La historia se repite. Los pasajeros y la tripulación del vuelo U22731 de EasyJet, que despegó este viernes en la ciudad británica de Bristol con destino Tenerife Sur, han tenido que sufrir las consecuencias de viajar con una persona que ha decidido liarla a bordo.
Ante tal panorama, la tripulación se ha visto obligada a solicitar la presencia policial en el Aeropuerto de Tenerife Sur. Desde el perfil de Controladores Aéreos (@controladores) en Twitter informan que le han recortado la maniobra de aproximación para que pueda aterrizar lo antes posible.
Numerosos usuarios han mostrado su enfado en la red social. Muchos coinciden: no entienden cómo es posible que las autoridades británicas permitan el embarque a los pasajeros conflictivos.
La tripulación del vuelo procedente de Bristol llegando a #Tenerife Sur nos indica que necesitan presencia policial a su llegada por la actitud conflictiva de un pasajero a bordo. Le recortamos la aproximación en lo posible y coordinamos con el aeropuerto la presencia de policía.… pic.twitter.com/rfhcSRDnEW
— 😉Controladores Aéreos 🇪🇸 (@controladores) July 7, 2023
“Cuando informamos al comandante, la situación es seria”
Es preciso destacar que la Tripulación de Cabina de Pasajeros es la primera en enfrentarse a este tipo de problemas. En una entrevista con Diario de Avisos, la instructora de la EAC, Sonia Cano, explicó cómo se actúa en estos casos.
En la práctica, el objetivo del personal de cabina es desescalar situaciones propiciadas por viajeros conflictivos a bordo, ya que su principal cometido es garantizar la seguridad de los pasajeros durante el vuelo.
Así, “la primera medida que tomamos es el diálogo con esa persona que, en el más leve de los casos, estará bajo la influencia de bebidas alcohólicas u otras sustancias”, comenta Cano. Sin embargo, esto es algo que ya hacen desde el momento del embarque, cuando notan que el pasajero muestra una actitud inadecuada.
Si la situación no se calma, el siguiente paso es poner los hechos en conocimiento del comandante del vuelo, por lo que la comunicación y coordinación en estos casos son esenciales entre todas las partes involucradas.
“Cuando informamos al comandante la situación se está poniendo seria. Digamos que el nivel de riesgo ha aumentado”, subraya Sonia Cano. “En el peor de los casos, como cuando el vuelo tiene una duración de cuatro horas y la situación a bordo es insostenible, el comandante determina que es necesario desviar la aeronave a otro aeropuerto que, normalmente, se encuentra en un Estado que ha ratificado el Convenio de Tokio y que no puede negarse a aceptar al pasajero conflictivo, aunque él tiene derecho a contactar con las autoridades de su país para garantizar su defensa”.