Tenerife Sur se despertó ayer, tras el fuerte oleaje que azotó sus costas el pasado miércoles, con otro fenómeno meteorológico adverso: las altas temperaturas. La dirección general de Emergencias, siguiendo la predicción de AEMET y en aplicación del Plan Específico de Emergencias de Canarias por Riesgos de Fenómenos, declaró la situación de alerta por “un episodio de altas temperaturas, acompañados de aire seco y calima en cantidad variable”.
En el caso de Arona, las altas temperaturas se empezaron a sentir desde bien temprano. A las 7 de la mañana, muchos de los termostatos ubicados en las plazas de la comarca señalaban hasta 28 grados. La sensación en el interior de las casas era muy calurosa. Y todo obra de la calima, que generaba un bochorno que cargaba el ambiente y tapaba los cielos.
En Los Cristianos, en la costa de Arona, muchos de los vecinos se despertaron por el calor que había en sus viviendas. Algunos se echaron a la calle desde muy temprano y señalaron a este periódico que “no había forma de dormir”. Aunque el calor sea habitual en esta zona, muchos no esperaban que llegase de esta manera, con esta intensidad. “No tenía el aire acondicionado a mano y tuve que abrir las ventanas. El bochorno se metió en la habitación y ya no pegué ojo”, explicó Carmen, que ha pasado su ya dilatada vida en este núcleo.
¿Qué haces para contrarrestar el calor y la calima?
Preguntada por qué receta aplica para afrontar jornadas así, Luisa era clara: “Yo, igual que tú”, respondía riéndose mientras señalaba una botella de agua. Esta pregunta, no obstante, generó debate entre los distintos grupos de vecinos abordados. Muchos se quedaban pensando, pero, en general, las respuestas eran las mismas: “Agua fría y la casa abierta”.
Algunos que acompañaban a Luisa en un banco en frente al centro cultural estaban de acuerdo con la respuesta que daba su acompañante, aunque una señora, sentada a su derecha, gritaba a los ¡cuatro vientos: “¿Con calima tienes la casa abierta? ¿Estamos locos?”. En ese momento, se avivó el debate: muchos preferían que corriese el poco viento que pudiese haber, otros se decantaban por cerrar de par en par ventanas y puertas para contrarrestar el polvo y el calor, y los que aún faltaban por responder aceptaban la derrota frente al calor y calima.
Las medidas tomadas por los vecinos playeros, en general eran las mismas, hasta que se acciona el uso del recurso olvidado por las personas de la calle: el aire acondicionado.
Un recurso no apto para ciertos bolsillos
“¿Piensas que soy rico?”. Esta era la respuesta más usual cuando los vecinos eran preguntados por el uso del aire acondicionado. Todos coincidían en que echar mano de estos artilugios supone “rascarse el bolsillo”.
Andrea Fernández, propietaria de Nico´s, tienda de accesorios de playa ubicada en la calle Juan XXIII, tiene su establecimiento en una de las avenidas más frecuentadas por turistas y vecinos de Los Cristianos. “Yo ahora utilizo mucho el ventilador. Siempre tengo la puerta abierta, pero, en días como estos y en negocios como el mío, pequeños y con muy pocas entradas de aire, es necesario usarlo toda la jornada”, zanja.
El sentir de la calle parece que era el mismo al de los trabajadores. No obstante, la duda que tenía Juan, jugador de dominó mítico del pueblo costero, era reveladora: “¿En qué momento usar el ventilador pasó a ser cosa de ricos?”.