sanidad

Jesús Martín Fernández: “Con el mapeo-cognitivo buscamos salvaguardar las emociones de los pacientes mientras les operamos”

Martín Fernández es neurocirujano, científico, compositor y director de orquesta
Jesús Martín Fernández

E l palmero Jesús Martín Fernández (1992), es un neurocirujano pionero que ha revolucionado la forma en que se realizan las cirugías de tumores cerebrales. Junto a su equipo han desarrollado un innovador test denominado mapeo cognitivo-emocional en tres fases basado en inteligencia artificial con el objetivo de identificar y preservar los circuitos neuronales que dan lugar a las emociones y personalidad de los pacientes durante las intervenciones quirúrgicas despierta, además de todas las funciones complejas que son fundamentales para la calidad de vida diaria: comportamiento, personalidad, memoria, funciones ejecutivas, atención etc.


Esta técnica se basa en el conocimiento y estudio profundo del profesor Hugues Duffau, mentor de Jesús Martín, donde ambos adaptan la neurocirugía a los recientes avances de la neurociencia de redes y computacional, donde el cerebro ya no es un conjunto de módulos separados, como todavía se enseña en la Universidad, sino redes interconectadas en un equilibrio metaestable, con grandes variaciones entre una persona a otra, de ahí la importancia de abordar cada paciente de forma individual. Desde 2023 ha entrado en una frenética actividad que le ha llevado a dar la vuelta al mundo enseñando y desarrolla esta técnica. También ha publicado el libro Dime qué sientes donde describe en este ‘diario de un neurocirujano de pacientes despiertos’, la responsabilidad de tener en sus manos la vida de esas personas, narra varios casos practicando una cirugía individualizada, y aborda las dimensiones del cerebro y el cambio de paradigma que supone su ‘mapeo cognitivo-emocional’ para la comprensión del cerebro humano. En 2021 se hizo viral su investigación sobre el reguetón, que provoca más actividad cerebral que otros estilos en las regiones que procesan los sonidos y el movimiento.

-En febrero de 2023 utilizó por primera vez en el mundo un test de IA para identificar en vivo las emociones del paciente durante una cirugía despierta revolucionando la extirpación de tumores cerebrales

“La cirugía despierta es una técnica que se viene realizando desde mediados del siglo pasado, y hasta ahora en el mundo lo que se había hecho es intentar preservar el lenguaje y el movimiento del paciente al extirpar el tumor. Nosotros queremos dar un paso más allá, abordando nuevas ideas y métodos para mejorar la calidad de vida del paciente, de esta manera estamos desarrollando lo que sería la cirugía despierta con mapeo cognitivo-emocional, eso quiere decir que empezamos a entender cómo localizar los puntos críticos que no se pueden extirpar de las redes neuronales que se encargan de funciones complejas que son necesarias para la calidad de vida como comportamiento, memoria, funciones ejecutivas, atención, pero además preservando las emociones, la cognición y la personalidad. Desde niño tuve la curiosidad por descubrir qué había en el universo que tenemos en nuestra cabeza. Entré en la carrera de medicina en la ULL sabiendo que solo quería ser neurocirujano y hacer cirugía despierta. Tras formarme como residente de neurocirugía en el Hospital de La Candelaria continué mi formación en Montpellier junto a mi mentor durante estos dos últimos años, Hugues Duffau, profesor de Neurocirugía y Neuroplasticidad (capacidad del cerebro de adaptarse a los cambios y a crear nuevas conexiones), creador de esta técnica del mapeo-cognitivo en 2017 utilizando estimulación eléctrica y una comunicación cercana con los pacientes buscando salvaguardar sus emociones. Los avances en la investigación y validación del nuevo test nos ha permitido identificar zonas críticas del reconocimiento de emociones y con esta contribución hemos operado en muchos países del mundo enseñando estos avances. Viajamos de forma altruista expandiendo algo nuevo y bueno, con un mensaje de trabajo en equipo y dando importancia también a los neuropsicólogos”.

– ¿Cada cerebro es único a la hora de almacenar conocimientos, recuerdos o emociones?

“En el libro Dime qué sientes expongo esta paradoja, hay que comprender que las funciones mentales son muy diferentes, el movimiento no tiene nada que ver con la memoria, las emociones, el comportamiento, la personalidad, no dependen de una zona concreta del cerebro sino que interactúan en redes unas con otras en diferentes área. A su vez esas redes tienen unos puntos críticos que cambian en cada persona y eso es lo que intentamos buscar durante el ‘mapeo cognitivo-emocional’, ver cuáles son esos puntos críticos que en cada persona son diferentes. En las funciones cerebrales, a cuanta mayor complejidad mayor variabilidad e incertidumbre, entonces con la cirugía despierta lo que estamos consiguiendo poco a poco es demostrar que con el estímulo eléctrico que generamos al cerebro, el paciente va a realizar determinadas tareas complejas y nos dará el punto exacto de esa red que soporta esta función y que en cada persona va a ser diferente”.

-¿Para qué pacientes está indicada esta cirugía con mapeo y en qué consiste?

