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La lucha de Aurelio, con parálisis cerebral, para que eliminen las barreras en el barrio de El Toscal

Este vecino con discapacidad que vive en el centro de Santa Cruz reclama sin éxito desde 2017 un rebaje de aceras entre las calles Santiago y San Martín para no tener que circular por medio de la calzada con su silla de ruedas
Aurelio Fleitas por la acera que le lleva hasta su casa en la calle Santiago. / Fran Pallero
Aurelio Fleitas por la acera que le lleva hasta su casa en la calle Santiago. / Fran Pallero

Aurelio Fleitas lleva toda su vida viviendo en El Toscal. Su parálisis cerebral no le impidió estudiar, ir a la universidad y convertirse en funcionario. Nada lo ha frenado en su vida, ni siquiera la silla de ruedas que lo ayuda a desplazarse desde hace años. Lo único que le pone freno a su autonomía es la falta de accesibilidad en su entorno más inmediato. Que El Toscal tiene un problema grave de movilidad y de accesibilidad no es nuevo, pero que Aurelio lleve desde 2017 esperando por un rebaje de acera que le facilite la entrada y salida de su casa, en la calle Santiago, es del todo inaceptable. “Desde 2017 llevamos batallando con distintos servicios y no hemos obtenido respuesta”, lamenta la hermana de Aurelio, Margarita, quien relata con indignación contenida cómo su hermano “ha volcado” en varias ocasiones en la esquina de Santiago con la calle San Antonio, porque es el único punto en el que la acera tiene un rebaje que le permite subir su silla a la senda que lo devolverá a su casa.

DIARIO DE AVISOS fue testigo de cómo Aurelio sale de su casa con ayuda, algo que hasta hace poco no necesitaba, pero una reciente operación, y las caídas con la silla, le han llevado a tomar la decisión de llevar compañía durante un tiempo.

Una vez en la calzada, porque el ancho de las aceras hace imposible que vaya por ellas, circula como si de un vehículo más se tratara, “arriesgándose a que la Policía Local lo multe, porque no puede ir por la carretera”, explica Margarita, quien detalla que “solo la calle La Rosa y la de Méndez Núñez tienen rebajes en los pasos de peatones, y suficiente ancho para que pueda circular, pero la manzana que está en medio no tiene ningún rebaje”. “Mi hermano tiene que ir por la mitad de la carretera para trasladarse hasta La Rosa o hasta Méndez Núñez, no le queda de otra”, añade.

Aurelio llega a La Rosa y avanza por la calzada, mientras que su hermana indica cómo los distintos obstáculos en la acera impiden que vaya por ellas. Señala una moto que invade con su chasis parte de la acera más ancha, o cómo los báculos de las señales de tráfico, o los espejos de los coches en las partes más estrechas, convierten la movilidad de Aurelio en una odisea.

Margarita indica que en 2017 se dirigieron a la Gerencia de Urbanismo y “allí nos dijeron que eso lo llevaba Tráfico, y allá que nos fuimos. Presentamos la solicitud para el paso de peatones y el rebaje, y más de un año después nos dijeron que no podían hacer nada, porque El Toscal no cumplía con las características necesarias para esa actuación, que las aceras eran estrechas, la calles con mucha pendiente y que teníamos que esperar al Plan de El Toscal, y mientras mi hermano solo tiene un acceso en la esquina de San Antonio”.

“La última promesa fue en noviembre -continúa Margarita-, cuando la concejala de Movilidad (Evelyn Alonso) vino a vernos y a comprobar en persona las dificultades que tiene mi hermano. Nos dijeron que en cuatro meses tendríamos el proyecto. Han pasado seis meses y no sabemos nada”.

Aurelio interviene para añadir que, además de decirles que autorizarían la actuación y le pasarían el expediente a Servicios Públicos para que actuara, la edil se comprometió a hacer una pequeña actuación urgente para que pudiera bajar de la acera con seguridad junto a su casa.

