Pese a que el RMS Titanic se hundió en las aguas del océano Atlántico durante la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912, todo lo que lo rodea, más allá de ser aún un misterio, acapara la aención de todos. Curiosamente, en el barco, llamado a cambiar la navegación mundial, viajaba un “elixir para la eterna juventud”, un tesoro canario denominado sangre de drago.
Uno de los apuntes contables que se salvaron del Titanic refleja la presencia de la savia de drago, también conocida como sangre de drago, entre aquellos productos famacológicos y cosméticos.
Comercializada por Brown Bros. & Co, el líquido de color rojizo (sangre de drago) estaba considerado como un potente cicatrizante y tenía la capacidad de “estirar la piel” de ahí que fuera considerado un elixir para la eterna juventud, una de las grandes búsquedas de la humanidad.
La sangre de drago, desde 1403
Lo cierto es que, según recoge Rincones del Atlántico, ya en 1403 se tiene constancia de la importancia de la sangre de drago para los viajeros que llegaban a Canarias: “En la madrugada de un día de agosto de 1403, una pequeña nave al mando del caballero normando Gadifer de La Salle fondeó en la bahía de Gando, el gran puerto natural situado entre Telde y Agüimes, como es descrito en Le Canarien, la crónica francesa de la conquista de Canarias. Al amanecer, en la playa se habían congregado unos 500 canarios que observaban atentamente los movimientos de la barcaza y su tripulación. A través de Pedro el Canario, el intérprete o “lengua” que iba a bordo, Gadifer les propuso realizar algunos trueques, a lo que se avinieron los canarios, no sin cierta desconfianza por ambas partes. La crónica añade que les trajeron “higos en gran cantidad y sangre de drago que cambiaron por anzuelos, viejos utensilios ferrugientos y agujas para coser; y obtuvieron sangre de drago que valía a lo menos doscientas doblas de oro y todo cuanto les entregaron no valía más de dos francos”.
La sangre de drago que viajó en el Titanic tiene el nombre científico de dracogenina y al ser rica en flavonoides y cromonas sus propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes la pusieron de moda, sobre todo, entre la alta sociedad. Por ello, en el barco viajaron 76 cajas del producto, con el fin de ser vendido en Estados Unidos.
Curiosamente, la sustancia también fue utilizada para, por ejemplo, barnizar violines, aunque la sangre de drago ya su usaba para teñir objetos y prendas de vestir desde el siglo VIII, en diferentes puntos del mundo.