carnaval santa cruz 2023

Multitudinario Entierro de la Sardina pese a la amenaza de lluvia

Miles de viudos y viudas acuden al sepelio carnavalero que marca el inicio del ‘sprint’ final de la gran fiesta chicharrera
Multitudinario Entierro de la Sardina pese a la amenaza de lluvia
Multitudinario Entierro de la Sardina pese a la amenaza de lluvia. Fran Pallero

Los llantos, los velos, el encaje y los ligueros se apoderaron en la noche de ayer de Santa Cruz, en uno de los actos más tradicionales del Carnaval, el entierro de la Sardina, que marcó el ecuador de la fiesta en esta edición. La marcha fúnebre, que partió desde la Calle Juan Pablo II, tuvo que lidiar con la llovizna, que horas antes de su inicio amenazó a los más carnavaleros con suspender la quema del chicharro, diseñado en esta edición del Carnaval de Nueva York por Elena González, hija de Enrique González, y elaborada por el taller Dos Manos, con Patricia Vara a la cabeza. El mal tiempo y lo multitudinario que fue el primer fin de semana de Carnaval hacían pensar que la noche no brillaría por la afluencia de público, pero nada más lejos de la realidad, puesto que, aunque en el punto de partida, Juan Pablo II, no se congregó mucho público, a su paso por Weyler ya eran miles las personas que lloraban desconsoladas por la pobre Sardina. Los más fieles a la cita no fallaron, y dispuestos a divertirse en una de las noches más cómicas del carnaval, acudieron perfectamente ataviados a la ocasión con un riguroso luto.

Eran las 21.30 horas y cientos de viudas y curas se congregaban ya en el inicio del desfile tomando algo en los bares aledaños y preparando los pañuelos para llorar a la sardina más yanqui que ha tenido Santa Cruz. Con un aspecto completamente neoyorquino, se presentó la difunta flanqueada, como es habitual, por la NiFú NiFá, ante los ojos de los participantes y personas que se congregaron en las aceras del recorrido para acompañarla hasta la Avenida Marítima, donde se quemó sobre la doce de la noche.

La bandera de Tenerife y la de Estados Unidos compartieron el protagonismo con la denominada yanktete, nombre que se podía leer en la pelota de béisbol que se colocó a la derecha del chicharro, que lució en esta ocasión un bonito disfraz de la Estatua de la Libertad. Una bolsa con dólares, que llevaban la cara de Pepe Benavente, Manolo Vieira, Celia Cruz y miembros del equipo que confeccionó la pieza, recordaron la tradición e importancia que este evento carnavalero ha tenido en la historia de la fiesta.

En los momentos previos al comienzo del Entierro de la Sardina, que partió puntual a las 22.00 horas, en el ambiente se respiraban ganas de fiesta, recorrido que comenzó con la canción Santa Cruz en Carnaval cantada por Pepe Benavente y el Morocho. Un riguroso luto se vivía por toda la ciudad mientras que el murmullo ensordecedor de los participantes se hacía notar. De fondo, los altavoces de los kioskos y bares cercanos invitaban al baile una noche más, siendo la previa perfecta para los que seguirían la noche tras la quema.

En la comitiva podía distinguirse a Diablos Locos con su disfraz de enterradores, que apunta a convertirse en un clásico, pero también El sombrero loco y varios personajes y caras conocidas del carnaval que no quisieron dejar sola a la Sardina en un recorrido en el que la tristeza y la alegría se daban paso constantemente.

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