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Rodríguez Fraga: “El Socorro no es una fiesta más, es otra cosa”

El alcalde de Adeje pregonó las fiestas, con una encendida devoción a la virgen, relatando los lazos con su pueblo con un recorrido por la historia, tradiciones y misterios de Güímar
José Miguel Rodríguez Fraga, durante la lectura del pregón en la parroquia de San Pedro.
José Miguel Rodríguez Fraga, durante la lectura del pregón en la parroquia de San Pedro. Sergio Méndez

Después del repique de campanas y el sonido del bucio, Güímar celebra ya las fiestas de El Socorro, que ayer fueron pregonadas por José Miguel Rodríguez Fraga, que inicia su décimo mandato como alcalde de Adeje. Desde el atrio de la parroquia de San Pedro, el socialista adejero habló de las fiestas, de la Virgen y de lo que Güímar llegó a significar como parada y fonda hacía el sur.

Rodríguez Fraga no quiso comenzar el pregón sin lanzar un mensaje de solidaridad “con quienes han sufrido las consecuencias del voraz incendio que ha asolado nuestros montes”, destacando “el dolor por el daño causado a nuestro ecosistema” y “la gratitud y el reconocimiento a colectivos, servidores públicos, voluntarios y a cuantos, con tanta generosidad y sacrificio, han trabajado para apagar el fuego y proteger a las personas y sus bienes. Agradecimiento también a la Virgen del Socorro, por la ausencia de desgracias personales en los que se adivina la mano protectora de la Madre”, señaló.

Tras la lectura como preámbulo de unos versos a la Virgen, el pregonero exploró los vínculos y relaciones que”en torno a tradiciones y devociones como esta se establecen entre nuestros pueblos” (en referencia a Adeje y Güímar). “Como adejero -dijo- quiero señalar dos vínculos de mi pueblo con lo que aquí se celebra: La presencia en Adeje de la enigmática imagen de la Candelaria, para algunos copia fiel de la original que veneraron los guanches, para otros, la misma original. Y, por otro lado, la antigua devoción a la Virgen del Socorro en la ermita de Santa Margarita en Taucho, que, según la doctora Carmen Rosa Pérez, pudiera estar vinculada al güimarero Andrés Llerena (Guanche de Güímar), casado con doña María de Lugo, hija del último mencey de Adeje (1530)”.

Para el alcalde de Adeje, “Güímar es el Menceyato y, después, el pueblo predestinado a ser el lugar de aquel encuentro que nos abrió a la evangelización y a la cultura cristiana… y a fe que ha cumplido bien y fielmente la tarea. En mi primera evocación, Güímar es el oasis donde parábamos en la fonda a reponer fuerzas en aquello interminables viajes a la capital por la carretera vieja del Sur… Era la ciudad del Sur”.

Prosiguió diciendo que “mi segunda evocación es el Güímar del misterio… el Güímar mágico de Chimisay, Chinguaro, el Barranco de Badajoz, Las Pirámides o el Cristo negro de San Juan. Acaso mensaje cifrado cuyas claves se nos escapan”.

Y terminó hablando de la fiesta: “El Socorro no es una fiesta más de las muchas que celebramos en nuestros pueblos. El Socorro es otra cosa. El Socorro trasciende lo local y lo inmediato en su simbología y en sus ritos. Superadas viejas y obsoletas rivalidades, forma parte de lo que significa la Candelaria para Tenerife y para Canarias, que no solo no compite con otras expresiones, sino que enriquece lo que es el complejo candelariero y que los güimareros custodian con generosidad. Quizá sea por eso que alguien me definió la romería del Socorro como la fiesta en la que nadie se siente extraño… Fiesta de puertas abiertas. De manos tendidas. De mesa puesta… Y por eso quiero sumar hoy mi voz de pregonero a la de quienes la reivindican como patrimonio de los tinerfeños, de los canarios”. “Con el margen de legitimidad que me habéis otorgado como pregonero para anunciar, exaltar y cantar esta fiesta, les convoco, les animo y les invito a celebrarlas y vivirlas con el fervor, la alegría y el civismo que las hizo famosas dentro y fuera. Viva la Virgen del Socorro. Pregonado”, concluyó.

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