Hasta esa visita, “la excusa que nos daban era que el Plan Especial de El Toscal no estaba aprobado, pero ya lo está, y mi hermano no se merece más esperas, máxime ahora que vuelven a cambiar los concejales después de las elecciones, y mucho nos tememos que tengamos que volver a empezar el recorrido por todos los servicios”, critica Margarita, que asegura que la falta de coordinación entre departamentos la ha obligado a tener que reenviar los escritos en más de una ocasión, porque de un área a otra se extravían las respuestas.

Único rebaje

La silla de ruedas de Aurelio gira de nuevo hacia San Martín para acercarse hasta el rebaje, el único existente en los alrededores de su casa, en el cruce con Santiago. Allí inicia la operación de mayor riesgo, y que le ha llevado a volcar en más de una ocasión, teniendo que ser socorrido por los vecinos. En un espacio de poco más de un metro, Aurelio debe subir su silla a la acera, girarla y colocarla en dirección a su casa. Una maniobra que le lleva varios minutos y en la que las ruedas de su silla se llegan a despegar del suelo en varias ocasiones.

Una vez sobre la acera, inicia la vuelta a casa. “Si se encuentra con otra persona que también vaya en silla de ruedas, como su vecina, o con un carrito de bebé, o una persona con muletas, la pregunta es quién se da la vuelta, porque ambos no caben”, detalla Margarita.

Aurelio apunta que el último movimiento que han realizado ha sido el de pedir una reunión con el alcalde (José Manuel Bermúdez), pero no ha sido posible. “Nos han vuelto a derivar a otro servicio”, concluye resignado.

Desde el Ayuntamiento de Santa Cruz, el área de Accesibilidad, a la que aún no ha llegado el informe de la de Movilidad, indica que la solución a El Toscal en general es complicada y que, aunque es difícil de explicar, solucionar este tipo de problemas es mucho más complejo que un rebaje. “En este caso, con las aceras tan estrechas, efectivamente es necesario hacer un paso de peatones elevado, que permita la movilidad sin tener que bajar de la acera”, explica el concejal del área, Javier Rivero. Además, apunta que “hemos comenzado a realizar itinerarios accesibles personalizados en la ciudad, con personas que se dirigen a nosotros para que adaptemos su entorno”. Por eso, comenta, “el caso de Aurelio sería susceptible de hacer ese estudio para adaptar un itinerario a sus condiciones”.

Y es que la obra en cuestión supone, indica el edil, no solo que se haga un paso de peatones, sino también debe ir acompañado de un sistema de pluviales que recoja el agua de lluvia, puesto que, al estar en pendiente la calle, podría generarse un problemas de acumulación de aguas. “Es necesario la redacción de un proyecto desde el área de Servicios Públicos, que sería el encargado de ejecutarlo”, añade Rivero.

Desde Servicios Públicos, Carlos Tarife, también concejal del Distrito Salud-La Salle, apunta que, en cuanto tenga el informe de Movilidad justificando la necesidad del paso de peatones que ahora no existe, se podrá proceder a ejecutar la obra con la empresa de mantenimiento.

“Si mi hermano se cae y pasa una desgracia, ¿a quién echamos la culpa?”

El Plan Especial de El Toscal entró en vigor el pasado mes de febrero. Ayer mismo, el BOE publicaba los últimos pasos administrativos, con el informe de las alegaciones que habían sido admitidas y rechazadas. Una aprobación que para la familia Fleitas no tiene especial significación, porque “llevamos 40 años con promesas sobre El Toscal, y cada vez que llega un Gobierno nuevo, cambian lo que quieren hacer, y no hay manera de que acometan los cambios que son necesarios”, critica Margarita. “Ahora está aprobado, pero falta dinero, las expropiaciones, la construcción de aparcamientos, pero mientras todo eso llega, no podemos estar de brazos cruzados. Si mi hermano se cae y pasa una desgracia ¿a quién culpamos?”, reflexiona la hermana de Aurelio, mientras que él tiene que ser ayudado para entrar de nuevo en su casa.

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