Ahora nos resulta inverosímil, pero la realidad es que varias generaciones de niños y niñas canarios crecieron bebiendo cerveza. No es algo que ocurriera solo en las Islas, pero si nos nombran la Maltina, seguro, nos vendrán a la cabeza innumerables recuerdos. La historia de esta bebida es sumamente curiosa.
Compañía Cervecera de Canarias (CCC) apostó en los años 70 del pasado siglo por una bebida destinada “a niños y deportistas” como decía su anuncio. La Maltina, vaya por delante, no tenía alcohol y era, según la propia marca “completamente natural y elaborada con cereales escogidos”. La cebada malteada, con unas “excepcionales” cualidades nutritivas y refrescantes era tratada para conseguir una bebida “con gran valor nutritivo”.
“Éste era el refresco por excelencia para niños, jóvenes y deportistas de cualquier edad que necesitaran un aporte de energía, tanto por su gran valor nutritivo, como por su contenido en hidratos de carbono y proteínas fácilmente asimilables y por su ausencia de grasas y alcohol. Era, además, muy rica en vitaminas -en especial B1 y B2-, niacina y pantotenato cálcico, un factor indispensable para el crecimiento. También contenía sales minerales indispensables para el organismo”, señalaban desde CCC.
Su característico sabor dulce hacía que fuera aún más apetecible para los más pequeños y, además, no contenía mucho gas carbónico, por lo que fue, rápidamente, un éxito de ventas.
¿Qué tenía la Maltina?
La Compañía Cervecera de Canarias cuenta que la Maltina tenía “210 calorías” por envase y aportaba 1,6 gramos de proteína, además de 51,4 de hidratos de carbono: “La cantidad de calorías era equivalente a tres huevos, 100 gramos de carne fresca, 200 gramos de papas o un vaso de leche”.
Pero uno de los grandes secretos de la Maltina fueron sus anuncios y promociones. “Por cada 36 tapas de Matina puedes conseguir una camiseta y una entrada para el Safari Park”, anunciaban. En aquellos anuncios, en los que se destacaba el aporte nutricional para, por ejemplo, rendir en el deporte, se anunciaba la posibilidad de ganar casetas de campaña, balones o mochilas. Además, se animaba a los más pequeños a participar en concursos de dibujo.
Como otros tantos productos que ya hemos visto, la llegada de los 90 supuso un cambio drástico, pues muchos gustos de los consumidores cambiaron, además de que la entrada de nuevos productos llegados desde el extranjero acabó desplazando a los que ya existían. En 1989, tras 20 años en el mercado, Maltina desapareció, quedando en el recuerdo de tantos y tantos niños y niñas de las Islas. Curiosamente, la cerveza sin alcohol ha pasado a ser un icono dentro del coleccionismo.