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San Roque vuelve a salir con fuerza a la calle

El intenso calor no impide que miles de personas se rindan ante el patrón de los peregrinos después que el incendio de 2023 obligara a suspender la romería, una de las más concurridas de la Isla
Fiestas de San Roque. Fran Pallero/DA

San Roque volvió ayer a salir a la calle después que el incendio del pasado año obligara a suspender la romería de Garachico que se celebra cada 16 de agosto, una de las más populares y concurridas de toda la comarca y de la Isla.
En 2023 la fiesta tuvo que cancelarse unas horas antes de su inicio debido al incendio forestal que asoló a Tenerife, uno de los más voraces de Canarias de las últimas décadas al afectar a doce municipios y quemar 13.000 hectáreas de la corona forestal.
Ayer, después de un año de espera, miles de fieles demostraron que la devoción por San Roque sigue más viva que nunca en la Villa y Puerto. Hasta allí llegaron vecinos y vecinas de todos los puntos de Tenerife que no quisieron dejar de visitar al Santo, ya sea en coche o caminando.

Desde primera hora, miles de personas se congregaron en la plaza que lleva el nombre del santo, donde se ubica la ermita que siglos atrás se construyó para albergar su imagen y donde se celebró la tradicional misa de los peregrinos. Al finalizar, con el tradicional grito de ‘Viva San Roquito, el Santo fue trasladado a la parroquia matriz de Santa Ana acompañado por una espectacular lluvia de pétalos de flores en las calles del casco histórico.
Pasadas las 14.00 horas comenzó la romería, a la que asistieron unas 4.000 personas, según confirmaron fuentes de la Policía Local. Una cifra menor que en ediciones anteriores pero que apenas se percibía dado que las calles estaban repletas de gente, entre los que se encontraban cientos de turistas que no querían perderse uno de los actos más típicos de Canarias.
El santo estuvo acompañado por 19 carros pequeños, 28 carretas, romeros y romeras, yuntas y rebaños de cabras. Detrás de todos ellos iban las parrandas y los grupos folclóricos que aportaron el toque musical durante todo el recorrido por las calles más emblemáticas del casco histórico engalanadas con las tradicionales cintas de colores, en una jornada de intenso calor que obligó a muchas personas presentes a intercalar la fiesta con algún baño en el muelle viejo.

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