El tramo más delicado del Anillo Insular de carreteras de Tenerife sigue generando misterio. Aunque el pasado enero se aprobó la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) por parte del anterior Gobierno regional del trazado que lleva de Icod a San Juan de la Rambla, el nuevo Ejecutivo autonómico y el Cabildo insular mantienen un total hermetismo con lo que finalmente se llevará a redacción y licitación para esta vía entre Los Realejos e Icod, el último de una carretera clave para aligerar las conexiones entre el Norte y Sur, contribuir a rebajar las colas hacia el área metropolitana y mejorar la comunicación en buena parte del Norte y el Suroeste.
Ese mutismo es lo que, al menos, han demostrado las dos administraciones a DIARIO DE AVISOS en las últimas semanas, tras insistentes peticiones de concreción sobre la decisión final respecto a unos trabajos que ya desataron una considerable polémica hace dos décadas, cuando se presentó un trazado con un túnel doble, acueductos y grandes columnas que muchos entendieron como inviable y destructivo de los tres espacios protegidos por los que pasará: Campeches, Tigaiga y Barranco Ruiz, entre San Juan de la Rambla y Los Realejos.
Mientras la nueva Consejería de Obras Públicas, Transportes y Vivienda se limita a remarcar que queda licitar la redacción del proyecto, sin entrar en si se plantean cambios, de qué tipo y cuál es la apuesta final para el trazado, desde el Cabildo tinerfeño, donde pareció que había más intención de desvelar contenidos, finalmente se remitieron a la nota de prensa emitida tras el pleno en el que se abordó la situación de las carreteras de la Isla, el pasado 27 de octubre. Un comunicado en el que apenas se asegura que, en función del acuerdo aprobado ese día sobre la ejecución de las vías con 8 puntos, se “solicita al Gobierno de Canarias consensuar con el Cabildo la solución del proyecto (…) de la TF-5 desde Los Realejos a Icod al iniciar las obras tras la tramitación procedente (…)”.
Hasta ahora, y tras desecharse el túnel doble o los viaductos muy impactantes en San Juan de la Rambla y otros tramos por las dudas en Europa y la creciente oposición de partidos, ecologistas y plataformas vecinales (IU y Los Verdes se movilizaron en Bruselas), la apuesta del Cabildo (con más énfasis en la etapa de Ricardo Melchior al comprobar el rechazo a una obra así) era por los carriles de aceleración, tal y como ya hay en esa zona justo por encima de la playa del Socorro (Los Realejos).
No obstante, y como se dejó para el final del Anillo Insular precisamente por tratarse del tramo más complejo y suscitador potencial de polémica, nunca se ha concretado del todo en los últimos años, con lo que se mantienen muchas incógnitas y, de momento, el mutismo de los nuevos gobiernos regional e insular solo las refuerza.
La última novedad que hubo respecto a este tramo delicado se dio el 24 de enero pasado, cuando la entonces Consejería regional de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, a través de la Comisión de Evaluación Ambiental, informó favorablemente sobre la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para la actualización del proyecto de trazado y construcción del cierre del Anillo Insular de San Juan de la Rambla e Icod, aunque sin entrar en la parte más sensible, la de los tres parajes protegidos (básicamente, en Los Realejos).
La declaración favorable llegó tras realizarse el pertinente procedimiento de información pública y de consulta a todas las administraciones afectadas y personas implicadas, así como después de recabar los informes preceptivos de los servicios.
AMPLIAS CONDICIONES
Entre otros condicionantes, esa DIA obliga a elaborar un estudio de la calidad del aire “en estados preoperacional, como punto de partida y de comparativa con las situaciones que se produzcan en fase de obra y de funcionamiento”. Asimismo, y respecto a la contaminación acústica, establece que, en todas las fases del proyecto, “ha de añadirse un punto de medición de ruidos a los ya propuestos y documentación adicional para el seguimiento y control de los posibles efectos sonoros”.
Además, y una vez definido el proyecto constructivo de la futura carretera (que es lo que queda pendiente y resulta clave), “lo que incluye toda la información de detalle y precisa de la actuación final (…), se estará en disposición de elaborar un Anejo de Restauración Ambiental e Integración Paisajística, que deberá incluir las consideraciones y condicionantes aportados por las distintas administraciones públicas que han informado al respecto”.
Las reservas y el cuidado del impacto de este tramo de Icod a San Juan de la Rambla son muy amplias, pese a no ser la parte más delicada. De hecho, en esa DIA se subraya también que, “con carácter previo al inicio de las obras y durante la fase de comprobación del replanteo, se deberá realizar, por parte de un profesional con perfil técnico especialista en flora-vegetación y fauna canaria, nuevas prospecciones e inventarios de vegetación y flora, así como de avifauna y quirópteros para la totalidad del trazado de la futura vía”.
Las medidas preventivas para esta parte incluyen también un Programa de Vigilancia Ambiental que, “siempre y cuando no contradiga los condicionantes de dicho inventario sobre flora y fauna”, se considerará parte integrante de la DIA favorable, aunque se precisa otra para lo pendiente.