de clase social más acomodada (teniendo en cuenta la renta familiar, caracterísicas de la vivienda, nivel de educación…), efecto que no puede ser explicado por factores como estilo de vida, el tabaquismo, la dieta, la actividad física, la edad, el peso o el sexo. “Se demuestra que la pobreza conlleva a tener un mayor riesgo de muerte”.

Por último, el efecto del sobrepeso y la obesidad sobre la mortalidad se detectó al medir el índice de masa corporal y el resto de factores de riesgo ajustados como variables continuas. Confirmaron que el realizar actividad física regulaba la concentración de resistina y el metabolismo de los ácidos grasos.

Favorece la acumulación de colesterol en las arterias al ‘errar’ el hígado
La resistina fue descubierta a principios del siglo XXI como una molécula producida por los adipocitos de ratones. Sin embargo, en humanos resultó ser una citoquina proinflamatoria secretada principalmente por los macrófagos del sistema inmunitario y que, en la población general, se asocia directamente a la aparición de enfermedad coronaria e inversamente asociada a seguimiento de la dieta mediterránea y la actividad física.

Se encontró que los pacientes prematuros con enfermedad arterial coronaria exhibieron niveles séricos elevados de resistina y se sugirió un posible mecanismo por el cual podría contribuir a la aterogénesis (acumulación de lípidos en la pared arterial). Al incrementarse en el hígado la producción de colesterol LDL malo en sus células, la resistina atenúa los receptores de esa molécula en dicho órgano, provocando que el hígado tenga más dificultades para limpiar ese colesterol malo, acelerando su acumulación en las arterías y aumentando así el riesgo de afección cardíaca.

Se propuso su papel como hormona mediadora entre la diabetes y la obesidad a través de la resistencia a la insulina. Una vía inflamatoria que incluye resistina junto con otras citoquinas mejoró la predicción de muerte en diabéticos. En general, pocos individuos han sido analizados en estudios de resistina para corroborar su asociación con enfermedades. Un estudio a 600 mayores concluyó que “es un factor de riesgo de muerte”.

Cabrera: “Con un mínimo de actividad física baja la resistina y sube el nivel de colesterol ‘bueno’”

Antonio Cabrera, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública
Antonio Cabrera, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública. DA

El catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Laguna Antonio Cabrera de León impulsó hace 20 años este grupo de investigación con el propósito de reclutar a una cohorte de población y valorar la salud de los canarios.

Fue una época inicial difícil “por la falta de medios y lo fragmentado que es el territorio”, pero con “mucha cabezonería y con el 10% menos de personal” que en otros lugares a lo largo del tiempo se logró un grupo de casi 7.000 personas de las siete islas, con las que se ha ido valorando la salud de la población, publicándose unos 80 artículos.

De esta manera, fueron de los primeros en alertar de que “el 60% de la población canaria tenía sobrepeso y obesidad”. Otro estudio afirmaba que “en Canarias moríamos por infarto cuatro años antes que en otros puntos del país”, o que “la prevalencia, complicaciones y la muerte por diabetes eran mayores que el resto de España”.

Cabrera reconoce que sus alumnos de Medicina “ven la realidad de lo que se van a encontrar y ello supone una tremenda ayuda. Es algo que cuando era estudiante la Facultad no tenía ni se podía permitir, y ahora tenemos datos para darles la mejor formación posible. Salen muy centrados en los severos problemas de salud que hay con la diabetes, los infartos o la obesidad”, subrayó Cabrera.

A la par de analizar y vigilar los parámetros tradicionales de salud, los investigadores trabajaron con algunas moléculas “analizando si se convertirían en un factor de riesgo”.

La resistina tiene una relación directa con la alimentación y el sedentarismo. “En estos años hemos demostrado que la ingesta de grasas saturadas, que no son saludables, sube los niveles de resistina, al igual que el sedentarismo”.
La resistina en el humano se produce en los macrófagos. Se detectó hace 20 años y no se sabía bien su función, pero investigaciones como la nuestra confirmaron que es un factor de riesgo importante en algunas enfermedades. “Cuando hay sedentarismo comienza a producirse daños en las paredes de las arterias. Las células inmunitarias acuden y entre el mogollón de moléculas algunas son dañinas para la salud como la resistina, que acaba favoreciendo que haya infartos. También apuntamos que se le achaca la capacidad de producir ciertos cánceres”.

Por tanto, para evitar sus efectos malignos, Antonio Cabrera aseguró que “con un mínimo de actividad física, caminar por ejemplo 20 minutos varios días a la semana, baja la resistina y sube los niveles de colesterol HDL bueno. Por tanto, esa persona está mejorando enormemente su salud y protegiéndose de una mortalidad cardiovascular”.

La epidemia de la obesidad comenzó a crecer en EE.UU. y Gran Bretaña en los 80, y en los 90 en el resto de Europa y Canarias, porque “se implantó un modelo de producción industrial de la comida que conllevó a que la gente se volviera más sedentaria” y en lugares donde la población es más pobre, “se agarra a fórmulas para comer más barato y más rápido”.

Tras 20 años de estudio de 7.000 canarios, este es un artículo que tiene en cuenta la mortalidad “con todos los factores que hemos ido estudiando a lo largo de los años como el efecto del tabaco, la diabetes, la hipertensión, el máximo riesgo cuando ya han sufrido un infarto… La relevancia ha sido ratificar que la resistina es en sí un factor específico de muerte”.

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