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“Las erupciones volcánicas en Canarias implican ahora un mayor riesgo”

El director del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, Itahiza Domínguez, habla en Atlántico Interviú, del enjambre sísmico en Las Cañadas del Teide
El director del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, Itahiza Domínguez, en Atlántico Interviú. DA

Su rostro se convirtió en familiar para muchos hogares canarios en el año 2021, concretamente, durante la erupción del volcán de La Palma. Desde el año pasado, está a los mandos del Instituto Geográfico Nacional en Canarias y, entre sus propósitos, se encuentra modernizar la vigilancia volcánica en las Islas. Itahiza Domínguez ha concedido una entrevista al programa Atlántico Interviú, en la primera cadena autonómica privada de Canarias, coincidiendo con el último enjambre sísmico localizado en Las Cañadas del Teide.

Teniendo en cuenta que Canarias es el único territorio de España expuesto a riesgo volcánico, ¿qué papel juega el IGN en las Islas?

“El Instituto Geográfico Nacional tiene muchas misiones: la cartografía, la astronomía, la vigilancia sísmica y la más importante para Canarias que es la vigilancia volcánica. El 90 por ciento de nuestros esfuerzos en el Archipiélago están centrados en la observación de los volcanes”.

El IGN ha registrado recientemente un terremoto en el Puerto de la Cruz de magnitud 3, que fue sentido por gran parte de la población de la Isla. ¿Debemos preocuparnos?

“Es un fenómeno aislado. A pesar de ser un sitio donde no solemos registrar terremotos de tanta magnitud -en los últimos 25 años no ha habido ninguno-, es algo esperable porque estamos hablando de una isla volcánicamente activa, que puede tener actividad sísmica aislada. También hemos localizado seísmos en la zona de Teno, en Buenavista, en el sur de la Isla y entre Tenerife y Gran Canaria, que es donde más se producen”.

¿Se refiere al denominado Volcán de Enmedio?

“Así es. Hablamos de una zona con una sismicidad persistente en el tiempo. Sabemos que hay un cono volcánico cuyo origen estamos investigando para dar respuesta a qué es lo que generan esos terremotos entre ambas islas. No parece tener un origen volcánico directo, pero es necesario entender qué ocurre y, sobre todo, qué riesgo potencial puede conllevar si se alcanzan magnitudes mayores a las que hemos observado en los últimos 30 años. De hecho, localizamos entre 600 y 800 terremotos al año en esta zona”.

Lo que sí han calificado como anómalo ha sido el último enjambre sísmico ocurrido en Las Cañadas del Teide…

“Se trata del quinto enjambre sísmico que hemos tenido desde el año 2016 cuando hubo uno de 800 terremotos. En principio, no parecen estar relacionados con una intrusión magmática per se, pero debemos estar atentos a la actividad por si indicara algún cambio en el sistema volcánico de la Isla”.

Tirando de hemeroteca, en 2004 hubo un cambio de proceder en los terremotos registrados en el entorno del Teide, con un enjambre sísmico que por aquel entonces alertó a las autoridades. ¿Qué sucedió exactamente?

“Es un caso de estudio. Durante unos meses registramos miles de terremotos en la zona, sobre todo, en Icod de los Vinos. Con la red que teníamos por aquel entonces era complejo localizarlos, pero sí sabemos que fueron de magnitud mayor, incluso sentidos por la población. Creemos que en 2004 se produjo algún tipo de intrusión magmática fallida porque ese año registramos unos 3.000 terremotos en Tenerife cuando lo normal son 1.000”.

¿Existen similitudes con los enjambres registrados en Cumbre Vieja en 2021?

No, para nada. En Cumbre Vieja tuvimos una actividad sísmica profunda previa, en concreto, cuatro años antes del comienzo de la erupción. Era imposible saber qué estaba ocurriendo. Ningún científico del mundo podía saberlo. El magma bajo las Islas se acumula durante cientos de años antes de salir. Lo que ocurrió fue que la actividad sísmica se intensificó y, en apenas una semana, erupcionó el volcán. En el caso de los enjambres localizados en Las Cañadas ni son persistentes ni de gran magnitud, por lo que no indican una intrusión magmática.

¿Manejan algún porcentaje de probabilidad a la hora de prever una erupción volcánica en Tenerife?

“La probabilidad para los próximos 50 años se estima en un 37 o 38 por ciento, pero es una estadística basada en muy pocos datos. Tenemos la certeza de que ocurrirá una erupción, pero puede pasar en 2, 50 o 100 años. Ahora mismo es prácticamente imposible saberlo. Además, cada isla es diferente. Por ejemplo, La Palma es una isla más trabajada porque han sucedido más episodios volcánicos en los últimos años, mientras que El Hierro, desde que tenemos datos, solo ha ocurrido una, la submarina del Tagoro. Tenerife, en cambio, es singular porque cuenta con un sistema central situado en el Pico Viejo, que se formó a raíz de muchas erupciones. Y es que, ante una crisis volcánica, sería complejo distinguir el tipo de erupción en esta isla”.

