Un proyecto sobre el mundo guanche desarrollado por la Universidad de La Laguna (ULL) y la Universidad de Baja California sirve de ejemplo para estudiar cómo se pueden abordar los contenidos patrimoniales sobre los indígenas en el ámbito de la Educación Primaria y qué recursos didácticos se pueden trabajar con el alumnado.
Así, cómo se debe educar sobre este tema para concienciar a la sociedad y contribuir a la preservación de este legado y cómo se debe formar a futuros docentes en esta temática son algunos de los interrogantes que busca dar respuesta este proyecto de innovación y transferencia educativa, según ha informado en una nota de prensa el profesor de la Universidad de La Laguna José Farrujia de la Rosa.
Bajo el título “Aprendizaje activo y patrimonio cultural desde la Didáctica de las Ciencias Sociales”, los resultados de este proyecto interuniversitario han visto la luz en la revista Oxford Review of Education, en su número 49, que recoge experiencias basadas en la educación en torno al patrimonio indígena, a escala mundial, y el ejemplo canario es uno de los estudios de caso analizados.
El proyecto sobre el patrimonio indígena canario se viene desarrollando desde el año 2019 y en él ha participado un total de 154 alumnos de las dos universidades.
“Con el proyecto se perseguía formar a los futuros y a las futuras docentes de primaria en educación patrimonial, a partir del trabajo colaborativo”, añade la nota.
Para Farrujia, “el estado de Baja California y Canarias comparten una historia marcada por realidades históricas similares: la existencia de un sustrato poblacional y cultural indígena en ambos contextos, que atravesó por una posterior conquista, colonización y etnocidio y, a partir de entonces, evolucionó siguiendo procesos históricos relativamente dispares”.
A juicio del profesor, esta base permitía que el alumnado pudiera analizar el patrimonio de su entorno inmediato y compararlo con el del otro país, para así establecer posibles coincidencias, no sólo desde el punto de vista patrimonial sino también desde el punto de vista educativo, es decir, valorando cómo se enseña este tema en ambos países.
“También se ofrece al alumnado que no puede participar en un programa de movilidad en el exterior la oportunidad de llevar a cabo una formación destinada a la adquisición de competencias interculturales sin salir de su propio país”, expresa.
Para el profesor, los itinerarios didácticos no deben concebirse como simples salidas escolares con un carácter lúdico, ya que un itinerario requiere toda una programación previa y un trabajo en el aula, con base en el currículum de la asignatura o asignaturas implicadas.
“El itinerario permite la enseñanza de la historia y el desarrollo de competencias necesarias para desarrollar el pensamiento crítico, para la formación de una ciudadanía crítica y abordar problemas sociales relevantes como, por ejemplo, el frágil equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad o la gentrificación”, añade Farrujia.
Otro de los objetivos del proyecto incidió en la formación del alumnado en los contenidos relacionados con el patrimonio indígena, pues como señala el profesor Farrujia, que apunta que la iniciativa evidencia cómo el patrimonio cultural permite la creación de proyectos educativos de centro, “a la vez que proporciona al profesorado un escenario educativo que le permite abordar todo tipo de aprendizajes y de forma transversal, entre materias distintas”.