Canarias es una de las regiones del planeta afectadas por una ola de calor marina desde el pasado mes de marzo. Se trata de un episodio “muy abrupto” que ha elevado medio grado la temperatura superficial del océano en apenas un año, un fenómeno sin precedentes desde que se iniciaron las mediciones in situ en 1982.
El director del Centro Oceanográfico de Canarias, Pedro Vélez Belchí, destaca el carácter “significativamente diferente” del evento, de especial intensidad en el Atlántico y Pacífico Sur, si se compara con los registros de los últimos cuatro decenios, en los que los estudios realizados indican que el incremento de la temperatura fue de un grado. “Desde finales del invierno pasado, observamos un incremento de temperatura por encima del valor promedio y, lo que es más sorprendente, del valor del año anterior”, destaca.
El experto puntualiza que, “no es que se haya ido incrementando lentamente y cada vez de forma más rápida, que sería una aceleración del proceso, sino que este año ha habido un salto considerable”. Además, señala que por primera vez, la temperatura más alta del año no se ha registrado a finales de agosto o principios de septiembre, como viene siendo habitual, sino a mediados de octubre. Vélez, doctor en Ciencias Físicas, reconoce la existencia de dudas entre los expertos sobre las causas específicas que han provocado este calentón, aunque todo apunta a un conjunto de factores.
DISTINTAS TEORÍAS
“Las hipótesis se dirigen en varias direcciones. Además del calentamiento global del planeta (menos abrupto que este episodio), está el fenómeno de El Niño, constatado a partir de febrero, que no se puede predecir y que no sabemos si será tan potente como en 2015, el mayor hasta ahora”, explicó el director del Centro Oceanográfico de Canarias, que apuntó una tercera teoría que estudian los científicos: la “supererupción” del Hunga Tonga en el Pacífico el 15 de enero de 2022.
Según un estudio de la NASA, el volcán submarino expulsó a la estratosfera hasta 146.000 millones de litros de agua (casi 60.000 piscinas olímpicas) en forma de vapor de agua, que actúa como gas de efecto invernadero. Hay teorías que se inclinan por que los efectos de la mayor explosión volcánica registrada en la Tierra en la Era Moderna se prolongarán durante al menos cinco años sobre el clima.
Naciones Unidas subraya el papel de los océanos como los mayores sumideros de carbono del planeta, al absorber en gran medida el exceso de calor y energía liberados a causa de las emisiones de gases. Los estudios de Acción por el Clima indican que, a medida que los océanos ganan temperatura, se desencadenan una serie de efectos progresivos que van desde el deshielo de los polos y el aumento del nivel del mar a la aparición de olas de calor marinas, como la actual, y la acidificación del mar.
Sobre las consecuencias del aumento de la temperatura superficial oceánica en el entorno del Archipiélago, Pedro Vélez apunta, entre otras, un posible desplazamiento en los momentos de puesta de los organismos y la reducción de recursos para pequeñas especies pelágicas al rebajarse la producción primaria.
Respecto al crecimiento del nivel del mar y su probable afectación a las costas insulares, el experto recuerda que el aumento medido es del orden de 2 o 3 milímetros al año a escala global. “En Canarias está por debajo de los dos milímetros, aunque depende de las zonas”. Además, subraya que hay que tener en cuenta una serie de parámetros, ya que para discernir cuál es el impacto causado por el calentamiento global hay que estudiar la aceleración y no el incremento continuo. “Obviamente hay un cambio progresivo porque el agua se calienta, ocupa más volumen y el mar aumenta, pero hay dudas sobre su aceleración”, matiza.
FONDOS ESTABLES
Además de ponerle el termómetro al mar por satélite, el centro investigador, dependiente del Instituto Español de Oceanografía, realiza campañas cada seis meses con un barco que sumerge en los fondos insulares equipos técnicos para comprobar la temperatura y aspectos como la conductividad, la densidad y la salinidad del agua.
Los estudios revelan que, a diferencia de lo que ocurre en la capa más alta, desde 1997 no se han registrado variaciones en el promedio de los primeros 800 metros de profundidad, con la excepción de 2015, año de El Niño. Hasta los 1.500 no se aprecia alteración alguna y en la parte más profunda, donde el centro tinerfeño es un referente en la precisión de las medidas, se ha detectado un pequeño enfriamiento. En este sentido, cabe recordar que las mayores profundidades marinas, alrededor de 4.200 metros, se sitúan al oeste de La Palma.
El Centro Oceanográfico de Canarias se ocupa de investigar todo el ecosistema marino, desde bacterias hasta las poblaciones de cetáceos. “Cuanto más variable es un ecosistema, mejor funciona”, aclara Pedro Vélez. En las instalaciones, ubicadas en la Dársena Pesquera de la capital tinerfeña, trabajan 70 personas, de las que 13 son investigadores, “aunque nos gustaría que fuesen más”, subraya su director.