¿Cómo llegó un oso del océano Ártico al patio de un colegio de Tenerife? Esto mismo es lo que tratará de explicar el alumnado del CEIP Tíncer, que en los próximos días estrenarán una escultura de ese mamífero realizada por estudiantes de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez. La figura representa a un oso sentado sobre un trozo de hielo y servirá como ‘excusa’ para generar debates en torno al cambio climático con niños de 3 a 12 años.
Alexis Izquierdo, profesor del Ciclo Formativo de Grado Superior de Técnicas Escultóricas de esta escuela artística, cuenta a DIARIO DE AVISOS el proceso por el que se ha llevado a cabo la pieza que la próxima semana será entregada al colegio tinerfeño: “La directora del CEIP Tíncer se entrevistó con nuestra directora y le pidió un trabajo tridimensional para ponerlo en el patio. Tras acordar que cubrirían los gastos de los materiales y el traslado de la obra, iniciamos el proceso creativo, que fue muy divertido y colaborativo desde el principio“.
A través de una lluvia de ideas, los futuros escultores decidieron que la mejor opción era elaborar un oso polar, ya que buscaban “algo grande y masivo pero no demasiado alto para que no fuera peligroso ya que Tíncer es una zona ventosa”. Tras esto, se hizo un concurso de maquetas y las directoras eligieron la opción definitiva: un oso sentado sobre una placa de hielo que porta un remo largo de piragua en sus manos, lo que representa que el animal está remando hacia un nuevo hábitat debido a la situación de emergencia climática que atraviesa el suyo.
El oso se encuentra ya sentado en el patio del CEIP Tíncer, concretamente sobre un asfalto que ha sido pintado de azul para representar el deshielo. Además, para la estructura del oso se usó corcho blanco pegado y tallado, un trabajo arduo que comenzó durante el curso pasado y culminó el pasado enero: “Estuvimos desde septiembre de 2021 tallando hasta dar con la forma definitiva y luego llevamos las partes de la estructura al colegio, donde lo anclamos al suelo”.
Una vez en Tíncer, el alumnado de la escuela artística forró el oso y, con un mortero escultórico, le dio la textura del pelaje. Para que la estructura resista a la intemperie así como a los golpes que puedan darle los niños se le dio un largo tiempo de secado a las capas y un grosor considerable. La escultura mide dos metros y medio tanto de ancho como de alto. Alexis explica que, en definitiva, el trabajo ha supuesto todo un “reto” a los futuros artistas por su envergadura pero también “una gran satisfacción”.
La obra será un lienzo en blanco para los niños
Una vez entregado el oso, los niños podrán empezar a interactuar con él dando rienda suelta a su creatividad: “Se decidió que fuera un oso polar blanco porque así les sirve de lienzo para repintarlo, estamparlo o meterle tipografía encima. Además, si se aburren luego, pueden volver a pintarlo de blanco, así que es como una pizarra“.
De forma paralela, los niños ya llevan algunos meses desarrollando actividades como la elaboración de cuentos, inventando distintas historias que explicarían cómo ha llegado un oso polar al patio de un colegio de Tenerife e incluso han hecho un concurso para poner nombre al animal. Esta iniciativa, que mezcla arte y conocimientos científicos, es toda una muestra de la capacidad de reinvención del profesorado a la hora de enseñar en las aulas contenido relacionado con el cambio climático.