Grupo Hidramar, empresa de astilleros con capital cien por cien canario, ha firmado recientemente uno de sus proyectos más ambiciosos: la construcción de un enorme dique flotante que posicionará al puerto de Santa Cruz de Tenerife como el principal centro de reparación naval del Atlántico Medio. Su director general de Negocios, Mario Suárez, ha explicado en una entrevista concedida a Atlántico Interviú, el programa de entrevistas de la primera cadena autonómica privada de Canarias, el potencial económico que trae consigo esta industria,
– ¿Qué supone la construcción de esta infraestructura para su empresa?
“Es un salto cualitativo. A pesar de carecer de capacidad de varada, hacemos reparaciones bastante interesantes y competitivas dentro del mercado. Por lo que disponer de varada con un dique flotante de estas dimensiones (240 por 48 metros) supone poder varar barcos Panamax, lo que conlleva trabajos mucho mayores que requieren de más personal. De hecho, con esta instalación podemos dar continuidad laboral en el sector. Estos buques necesitan parar cada cinco años y eso permite agendar las reservas a largo plazo”.
– ¿Por qué han elegido China?
“Hemos hecho un sondeo a nivel mundial: Europa, Turquía, Corea, Singapur, Indonesia y, finalmente, optamos por China porque, a pesar de que la supervisión de la fabricación es más cara, esto garantizaba que el producto fuese de primera calidad y en plazo. Es la opción más ventajosa”.
– Hablamos de una instalación que permite que grandes buques, como los denominados Panamax, puedan acceder al mismo. ¿Qué efectos tendrá en la población este nuevo servicio?
“La puesta en marcha del dique flotante generará una textura empresarial, es decir, el abanico de empresas que dan servicios reactivará la economía de Santa Cruz de Tenerife. Esto ya ocurre en todas las ciudades en las que existe un puerto con reparación, como sucede en Las Palmas. Se trata de trabajos cualificados y mejor remunerados que en el sector turístico, aunque algo más sacrificados”.
– ¿Qué tipo de empleos generará y, sobre todo, cuándo se prevé que esté operativo?
“La finalización de la construcción está planteada para enero de 2026 y, como máximo, unos tres meses después estaría operativo. El proyecto daría empleo a los trabajadores que desempeñaban su labor en la Refinería de Santa Cruz de Tenerife y que, lamentablemente, ya no están de servicio: soldadores, caldereros, pintores industriales especializados, mecánicos y electricistas navales… Profesionales que, sin una infraestructura en Canarias que les de soporte, tienen que emigrar”.
– Teniendo en cuenta que es un sector bastante especializado, ¿colaboran con alguna institución académica en las Islas?
“Sí. Colaboramos desde hace años con organismos e institutos de Formación Profesional en Canarias. Aunque nuestro propósito con esta nueva apuesta es ampliar el abanico de entidades para acoger un mayor número de alumnos”.
– Hace unos meses, el puerto de Santa Cruz de Tenerife vivió un hito histórico con el atraque de uno de los buques más pesados del mundo. Entiendo que este hecho ha marcado un antes y un después para su compañía.
“Hablamos del buque GTA FPSO que, tras el paso de un tifón, sufrió una avería en los sistemas de amarre, que es la única forma que tiene para permanecer encadenado al fondo marino. De hecho, no es buque que esté preparado para atracar en ningún puerto, por lo que el reto fue bastante grande. Finalmente, en el segundo intento, logramos atracarlo mientras numerosos países de todo el mundo seguían la maniobra. Realizamos la reparación a un nivel bastante satisfactorio y los clientes -BP y Technip- ya la han instalado en aguas de Senegal, que es donde operará durante los próximos 30 años hasta su desguace”.
– ¿Qué cuantía económica deja este tipo de acciones en Canarias?
“Es bastante elevada. En nuestro caso, facturamos 18 millones de euros. Pero esto es solo la punta del iceberg. Los meses de reparación, apenas había disponibilidad en los hoteles de 4 y 5 estrellas ubicados la capital tinerfeña y todas las noches, incluso entre semana, los restaurantes estaban llenos de clientes de diferentes nacionalidades. Son personas con un alto poder adquisitivo, por lo que hablamos de una economía secundaria bastante grande”.
– Haciendo alusión ahora al grupo Hidramar, empresa con capital cien por cien canario, ¿qué actividad desarrolla en ambas islas capitalinas?
“Nuestras empresas principales están dedicadas a la reparación naval. Centramos nuestro trabajo en reparaciones muy especializadas de maquinaria industrial, plataformas petrolíferas, buques perforadores… En el caso del Puerto de Las Palmas, dado que tiene capacidad de varada, ha creado una inercia de infraestructuras e industrias que se ha consolidado con los años. Esto no existía en Tenerife hasta 2015, cuando empezamos con Tenerife Shipyards. Ahora, daremos un paso más con la llegada del dique flotante y con ello toda una red de servicios que será necesaria para desarrollar nuestra actividad, como la industria de la carpintería naval o la electricidad especializada.
– ¿Y qué opinión tiene sobre el puerto de Granadilla? ¿Cree que está infrautilizado?
“Por supuesto que está infrautilizado. Nosotros tenemos una concesión desde el año pasado, pero el lugar aún no cuenta con los servicios habituales de un puerto. Existen planes para reactivarlo, pero los permisos, los trámites ambientales y las licencias de obra han retrasado todo el proceso. Igualmente, confío en que en un año y medio o dos como mucho se empiecen a construir las instalaciones necesarias”.
– ¿Tienen algún puerto de referencia a nivel internacional que busquen replicar en Canarias?
“La verdad es que no. Nosotros hacemos reparaciones por todo el mundo y en cada puerto encontramos particularidades. En Canarias, por ejemplo, tenemos la gran suerte de disponer de un tráfico masivo de buques al ser una ruta natural dirigida hacia el sur de África, norte de Europa y América”.
– ¿Se enfrentan a numerosas trabas burocráticas a la hora de impulsar nuevos proyectos en zonas portuarias?
“Vivimos en España, que es el país de la burocracia por excelencia. Comenzamos la entrevista hablando del dique flotante, cuya licencia solicitamos en el año 2015 y se nos ha concedido ahora. Es preciso mantener una conversación continua con las instituciones para que las licencias se vayan agilizando”.
– ¿Cómo se adapta el grupo a los desafíos sostenibles que se plantean desde las instituciones internacionales?
“Lo hacemos con todas nuestras capacidades, aplicando los nuevos sistemas de anticontaminación. Por ejemplo, uno de los modos que tienen los buques para reducir las emisiones es la aplicación de pintura de silicona. Esto hace que se deslice mucho mejor en el agua y que, por tanto, necesite menos combustible para trasladarse. El nuevo dique flotante que se construirá en Santa Cruz de Tenerife se realizará cada trabajo cumpliendo las normas internacionales de reducción de emisiones que mejoren el medio ambiente”.
– El periódico Financial Times calificó al Grupo Hidramar en 2018 como una de las empresas con el crecimiento más rápido de toda Europa.
“Lo recibimos como un reconocimiento a la actividad que realizamos, es decir, al tesón con el que trabajamos día a día que, además, se traduce en un aumento de la facturación. La mención por parte de este periódico es una evidencia de que la perseverancia y el trabajo duro siempre recompensa”.