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Lourdes e Ilenia: compañeras en el campo y madre e hija en la vida

Lourdes, de 47 años, ejemplo de que el deporte no entiende de edad ni género, e Ilenia, de 16, comparten una pasión: el fútbol. Y lo hacen en el CD Alenes. “Por el qué dirán empecé a jugar con 40. Me dije: ‘Se acabó’. Ahora disfruto junto a mi hija”
Lourdes e Ilenia: compañeras en el campo y madre e hija en la vida
Lourdes e Ilenia: compañeras en el campo y madre e hija en la vida. DA

Por Doris Carballo.| Son madre e hija fuera del campo y compañeras de equipo desde que pisan el verde. Lourdes, de 47 años, y su hija Ilenia, de 16, comparten una pasión: el fútbol. Y lo hacen en el mismo equipo, el CD Alenes, de San Juan de la Rambla. Aunque la primera desde niña tuvo el gusanillo por practicar este deporte, y no lo hizo por “el qué dirán” hasta entrar en el cuarto decenio, la segunda hace tan solo un año que se puso las botas, porque, como ella misma dice, “mi madre y mi hermano me entusiasmaron”. Divertirse y crecer juntas en el campo es lo que más repiten las dos futbolistas naturales de Benijos, en La Orotava, que, con trayectorias muy dispares, han encontrado esta temporada el sitio ideal en su actual club.

Lourdes, desde muy joven, tuvo claro que el fútbol era lo suyo. Como ella misma comenta a DIARIO DE AVISOS “siempre me ha gustado. De pequeña jugaba en la calle y en el colegio. Lo mío era el fútbol, lo que nunca me llegué a apuntar por el qué dirán”. Sin embargo, después de tantos años dejando a un lado una de sus grandes pasiones por el hecho de ser criticada por ser mujer y madre, con 40 años decidió hacer oídos sordos y dar el paso. “Me dije: ‘Se acabó’. Que la gente diga lo que quiera, yo paso de todo y hago lo que me gusta”, cuenta con una sonrisa.

Así, decidió apuntarse en el Vera, que en aquel entonces era uno de los pocos equipos femeninos que había en el norte de Tenerife. Luego fichó por el Florida, el Perdoma y el pasado curso por el Palo Blanco, con trayectorias muy dispares en cada uno de ellos, donde no terminaba de cuajar. En su actual club, el Alenes, ha recuperado la sonrisa.

Su hija Ilenia, en cambio, siempre tuvo la oportunidad de elegir. Al principio no quería vestirse de corto, sino hacer las labores de recogepelotas cuando acompañaba a su madre a los entrenamientos. “A mí no me gustaba jugar, pero la temporada pasada cuando mi madre empezó en el Palo Blanco, como quedaba cerca de casa, le dije que quería acompañarla y hasta hoy. Al final me ha enganchado”, relata.

Lourdes cuenta con emoción que no esperaba la reacción tan buena que ha tenido su hija tras seguir sus pasos: “Siento mucho orgullo cuando la veo en el campo. Nunca me imaginé verla así, con esa energía y desparpajo que tiene jugando. Me ha dejado loca”. Pero también indica que en la actualidad sufre más tensión durante los partidos: “Ahora paso más nervios en el campo, porque estoy pendiente de mí y de ella. Cuando veo que le hacen una falta o algo por el estilo, me sale el instinto protector y tengo que ir a ver cómo está”.

Una familia, la de ambas, que desde hace muchos años ha estado ligada al fútbol. “Mi hijo, que ahora tiene 27 años, comenzó a jugar desde pequeño y siempre lo acompañaba a todos lados, junto con mi marido”, relata Lourdes, quien mataba sus ganas de jugar viendo hacerlo a su hijo mayor. Pero ahora son ellos, su marido y su hijo, quienes van a apoyar a madre e hija desde la grada: “A ellos les entusiasma que ambas estemos en el mismo equipo. Lo llevan muy bien. Mi marido suele venir a ver todos los partidos y mi hijo lo hace cuando puede”.

vestuario

En cuanto a cómo se vive su parentesco dentro de la caseta, tanto Lourdes, que juega de interior, como Ilenia, central, reconvertida este curso en mediapunta, tienen claro que son una más. Como indica la primera, “en el vestuario nos miramos como compañeras. Dentro somos Lourdes e Ilenia. Mami es fuera del campo. Y eso lo ven las demás. Somos una piña en el equipo”.

Ilenia, por su parte, recalca que están totalmente integradas: “Hay bastante unión y eso hace que estemos muy cómodas, que aprendamos más y, sobre todo, que nos divirtamos en el campo”.

piques en el campo

Los piques entre ambas no faltan sobre el verde y ese buen rollo se lo traspasan al resto de jugadoras. Lourdes explica entre risas que no quiere que su hija le gane en ningún juego en los entrenamientos, por lo que utiliza estrategias para conseguirlo: “Como ella corre más que yo, cuando me pasa en un sprint, suelo agarrarla para que no lo haga. Tenemos muchos piques”.

Ilenia, que es consciente de sus cualidades en el terreno de juego, contesta entre risas que su madre “en ocasiones es un poco tramposa. Nos picamos por todo y sí es verdad que a veces cuando la voy a ganar me mete alguna patadita o intenta tirarme al suelo para que no avance. Aunque yo no me quedo atrás, porque cuando puedo la empujo o la agarro por la camisa para que no termine bien las jugadas. La verdad es que nos divertimos mucho juntas”.

palabra de entrenador

El entrenador de ambas, Sergio Alejo, que dirige desde su fundación al CD Alenes, indica que Lourdes es el mejor ejemplo de que “el balón no entiende de edades, sino de actitud e ilusión”. No le da importancia al hecho de que madre e hija compartan vestuario, dado que para él “son dos jugadoras más. En el caso de Lourdes, junto con otras compañeras veteranas, es el espejo donde se tienen que mirar todas las jóvenes, por las ganas, ilusión y actitud en todo momento, pero, sobre todo, por el compromiso. Esto hace que las compañeras con menos edad no bajen la guardia”.

El preparador resalta que la premisa del club que entrena es “disfrutar del fútbol y de los valores que rodean a este deporte. Todas suman, cada una con sus defectos y virtudes. En este caso, el resto de jugadoras no miran a Lourdes y a Ilenia como madre e hija, sino como dos compañeras más del equipo”.

“Que una madre y una hija compartan la misma ilusión y ganas por hacer lo que les gusta es maravilloso. Creo que somos uno de los pocos clubes que vive esta situación. Con esto, Lourdes demuestra a muchas madres y padres que el deporte no tiene edad ni género, e Ilenia le enseña a la juventud que se puede disfrutar del deporte en familia”, sentencia Sergio Alejo.

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