La añoranza por nuestra infancia y por algunos recuerdos de ella siempre está presente. Pueden ser juguetes, comidas o muchas cosas más, pero hay cuestiones recurrentes que quedan en nuestra memoria. Como, seguro, una de las frutas de nuestra infancia.
Muchas veces escuchamos decir que la fruta “ya no sabe ni huele como la de antes”. Quién sabe, quizás es verdad, pero, en este caso, además, corre el peligro, literalmente, de desaparecer.
El níspero ha ido perdiendo presencia en nuestros campos y en nuestras mesas. Científicamente conocido como Eriobotrya japonica, es un árbol frutal originario de China, aunque se cultiva ampliamente en diversas partes del mundo con climas subtropicales y templados. Su fruta, también llamada níspero, es una drupa de forma ovalada con piel suave y color amarillo dorado cuando está madura. El níspero es apreciado por su sabor dulce y refrescante, con un ligero toque ácido que lo hace único entre las frutas de temporada.
Este fruto es rico en nutrientes como vitamina C, potasio y fibra dietética, lo que lo convierte en una opción saludable para incluir en la dieta. Además, contiene compuestos antioxidantes que pueden ayudar a combatir los radicales libres y promover la salud celular. Consumir nísperos puede contribuir a mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmunológico y mantener la salud de la piel.
El cultivo del níspero requiere un clima templado a subtropical y suelos bien drenados. Es un árbol resistente y de crecimiento rápido que puede alcanzar alturas de hasta diez metros. Se propaga principalmente por injerto y requiere podas regulares para mantener su forma y facilitar la cosecha. Los nísperos suelen cosecharse en primavera o principios de verano, cuando están maduros y listos para consumirse frescos o en diversas preparaciones culinarias.
En la gastronomía, el níspero se utiliza en una variedad de recetas, desde postres como mermeladas, helados y tartas, hasta platos salados como ensaladas y salsas para carnes. También se pueden emplear en la elaboración de bebidas como batidos, jugos y cócteles. Su versatilidad culinaria y su agradable sabor lo convierten en un ingrediente popular en muchas cocinas alrededor del mundo.
Los altos costes de producción provocan que no sea una fruta rentable para el agricultor debido a la situación del mercado, como tantas otras, por lo que, poco a poco, es más complicado degustarlo.