El Rastro de Santa Cruz abandonará su actual emplazamiento, junto al Mercado Nuestra Señora de África, para cambiar definitivamente de ubicación a partir del próximo 2 de febrero. Los 412 puestos que integran el popular mercadillo dominical regresarán a la explanada de la avenida Marítima, frente a la Delegación de Hacienda, donde se instaló cuando el Covid y, aunque no se descarta otro futuro enclave, “ya no volverá junto a la Recova”, según anunció el edil de Servicios Públicos, Carlos Tarife (PP).
El concejal, que mañana prevé reunirse con la asociación de comerciantes del Rastro para estudiar el inminente traslado de esta actividad, señaló que, “aunque se decretó el cierre en dicha ubicación el pasado diciembre, al final se acordó prorrogarlo un mes más por la campaña de Navidad, pero los informes de la Policía Local y del propio Plan de Autoprotección, correspondientes a diciembre y enero, siguen confirmando que se incumple con la ordenanza municipal”.
En este sentido, Tarife recordó que, “de nuevo, se ha detectado la venta de mercancía falsificada; puestos sin la licencia visible; comerciantes que no ocupan el lugar adjudicado en el mapa de localización; se sigue accediendo con coches al interior o no se cumplen los horarios establecidos que, además, con el cambio de lugar, se fijarán de 8.00 a 14.30 horas”.
La nueva localización del mercadillo dominical, en el aparcamiento de la avenida Marítima, permitirá al Ayuntamiento santacrucero poder regularizar y controlar el acceso de comerciantes con licencia municipal y evitar las situaciones hasta ahora detectadas, “mejorando, por tanto, su desarrollo con el control de acceso y de la propia seguridad del enclave”, apuntó el concejal, pues se evitará que los coches accedan sin control para realizar labores de carga y descarga de mercancías, lo que implica un riesgo para vendedores y transeúntes.
Tarife informó que esta decisión también llevará implícita otras mejoras para el Rastro, pues en los presupuestos de Servicios Públicos para 2025, que se elevan a casi 13 millones de euros, se destinará una partida (de más de 50.000 euros) para instalar después del verano nuevas carpas, en colores blanco y azul, en las que se ubicarán los 412 puestos, con el objetivo de mejorar su imagen y dignificar la actividad comercial. Asimismo, “se va a modificar la ordenanza reguladora, incluyendo la ampliación del horario de cierre que piden los vendedores, y se creará la Mesa del Rastro para debatir las cuestiones en su desarrollo”, subrayó el edil.
El pasado 6 de noviembre, el ayuntamiento decretó la suspensión del Rastro en su lugar tradicional, sustenta en informes que alertaban de actos vandálicos, venta de productos ilegales, ocupación irregular de puestos o faltas de respeto, coacción o amenaza a vendedores o al personal encargado de la gestión. Este cierre derivó en protestas de los comerciantes que, tras reunirse con el alcalde, José Manuel Bermúdez, y el concejal, Carlos Tarife, acordaron ampliar hasta enero la actividad.