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El temporal olvidado que sacudió Canarias

La tormenta subtropical que tuvo lugar el 14 de diciembre de 1975 dejó a las Islas parcialmente incomunicadas y a oscuras durante horas. Algunos ciudadanos, alarmados, abandonaron sus viviendas por miedo a que se derrumbaran
El temporal olvidado que sacudió Canarias
Vecinos de Gáldar, en Gran Canaria, retiran un tronco de grandes dimensiones de una carretera. Fotografía publicada en 'El Eco de Canarias' el 16 de diciembre de 1975

Este miércoles se cumplen 47 años del temporal sin precedentes que provocó cuantiosos daños en infraestructuras y cultivos en Canarias. El viento fue el actor principal de una tormenta subtropical con rachas superiores a los 200 kilómetros por hora en Izaña. Una cifra solo comparable a la que dejó en la misma estación el Delta (248 km/h), en noviembre de 2005, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). La noche del domingo, 14 de diciembre de 1975, las Islas quedaron parcialmente incomunicadas y a oscuras durante horas.

En La Palma, el cielo empezó a encapotarse por la mañana, cuando cayeron las primeras precipitaciones. En un primer momento, los trabajadores del campo agradecieron la lluvia, debido a la acuciante falta de agua en la Isla. Sin embargo, a medida que avanzaba la jornada, la intensidad del viento se incrementó, hasta tal punto que desgajó árboles, arrasó sembrados y causó destrozos en viviendas. Las instalaciones eléctricas también se vieron afectadas, dejando sin luz a prácticamente todos los vecinos de la Isla Bonita.

Los barcos de pesca fondeados en las costas palmeras también acusaron las embestidas del viento, pues muchos de ellos quedaron absolutamente destrozados, según informó Diario de Avisos en su edición del 16 de diciembre de 1975. Las pérdidas fueron tales, que la Caja de Ahorros Insular de La Palma ofreció prestamos especiales a los afectados.

Anuncio de la Caja de Ahorros de La Palma, publicado en el Diario de Avisos, en la edición del 16 de diciembre de 1975. DA

Los edificios vibraban en Ofra

El fuerte temporal se dejó sentir por la tarde en la isla de Tenerife. En Santa Cruz, vecinos del barrio de Ofra notaron como sus casas vibraban y, por ello, algunos decidieron refugiarse en los zaguanes hasta que amainara el temporal.

“Yo soy de Ofra, vivía en un piso 12 y tuvimos que irnos de casa; de esta me acuerdo perfectamente”, comentaba al respecto Candelaria, una usuaria de Facebook, en una publicación del perfil Efemérides Meteorológicas de Canarias.

A unos seis kilómetros de distancia de este barrio, concretamente en la entonces denominada Rambla del General Franco, la virulencia del vendaval arrancó árboles y bancos, y derribó una pared en los alrededores del Colegio de Arquitectos, cuyos restos acabaron sobre los vehículos que estaban estacionados en la calle, recuerda en su crónica de los hechos ‘El Eco de Canarias’.

También cayeron muros en otros enclaves de la capital tinerfeña, como en la calle Hernández Alfonso, y se procedió a cortar el tráfico en las calles céntricas de la ciudad.

Según la Aemet, Santa Cruz tuvo ese día rachas que alcanzaron los 162 kilómetros por hora, mientras que en Los Rodeos, en La Laguna, se registraron máximas de hasta 139 km/h.

Según indican los recortes de la prensa de aquella época, las plantaciones de tomate situadas en el Sur de la Isla, sobre todo en la Villa de Arico, fueron las que más sufrieron las inclemencias del tiempo.

La tormenta subtropical de diciembre de 1975 afectó también a embarcaciones de grandes dimensiones, como el imponente buque “Frank País”, que aquel día estaba atracado en el Muelle de la Ribera, en el puerto de Santa Cruz. Y es que, tras quedar a la deriva, existía el riesgo de que colisionara con otros barcos o el propio muelle. Finalmente, se logró amarrar de nuevo, por lo que todo quedó en un susto, apunta ‘El Eco de Canarias’.

El ‘Eco de Canarias’ fue uno de los periódicos que cubrió el temporal de 1975. DA.

La población grancanaria también se alarmó ante el vendaval, sobre todo los vecinos de los municipios situados en el noroeste de la Isla. En su crónica, el citado medio local indicaba que las calles, igual que las carreteras, estaban desiertas. Algunas quedaron obstaculizadas por la caída de árboles de grandes dimensiones en las vías, lo que obligó a cortar el tráfico en tramos como el de Gáldar.

‘El Eco de Canarias’ destaca la implicación de numerosos ciudadanos que no dudaron en echar una mano a los guardias civiles y policías municipales que trataban en retirar los obstáculos de las carreteras. Además, en esta zona de la Isla también se produjeron daños en viviendas, con numerosas puertas y ventanas rotas.

Majoreros y conejeros sufrieron de igual manera las embestidas de un viento que soplaba con mayor virulencia a medida que avanzaba el día, si bien el sol brillaba a primeras horas del día. Los incidentes más reseñables en Lanzarote y Fuerteventura se dieron en sus plantaciones tomateras, las cuales quedaron gravemente afectadas, y también en el mar, donde al menos dos yates se hundieron.

El vendaval que sacudió el Archipiélago el 14 de diciembre de 1975 no dejó fallecidos ni heridos graves, pero algunas personas tuvieron que ser atendidas por dolencias leves. Sin duda, la peor parte se la llevaron los agricultores, quienes vieron cómo en cuestión de horas el viento se llevaba por delante su medio de vida.

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