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Bruno, tinerfeño afincado en China, se reencontrará con su familia después de tres años: “Hay que vivir más intensamente”

El isleño de 36 años reconoce que lo primero que hará al aterrizar en la Isla este próximo mes de marzo será "visitar a mis abuelos en el cementerio porque no pude estar para despedirme"
Bruno, tinerfeño afincado en China, se reencontrará con su familia después de tres años
El tinerfeño lleva casi un década residiendo en Shanghái, donde trabaja como arquitecto. | DA

Bruno ya tiene fecha para su visita a Tenerife. Después de tres años de política cero-COVID en China, donde trabaja como arquitecto desde hace años, el país decidió relajar sus restricciones y abrir sus fronteras a principios de 2023. El deshago de una dinámica que incluía pruebas frecuentes, limitación de movimientos o bloqueos masivos convirtieron al régimen en uno de los más estrictos del mundo desde que la pandemia de coronavirus irrumpiera en el planeta.

El tinerfeño de 36 años, originario del municipio San Juan de la Rambla, declara en una entrevista telefónica concedida a DIARIO DE AVISOS que ha llegado a normalizar una vida con cierto control sanitario, exceptuando el caos originado durante los primeros meses: “Teníamos que pedir la comida a domicilio, pero era carísima y a veces no la recibíamos; afortunadamente, nosotros nos aprovisionamos bien y no tuvimos muchos problemas”. Admite que lo peor fueron las cuarentenas porque “estuvimos dos meses sin poder salir de casa”.

En Shanghái, que es la ciudad donde reside Bruno, los servicios funcionan con un código QR que cambia de color -verde, amarillo o rojo- en función del historial del ciudadano, advirtiendo sobre un posible contacto con casos confirmados de COVID-19. Sin embargo, los protocolos ante un contagio han sido modificado en diversas ocasiones a lo largo del tiempo.

“Al principio, si eras positivo, venían a buscarte a casa con una pequeña guagua para trasladarte a una habitación de hotel, donde pasabas dos semanas de cuarentena: realizaban un test todos los días a las 5.00 horas y distribuían las comidas”. Ahora, en cambio, las autoridades exigen un confinamiento en el domicilio hasta que se recupere el afectado, que es controlado mediante el citado código. “Aparece en rojo e impide utilizar los servicios esenciales, como coger el metro, un taxi o entrar al supermercado”, agrega.

Bruno, tinerfeño afincado en China, se reencontrará con su familia después de tres años

Con respecto a esta última práctica habitual, el entrevistado rememora con indignación un episodio que sufrió, calificándolo de “abusivo”: “Durante un descanso en el trabajo, compré unos chocolates en un supermercado; ese mismo día una persona contagiada de coronavirus había accedido al establecimiento, por lo que nos encerraron a todos en un hotel durante 15 días sin haber contraído el virus”. De hecho, Bruno estuvo enfermo de coronavirus hace apenas un mes y, por suerte, las medidas ya no eran tan tajantes.

Aunque lo que verdaderamente ilusiona estos días al isleño afincado en China es reencontrarse con su familia, a la que vio por última vez durante la Navidad del 2020. Al ser preguntado por lo primero que piensa hacer al aterrizar en la Isla, cuenta con cierta emoción que “visitaré a mis abuelos en el cementerio, ya que fallecieron el año pasado y no pude estar para despedirme”. Por lo demás, “quedaré con muchos amigos y planearemos una chuletada”.

Bruno reconoce que numerosos canarios han optado por dejar el país asiático desde que se declaró la pandemia y vaticina que este año otros tantos regresaran a sus localidades de origen. Él, de momento, ha formado su hogar en la costa central china, a la que regresará tras su mes de visita por el Archipiélago.

Parece que el tinerfeño comienza a desempolvar muchos de los planes que tenía previstos antes del fatídico marzo de 2020, como recorrer Japón. Precisamente, durante esta charla se encontraba de viaje para celebrar el Año Nuevo chino. Y es que después de vivir en una sociedad con políticas de cero-COVID, Bruno lo tiene claro: “Hay que vivir más intensamente, ya que nunca se sabe lo que puede pasar; solo importa el aquí y el ahora, y mañana ya se verá”.

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