Más de 20.000 musulmanes que residen en el sur de Tenerife, donde se asienta la mayoría de la comunidad en la Isla, celebran desde ayer el Ramadán, el mes sagrado de la religión islámica y uno de los cinco pilares del Islam, en el que los adultos sanos se abstienen de comer, beber, fumar, mantener relaciones sexuales o cometer cualquier acto considerado inmoral desde la salida a la puesta de sol.
El Sur, donde se concentra la gran mayoría de las mezquitas de la Isla, vive con especial intensidad el Ramadán, sobre todo en lugares como San Isidro (Granadilla), El Fraile y Los Cristianos (Arona), por el alto número de musulmanes que residen en estas localidades.
Además de la abstinencia, la comunidad musulmana aumentará el tiempo dedicado a la oración y a realizar actividades caritativas hasta el próximo 21 de abril, fecha en la que finalizará el período marcado por la “misericordia, caridad y perdón”. Mientras dure el Ramadán, los musulmanes toman un copioso desayuno, denominado Suhoor, y no vuelven a ingerir alimentos hasta el Iftar, como se llama la cena que se ingiere tras la puesta de sol.
Musulmanes contactados por este periódico subrayaron los beneficios que aporta el Ramadán tanto a nivel social como en la salud individual. “Cuando no comes durante el día sientes el hambre de los pobres, te pones en su lugar y eso aumenta la voluntad de ayudar”, manifestaron.
Según establece la religión islámica, el ayuno es un deber del musulmán adulto, sano de juicio, saludable y que no esté viajando. Los menores de edad no están obligados a ayunar, aunque algunos musulmanes aconsejan su práctica a esas edades.
La finalización del Ramadán dará paso a la celebración del Eid al-Fitr (Fiesta del Fin del Ayuno), en la que se elaboran platos tradicionales para compartir con familiares y allegados, se reparten regalos, se usa ropa nueva y se decoran las casas. Es una de las grandes celebraciones del año musulmán junto a la fiesta del Sacrificio del Cordero (Eid Al-Adaa), que coincide con la peregrinación a La Meca.