La búsqueda constante de una dieta equilibrada y saludable es una preocupación común para muchos. Nos esforzamos por seleccionar cuidadosamente los alimentos que consumimos: eliminar aquellos perjudiciales y aumentar la ingesta de los que creemos que nos beneficiarán más.
En este sentido, la dieta mediterránea ha surgido como un modelo deseado en España gracias a su capacidad para proporcionar todos los nutrientes necesarios en las proporciones adecuadas.
Pero en la búsqueda de una alimentación saludable, a veces podemos cometer errores sin ser conscientes de ellos. Un ejemplo es la tendencia a eliminar la lactosa o el gluten de nuestra dieta bajo la premisa de que esto nos llevará a una mejor alimentación, pero, como se ha demostrado, este no siempre es el caso.
Uno de los alimentos en los que este error es especialmente notable es el pan. Es un alimento básico en muchas culturas y una comida sin él es impensable para muchos. Aunque al buscar una versión más saludable, como el pan sin gluten, podríamos estar exponiéndonos a otros riesgos sin saberlo.
El gluten, una proteína presente en cereales como el trigo, la cebada y el centeno, es el culpable de reacciones adversas en personas intolerantes. Esto ha llevado a la popularidad de este tipo de panes, que suelen elaborarse con harina de arroz y sus derivados. Sin embargo, el arroz es uno de los alimentos que contiene la mayor cantidad de arsénico inorgánico, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
¿Qué es el arsénico y qué efectos tiene?
El arsénico es un compuesto tóxico que puede encontrarse de forma natural en ciertos minerales y también puede liberarse en el medio ambiente debido a actividades industriales y agrícolas. Su presencia en el arroz se debe a la capacidad de este cereal para absorberlo del suelo y el agua durante su crecimiento.
El consumo excesivo de arsénico se ha asociado con diferentes problemas de salud, incluido un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer. A pesar de que el arroz no es el único alimento que puede contener arsénico, es una de las principales fuentes alimenticias de este compuesto.
Por fortuna, en España, la exposición al arsénico a través de la dieta es inferior a la media europea. Por ello es fundamental seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias, como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que promueven una dieta variada y equilibrada, basada en alimentos frescos y locales.
Si bien el arsénico en pequeñas cantidades puede no representar un riesgo significativo para la salud, es esencial ser consciente de su presencia y limitar su consumo excesivo. Siempre es recomendable buscar orientación médica en caso de duda sobre la seguridad de nuestra alimentación.
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