Hace tres años, se dio por finalizada la erupción de La Palma. Fenómeno que mantuvo en vilo a Canarias y al resto del mundo, en el que el IGN jugó un papel fundamental. ¿Cómo recuerda aquellos meses?

“Esa época la recuerdo con mucha fatiga, ya que, ante una erupción tan prolongada en el tiempo, hay que llevar a cabo un monitoreo constante de lo que ocurre. Y, aunque parezca mentira, uno de los momentos más estresantes fue al final de la misma. La experiencia nos enseña que en Canarias las erupciones volcánicas paran y, a los pocos días, empiezan en otro lugar. Por lo que teníamos los sistemas de vigilancia en alerta máxima”.

Respecto al protocolo de actuación, ¿qué conocimientos se adquirieron por aquel entonces?

“Se entendieron muchas cosas. Hay fenómenos que ocurren durante la erupción que también se tienen que monitorizar, como la altura de columna eruptiva, cuya ceniza interfiere en el espacio aéreo. También entendimos que la actividad volcánica puede ser bastante inmediata o que no tiene por qué ser amables, tal y como algunos científicos nos han querido vender…”

¿A qué se refiere?

“Hay quien asegura que las erupciones no son demasiado explosivas o que no afectan a la gente. Obviamente, hace cien años estos fenómenos tenían un riesgo menor para los habitantes porque las Islas estaban menos pobladas. Ahora, en cambio, somos más vulnerables. La naturaleza y su peligrosidad no ha cambiado, pero nosotros sí, y eso implica un mayor riesgo. La erupción del Teneguía fue prácticamente turística, mientras que esta última afectó a miles de personas en la Isla”.

Como institución estatal, ¿combaten los posibles bulos que puedan surgir a raíz de estos episodios?

“Siempre recomendamos a la población que siga la información oficial porque, a día de hoy, es muy fácil desinformar. Intentamos desmentir a través de nuestros perfiles en redes sociales o mediante los medios de comunicación. En el caso de La Palma, la sociedad se alarmó porque hubo quien aseguró que iba a erupcionar otro volcán en la zona de Fuencaliente. Desmentir bulos es un trabajo tedioso porque no controlamos toda la información que se vierte en internet”.

El Cabildo de La Palma continúa autorizando el acceso de los vecinos a viviendas situadas en los núcleos costeros de La Bombilla o Puerto Naos. ¿Cuál es el cometido del IGN en la zona?

“Formamos parte del proyecto Alerta CO2, financiado por el Ministerio de Transportes, que tiene como propósito instalar sensores en viviendas que puedan estar afectadas por gases de origen volcánico. Además, hay un sistema de 24 horas con personal analizando los niveles de dióxido de carbono. Hasta el momento, hemos ventilado alguna habitación, pero ninguna evacuación. Aunque hay que seguir pendientes”.

¿En cuánto tiempo se estima que estos vecinos puedan volver a la normalidad?

“Es complicado saberlo porque no hay demasiados ejemplos en el mundo. Sabemos que el CO2 es de origen volcánico, probablemente por una bolsa de magma que se está enfriando y, por ende, desgasificando, pero no sabemos cuánto tiempo durará. Podrían ser años o décadas. Actualmente, estudiamos la situación a través de los sensores instalados en la zona”.

Durante esta erupción de La Palma, la población percibió un cierto grado de incertidumbre a la hora de saber cómo actuar. ¿Cree que es necesario que se imparta en los colegios educación sobre vulcanología?

“Es fundamental. Nuestro propósito es formar a medio y largo plazo a docentes para que ellos, a su vez, impartan esa información en las aulas. Recientemente, hemos distribuido en varios institutos un pequeño mapa sobre la sismicidad histórica de Canarias. Los profesores nos lo han agradecido, ya que lo usan para impartir sus clases. En países como Japón, por ejemplo, los niños saben perfectamente qué deben hacer cuando sucede un terremoto. Por ello, creo que es importantísimo divulgar en los centros escolares”.

¿Cuáles son las recomendaciones básicas ante un fuerte seísmo?

“Hay recomendaciones básicas antes, durante y después de un terremoto de gran magnitud. Antes, teniendo la casa preparada, sin armarios ni estanterías sueltas, sino fijas a la pared para que no caigan en caso de temblor; durante, buscando algo sólido bajo el que protegerse, como una mesa; y después, evitando regresar a viviendas y edificios”.

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