José Luis Mateo López es uno de nuestros canarios ilustres, que dedicó su vida a la investigación y a los estudios químicos, principalmente a los plásticos. Nos encontramos en su estudio de Madrid, desde donde sigue dando ejemplo de canariedad y de amor a su tierra. Su patria chica es La Palma, pues nació en la capital, en Santa Cruz. Realizó el bachiller en el Instituto de aquella ciudad y más tarde estudió en La Laguna, en la Facultad de Ciencias Químicas. Allí obtuvo su licenciatura y su doctorado. Mientras hablamos, recuerda con nostalgia la calle Real y la plaza del Ayuntamiento. Vivía muy cerca de allí y se reunía con los amigos. El barco de la Virgen de Las Nieves y la fiesta de la Bajada. Desde Madrid lo ve todo tan lejos, la Facultad, que estaba en la calle de San Agustín, y me habla de aquellos cinco años de estudios en colegios mayores. La calle de La Carrera y el Paseo Largo, lleno de palmeras y el Teatro Leal. Me dice que lo ve como si fuera una nebulosa, lo que le motivó en la vida para sus estudios de investigación a través de las universidades y laboratorios del mundo. Me habla de tantos recuerdos palmeros y laguneros. En Madrid formó su familia, y allí se encuentra su núcleo de seres queridos. En Santa Cruz de Tenerife vive un hermano, también químico, Carmelo Mateo: “Éramos tres y nuestros destinos eran las ciencias y la investigación. En Santa Cruz de La Palma mi madre ejerció su carrera de magisterio”, me explica.
-¿Cómo ha sido tú vida de investigador?
“Mi vida ha sido apasionante. Le decía alguna vez a un entrevistador, que te llega a emborrachar, pensando siempre en el resultado y en la aportación que vas a dar a la ciencia. Fui presidente de la Asociación de Personal Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, allá por los años setenta. Se consiguieron cosas a nivel de investigador muy importantes en mi vida, en actividades diversas vinculadas con la carrera. Mis vivencias como profesional comienzan a finales de 1955, cuando me incorporo como becario al Departamento de Plásticos del Instituto Alonso Barba de Química Orgánica del Patronato de Investigaciones Científicas Juan de la Cierva. Todo esto después de la terminación de la carrera. El Instituto pasó a ser de Plásticos y Caucho. Mas tarde, de Ciencia y Tecnología de Polímeros. Allí trabajé con mucha ilusión. El profesor Staudinger, de Alemania, estableció el concepto de macromolécula y de polímero en los que trabajé. A este profesor le concedieron el Premio Nobel de Química. Visitó nuestro Instituto y el Departamento. Nosotros estábamos muy orgullosos. Mi trabajo ha estado dividido en dos etapas, una en Estados Unidos y otra en España, siempre referida a los polímeros”.
-¿Era importante para un científico, el poder trabajar en el extranjero, en algunas de las universidades famosas para la formación de científicos españoles?
“Estuve en materiales de Brooklyn Polytecnic Institute de Nueva York, uno de los centros más prestigiosos en el campo de la ciencia y tecnología de materiales poliméricos. Las investigaciones que desarrollé se publicaron en la revista Journal Polymer Science. Me quedó un buen recuerdo de mi estancia y de los trabajos que desarrollé”.
-En tu vida de científico obtendrías algún premio importante, dado tus estudios de los polímeros… Cuéntame.
“En 1973, recibí el Premio Individual de Investigación Técnica, por el trabajo titulado Acroleína, material base para la síntesis de nuevos compuestos macromoleculares de interés técnico. En la década de los setenta recibí dos distinciones importantes, el título de Consejero Nacional de Educación, en 1972, y Colegiado Distinguido del Colegio Oficial de Químicos de Madrid. Obtuve la Medalla de Plata de la Asociación de Investigación Técnica de la Industria Papelera. y el Premio Especial del XXXVII Congreso Internacional de Químicos de Madrid en 1979”.
-Con tus investigaciones sobre los polímeros habrás asistido a importantes congresos en el extranjero.
“Sí claro. Estuve tres meses en el Technische Hogeschool de Delft, realizando trabajos de investigación en el Departamento de Ingeniería Química sobre la policondensación de glicilaldehido, y otra de tres meses en Milán en el centro de investigación de la empresa Montecatini sobre catálisis Ziegler-Natta, dirigido por el Premio Nobel Profesor Natta. He dirigido 14 tesis doctorales en la Universidad de Madrid. Impartido numerosas conferencias sobre la investigación de mi especialidad y he asistidos a congresos internacionales sobre estos temas”.
Este es José Luis Mateo López, un palmero ilustre y universal, un sabio de la química que realizó sus estudios en La Laguna, trabajó en EE.UU. y hoy vive en Madrid, sumido en sus recuerdos de investigador y de su añorada isla bonita, donde vivió su juventud en una querida familia con sus padres y tres hermanos. Las idas y venidas de su profesión como científico hicieron que al final anclara en Madrid, donde vive disfrutando de sus logros profesionales, lejos de su tierra y de sus veraneos en Las Breñas, pero con La Palma siempre en el corazón.