“Principalmente se puede realizar para tumores cerebrales, siempre y cuando te permita el tumor o la neuroplasticidad de cada persona, y la cirugía despierta se utiliza también para la epilepsia, que no se puede tratar con fármacos, a esos dos grupos principales también podrían entrar otros pacientes pero se tienen que dar unas características específicas. Lo que hacemos una vez que abrimos la piel, abrimos el cráneo, abrimos la duramadre que es una membrana que recubre el cerebro y cuando tenemos el cerebro expuesto aplicamos un estímulo bipolar de baja frecuencia (es indoloro para el paciente). Aplicamos el estímulo eléctrico en las diferentes zonas del cerebro en torno al tumor y hacemos un mapa de las funciones cerebrales. Ese estímulo inhibe transitoriamente la red que estés tocando, por lo tanto nos permite inducir un error y saber que esa zona no la podemos tocar. Empezamos siempre con el lenguaje, buscamos el punto en el que el lenguaje se interrumpe, entonces el paciente va contando del 1 al 10 y cuando no puede seguir ese conteo, entonces ahí ponemos una etiqueta estéril y seguimos con otras funciones, el acceso a las palabras, el significado de las cosas, el reconocimiento de las emociones. Hemos generado avatares hiperrealistas que el paciente debe identificar y explicar qué emoción siente mientras aplicamos el estímulo eléctrico al cerebro para así comprobar qué zonas se pueden extirpar y cuáles no. Mientras vamos monitorizando también nos fijamos en el movimiento. Cuando ya tenemos el mapa hecho que nos dice cuáles son los puntos críticos, sabemos por dónde entrar para extirpar el tumor. El cerebro es plástico y permite redistribuir entonces si tienen zonas críticas alrededor del tumor, es como que las va desplazando fuera del tumor. El punto más crítico es parar en las carreteras o cables profundos del cerebro, las que mantienen todas las redes neuronales de la corteza conectadas, si cortamos esos cables y desencadenamos un fallo, por ejemplo, en el significado de las cosas o en la evaluación de uno mismo, ahí detenemos la cirugía para que sea lo más segura posible y así tratar de preservar su calidad de vida”.

-¿Cada ser humano tenemos un cerebro único?

“Nosotros intentamos hacer un abordaje individualizado y a la carta, esto quiere decir que todas las cirugías hay que analizar exactamente que tiene el paciente afectado para dentro de la cirugía pasarle los test adecuados. No no hay dos personas iguales tampoco hay dos cerebros iguales ni sus conexiones. No es lo mismo abordar la operación de un paciente normal que un políglota que habla cinco idiomas cuya cirugía tiene que ir enfocada bastante al lenguaje, donde aunque tenemos un banco semántico común entre lenguajes, no el acceso de las palabras y con el mapa de las funciones cerebrales hacemos hincapié en el acceso a las palabras en los diferentes idiomas y luego buscamos también que él pueda asociar semánticamente varios objetos. Un políglota además precisa de un gran control de las funciones ejecutivas y debemos evitar inducir un cambio de idioma involuntario y que no reciba interferencias de los otros. O en el caso de músicos que necesitan mantener mucho más las habilidades manuales. Hay veces que por la infiltración del tumor tienes que ‘acordar’ con el paciente incluso durante la cirugía resecar una parte, pero no es tan fácil. Es muy importante para nosotros haber entendido que da igual dónde está el tumor, siempre habrá una carretera profunda que conservar y siempre habrá un abordaje a la carta que hacer para intentar preservar su calidad de vida”.

-Está innovando en este camino ¿Hacia donde avanzará la cirugía del cerebro?.

“Yo me dedico a un campo concreto de la neurocirugía, entonces en esta rama o subespecialidad de la cirugía despierta lo que va a pasar es que cada vez vamos a estar intentando que la neurocirugía se acerque más a la conciencia computacional, en la que se trate el cerebro como un sistema complejo, dinámico y que, por supuesto, se estudiara de forma más tangible y más matemática. Estamos en un punto en el que se va nutriendo la neurociencia computacional con la neurocirugía, y todo está formando parte de un nuevo conocimiento del cerebro más allá de lo que nos han contado en la Universidad de que una parte del cerebro hace una cosa, la otra, y digamos que vamos pasando de comprender el cerebro en módulos a comprender el cerebro en redes. Al menos dentro de la neurocirugía estos aspectos emocionales y cognitivos también deben abordarse en la Universidad que no va al ritmo de la neurociencia, que va a una velocidad vertiginosa, y creo que se nos enseña una visión muy antigua del cerebro. Hoy en día se sigue asociando una parte del cerebro con una función, cuando sabemos que con la visión de la neurociencia de redes y neurociencia computacional, todo está vinculado con todo, el cerebro está en un estado que va más allá del orden y el caos que parece desde fuera es un estado que llamamos metaestable o estado crítico en el que todo está perfectamente auto organizado para poder dirigir nuestro comportamiento a cada estímulo del exterior. Nuestro cerebro es bilateral se compensa un hemisferio con el otro y todas las funciones dependen de los dos lados y va muy en relación a lo que hacemos. Hay redes eléctricas que se encargan de la regulación emocional una carretera profunda del cerebro que va desde atrás hacia adelante y lleva mucho del procesamiento semántico del lenguaje, el significado de las cosas, pero también el reconocimiento emocional o incluso la percepción de uno mismo. El cerebro funciona todo como un continuo y necesitamos una visión un poco más global del cerebro para entender la importancia de las emociones”.

-Además de su faceta neurocientífica, es compositor y director de orquesta ¿Cómo lo hace?

“Son actividades complejas de compatibilizar debido a que no puedo estar al 100% en todo, pero con organización se sacan adelante. Además de las canciones, sinfonías o bandas sonoras para teatro y películas, sigo estudiando y formándome en dirección de orquesta y tengo varios proyectos audiovisuales para realizar bandas sonoras. Lo intento llevar a la par apoyado en mi equipo que hace todo esto posible. Desde niño empecé a estudiar música y, aunque ahora le he dado un poco más de prioridad a la neurocirugía, porque han sido frenéticas estas investigaciones y la importancia de lo que hacemos, la música es igual de importante para mí, porque tiene un efecto de toma de tierra”.

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