La Chasnera lo ha vuelto a hacer. Por décimo primer año consecutivo ha dado de nuevo algunos de los grandes premios de la lotería de Navidad. Fiel a la cita, ayer repartió seis décimos sueltos, por quinta vez, del Gordo (88.080), dos décimos del segundo premio (58.303) y 66 de cuatro quintos premios (88.979, 92.023, 01.568 y 86.007), para totalizar 3.046.000 euros, de los 8.884.000 que se repartieron ayer en la provincia tinerfeña.
El surtidor de la suerte, ubicado en la gasolinera del kilómetro 54 de la autopista del Sur, en el municipio de Granadilla, no falló en su cita con la fortuna, convirtiéndose nuevamente en portada en los principales medios nacionales. Su fama ya traspasa nuestras fronteras, tanto que se ha convertido en uno de los tres receptores de lotería que más vende en España.
Desde muy temprano, la cafetería y tienda de la estación de servicio se convirtió en un hervidero de gente, entre clientes y periodistas. Expectante todos ante la televisión o ante la locución de Onda Tenerife, animador un año más de una jornada más larga de lo habitual al hacerse de rogar la presencia del Gordo y del segundo premio, mientras la mitad de los quintos premios caían en la gasolinera.
La espera de los grandes premios se hizo por momentos tensa, pero la alegría ya había llegado un par de horas antes con el júbilo expresado por las camareras de las cafetería. A las 09.10 horas, un grito de Dalia inundó de felicidad el espacio. Todos dejaron el café en la mesa y se acercaron a la barra al verla abrazarse a Liria y a otras compañeras. Tenían un décimo premiado con el tercer quinto premio que había salido, el primero en La Chasnera. “Son 6.000 euros, pero menos es nada”.
Vestida de papá Noel, Dalia aclaraba que “jugamos muchos números en una peña de casi 60 trabajadores, pero, aunque sean 100 euros, la alegría no nos la quita nadie”, comentaba mientras seguía atendiendo a los clientes con una enorme sonrisa. Era de presagio de que los premios que iban a seguir llegando.
Antes de las 11 de la mañana ya habían caído otros tres quintos en la estación. Miriam González hasta lloraba por ello, mientras que su padre José Miguel, presidente del Grupo González que gestiona siete gasolineras Repsol en Tenerife, no desesperaba: “Todavía falta el Gordo”.
Los cuartos y el tercero pasaron de largo, y más de uno se impacientaba ante la presencia de un destornillador arreglando uno de los bombos del sorteo. “Igual se olvidaron del Gordo”, se oyó decir. Pero no, ahí estaban todos los números y los premios.
Pero apenas quedaban dos tablas y ya entrábamos en el mediodía (hora canaria). El segundo, el premio que más veces ha dado La Chasnera, volvía a visitarla. De nuevo,abrazos, besos y alguna lágrima, pero sin tiempo para más, porque, como decía insistía José Miguel, “todavía falta el Gordo”. Y así sucedió, trece minutos después. A las 12.16 minutos, el primer premio más tardío y alto en la historia de la lotería de Navidad aparecía en el Teatro Real de Madrid. Era el remate final a otro 22 de diciembre marcado con la fortuna en La Chasnera.
José Ángel González, el gerente de la estación de servicio, a propuesta de Román Luis (Onda Tenerife), se arrancó con un villancico, que ya fue la nota musical hasta que se descorchó el cava: “Llueven y llueven y vuelven a llover, los premios en Chasnera una y otra vez”.
Familia González
José Miguel González y sus tres hijos, José Ángel, Miriam y Aarón, no faltaron a la cita como cada 22 de diciembre desde hace 10 años. Ellos son los encargados de llevar la gestión de los receptores de La Chasnera, El Porís y El Volcán-Arafo. “No hay palabras para describir los orgullosos que nos sentimos de hacer a tantas personas felices”, manifestaba Miriam, siempre la más emocionada de todo.
Esta vez José Miguel no lloró, pero se le notaba que estaba emocionado: “Tenía el presentimiento de que iba a caer el Gordo, y cuando vi tantos 8 estaba seguro de que ese número lo habíamos vendido”. “Normalmente escogemos esos números raros, con números repetidos, para ponerlos en el expositor. Ya se ha comprobado que los números feos o raros también salen”, indicó.
La familia González, en esta ocasión, no se quedó con ninguno de los premiados. Números que no se sabía ayer de sus poseedores, que, seguramente, aparecerán por la gasolinera pronto para expresar su agradecimiento y, de paso, comprar décimos del sorteo de El Niño. Si es que esos décimos premiados no han viajado a la Península o al extranjero, por ejemplo, a Andorra, desde donde este año ha habido muchas peticiones.