El ‘calvario’ para encontrar vivienda de los estudiantes sureños

El aumento de los alquileres se convierte en un auténtico drama para los estudiantes de la comarca, quienes enfrentan cada vez mayores dificultades para encontrar una casa asequible
Más de 10.000 estudiantes afrontan la EBAU en Canarias. | Sergio Méndez

Desde hace años, los estudiantes de la Universidad de La Laguna (ULL) enfrentan un problema creciente que ya trasciende lo económico para convertirse casi en un auténtico drama: la dificultad de encontrar un piso asequible para poder estudiar. La Laguna y sus localidades colindantes han experimentado un aumento exponencial en el precio de los alquileres. Pisos que hace apenas unos años costaban una cifra razonable, hoy duplican o triplican sus precios, sin mejoras aparentes. Este fenómeno afecta especialmente a los estudiantes de otras islas o de municipios lejanos al núcleo urbano de La Laguna, como los del sur de Tenerife, quienes, dada la lejanía, no tienen otra opción que buscar alojamiento cerca de su universidad.

“Tuve demasiada suerte”, admite Diego Delgado, estudiante de Cuarto de Periodismo en la ULL y natural de Los Cristianos. Reconoce que el hecho de haber encontrado piso responde más a una coincidencia que a un sistema accesible o predecible: su cuñada le pasó el contacto de la casera, una relación de confianza previa que no está al alcance de todos los estudiantes. Sin embargo, Diego también reconoce que la gran mayoría de los alumnos no disponen de esa ventaja y se enfrentan a un mercado en el que oferta es “escasa y la demanda, abrumadora”.

Otro estudiante de Cuarto de Periodismo, Diego Sánchez, natural de Adeje, señala que “los pisos tienen en este momento precios desorbitados”, desdibujando la pertinente correspondencia entre calidad y costo. En su experiencia, ha visto cómo un alquiler por el que antes se pedía 650 euros ha llegado a estar entre 750 y 800. “Hace cinco años, pagaba 220 euros mensuales, hoy abono 300 solo en luz y agua. Hay una diferencia de casi 100 euros cada mes”, asegura, evidenciando el brutal aumento en los precios, lo que también implica mayores dificultades para mantener el coste de vida mensual.
Para Diego Sánchez, la calidad de la oferta ha caído de forma “preocupante” en comparación con el alza de precios. “He visitado pisos en mal estado, viejos, por los que se cobra entre 750 y 800 euros”. Según resume, en un comentario definitorio de la situación: “No hay otra opción”.

Samuel Jacinto, alumno de Segundo de Fisioterapia, también describe un panorama sombrío en su búsqueda de vivienda. “Vivo en La Cuesta porque ahí los precios son más bajos; en La Laguna centro no descienden de los 300-350 euros al mes y, al ser estudiante, no me lo puedo permitir”, explica. También lamenta la baja calidad de algunos pisos, a los que califica de “cuartos que poco más son una casa de cartón en la calle”.

La situación es de “auténtico abuso”, indica Lisbeth Agueda, estudiante de Segundo de Derecho. Si bien el año anterior pagaba 300 euros por su habitación, este año su casera le ha subido la renta a 425 euros sin ninguna justificación visible. “La dueña me ha dejado claro, en varias ocasiones, que el precio iba a subir, pero yo no sé por qué, no ha hecho ninguna reforma significativa y el valor del alquiler se ha doblado”, comenta, frustrada, la isorana.

Estafas y pérdida de fianzas

Además de las barreras económicas, algunos estudiantes sureños también enfrentan situaciones desagradables con los caseros y experiencias que desbordan la legalidad. Diego Sánchez recuerda una en un piso de Vistabella en el que, al terminar su alquiler, fue acusado injustamente, según su opinión, de tener en mal estado el piso, lo que le hizo perder su fianza, de más de 1.200 euros. Samuel también experimentó una situación amarga este mismo año, al ser víctima de una estafa

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