El Cape Texas (en español, Cabo Texas), un barco estadounidense que lleva merodeando una semana por aguas de Canarias sin aparente rumbo fijo y que finalmente ha solicitado atracar en el puerto de Las Palmas, prestó su último servicio a la Navy (la Armada de EE.UU.) con motivo de la segunda guerra de Irak, concretamente la que condujo al derrocamiento y ejecución del dictador Sadam Hussein cuando, en 2003, tuvo lugar la ofensiva denominada Iraq Freedom (que se traduciría como Libertad para Iraq).
Desde el año siguiente, 2004, este barco dejó de constar en los listados oficiales de la Marina norteamericana y pasó a ingresar en la Administración Marítima de los Estados Unidos (Marad), que viene a ser un organismo muy similar a la Dirección General de la Marina Mercante española, donde sigue inscrito en la actualidad, tal y como se puede comprobar en las páginas oficiales de ambas administraciones del gigante norteamericano. O sea, desde 2004, el Cape Texas es en realidad un barco civil.
Pese a la lógica inquietud generada entre los canarios por la errática presencia de un buque de dimensiones tan considerables como las del Cape Texas (no en balde se trata de un barco logístico capaz de transportar en un despliegue tipo 58 tanques, 48 vehículos oruga y unos 900 camiones u otro tipo de automóviles), lo cierto es que su historial reciente despeja posibles dudas acerca de si su navegación actual está relacionada con algún asunto de carácter militar o similar, algo que parece descartable de pleno.
Este buque estuvo atracado durante años en el puerto de Beaumont (ciudad ubicada en el condado de Jefferson, en el Estado de Texas) sin más actividad conocida salvo en 2018, cuando recibió orden de abandonar esta ubicación ante la posibilidad de que el huracán Florence (uno de los más potentes de la temporada de aquel año) finalmente afectase a esas instalaciones.
Allí volvió el barco tras esa incidencia meteorológica y de ese puerto partió a finales del año pasado hacia el de Charleston (en el Estado de Carolina del Sur, al este del país), desde donde finalmente zarpó el pasado 24 de diciembre hacia aguas canarias. Aquí ha hecho tiempo desde primeros de año, deambulando sobre todo entre las islas de La Palma y Tenerife hasta que, ayer, fondeó en la Rada Norte del puerto capitalino grancanario, donde anoche permanecía, según datos recopilados en la Autoridad Portuaria de la provincia oriental.
Otro dato tranquilizador radica en que actualmente la tripulación a bordo del Cape Texas es (por los datos que han trascendido) de apenas 26 miembros, una cantidad adecuada al mínimo indispensable para su mero mantenimiento durante la navegación.
Un especialista consultado por este periódico apunta como probable que este barco, en realidad, esté esperando órdenes del Gobierno estadounidense (ahora en pleno cambio por la victoria de Trump) para dirigirse a un puerto especializado en tareas de desguace (en Turquía abundan), por cuanto la Marad está llevando a cabo en los últimos años una política tendende a reducir las embarcaciones a su cargo. Hay que tener en cuenta que estos enormes buques están repletos de materiales contaminantes, y de ahí que sus desguaces se reserven a empresas dedicadas a ese fin.