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Miguel Brito: el pionero que trajo el invento de los Lumière a Canarias hace 125 años

El 13 de febrero de 1898, el polifacético palmero inauguró un cinematógrafo en la capital tinerfeña, y el 19 de marzo organizó una exhibición oficial en el actual Teatro Guimerá
Miguel Brito, en su estudio de La Palma, junto a un fonógrafo. / DA

Fotógrafo, proyeccionista, cineasta, escritor y poeta, actor y tramoyista, inventor… Incluso fotoperiodista en DIARIO DE AVISOS. Miguel Brito (Santa Cruz de La Palma, 1876-Santa Cruz de Tenerife, 1972) no deja de despertar interés en aquellas personas que han tenido la oportunidad de acercarse a su figura. Tan heterogénea, polifacética, bohemia, cosmopolita.

Este es el caso de Isauro Abreu García-Panasco, que ha dedicado mucho tiempo y empeño a difundir y poner en valor a este pionero del cine en Canarias. “Tuve la suerte de ser vecino de él en la Rambla de Pulido de Santa Cruz de Tenerife. Me enseñó a leer y escribir, me enseñó fotografía y cine, también a recitar poesía… Era una personalidad con un montón de inquietudes”, subraya en una charla con este periódico.

Mañana lunes se cumplen 125 años de la primera proyección de cine en Santa Cruz de Tenerife. El 13 de febrero de 1898 cayó en domingo. Ese día, Miguel Brito inaugura un cinematógrafo Lumière en el salón de variedades El Electrón, en los bajos del Círculo Mercantil, el edificio ideado por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado, donde hoy se encuentra la sede de la Cámara de Comercio.

Tarjeta postal conmemorativa de los 115 años de la llegada del cine. / DA

Isauro Abreu detalla que esta primera exhibición del invento de los Lumière, apenas tres años después de la primigenia en París, estuvo conformada por tres secciones, donde se alternaban las escenas dramáticas y las humorísticas, y un cuarteto de músicos amenizaba los intermedios. En esa sesión dominical, explica Abreu, y para ello menciona la reseña aparecida en el periódico La Opinión en su edición del 15 de febrero de ese año, fueron muy celebradas las que presentaban Los siete pasos de la Pasión de Jesús y la Noche Toledana. El día 18 se exhibieron otras piezas, entre las que figuraron La llegada del tren y Escuela de equitación. Fue todo un acontecimiento.

Sin embargo, la puesta de largo del cinematógrafo, la oficial, se produjo el 19 de marzo en el Teatro Guimerá de la capital tinerfeña, entonces conocido como Teatro Municipal. Más concretamente, en su vestíbulo.

CONMEMORACIÓN

En ese tiempo, el recinto no contaba con energía eléctrica. Hacia unos meses que Brito había solicitado su instalación para poder presentar allí el sorprendente invento del cinematógrafo, pero no fue hasta ese día cuando la electricidad llegó por primera vez al teatro. No obstante, tras autorizarle a instalarla provisionalmente en el edificio, el Ayuntamiento se cubrió las espaldas, “para responder de los desperfectos que puedan ocasionarse”, exigiéndole una fianza de 200 pesetas de la época. Un dineral. Este es el motivo por el que Isauro Abreu y otras muchas personas que reivindican la figura de Miguel Brito solicitan que en el Guimerá se ubique una placa conmemorativa.

De hecho, la iniciativa popular -de diversas entidades y particulares-, canalizada a través del entonces concejal en el Ayuntamiento capitalino José Vicente González Bethencourt y aprobada por unanimidad en 1999, hizo posible que desde 2002 la ciudad cuente con una calle Cineasta Miguel Brito Rodríguez, entre las avenidas de Madrid y Reyes Católicos, junto al Parque de La Granja.

Tras un viaje a Cuba siendo muy joven, donde permaneció una larga temporada con los empresarios Hermanos Corominas, Miguel Brito trajo a Canarias el kinetoscopio, el fonógrafo, diversa tecnología médica puntera en la época y el citado cinematógrafo. El fonógrafo, por ejemplo, lo presentó en las Fiestas del Cristo de La Laguna y en su isla natal, en la Bajada de la Virgen de las Nieves, en 1895. Algo similar ocurrió con el kinetoscopio y el cinematógrafo, con el que, también en 1898, ofrecería proyecciones en La Palma.

Pero, como se ha dicho, la figura de Miguel Brito es poliédrica. En 1900, la regente María Cristina le otorgó el título de Fotógrafo de la Casa Real. Seis años más tarde cubriría la visita del rey Alfonso XIII a Canarias.

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