Para Candelaria, cuidar el jardín vertical ubicado en el Centro de Día Tajinaste de Salud Mental Atelsam, en Güímar, “significa paz, y también, amor”. Así lo define cada vez que tiene que trabajar en él, cuidándolo y mimándolo. Recuerda con cariño el día que lo crearon, durante el pasado verano, de la mano del voluntariado de la Fundación Moeve (en ese momento aún Fundación Cepsa). “Fue un día de alegría en el que nos sentimos muy acompañados”. Sin duda, un día donde primó la empatía y la sensibilización hacia las personas con problemas de salud mental.
Su nombre completo es María Candelaria Báez Casanova, tiene 62 años, es usuaria del Centro y una amante de las plantas en general, y de los helechos en particular. “¡Como los que tiene mi madre en su patio!”, afirma con ilusión.
“Las plantas te dan amistad”
Más contundente no puede ser Silverio Hernández. Con brillo en los ojos y una sonrisa que rara vez se le va del rostro, sostiene que “en este centro te hacen ser más buena gente y sólo pido que siga funcionando”.
Lo que más destaca como usuario del Centro Tajinaste es la relajación mental que le aporta atender el jardín vertical y aprender a cuidarlo, aunque reconoce que una asignatura pendiente es “tener plantas en mi casa, ahora que estoy aprendiendo a cuidarlas, porque las plantas dan compañía, te dan amistad”.
La posibilidad de adquirir buenos hábitos, además de conocimientos que, al aplicarlos, le ofrecen resultados al ver florecer el jardín vertical, le proporciona “una enorme satisfacción”.
“Es estupendo que no se olviden de las personas con cierta edad”
José Antonio Hernández, también usuario de Atelsam, valora que “no se olviden de las personas con cierta edad”, haciendo referencia al propio Centro de Día Tajinaste, creado el pasado año con el impulso de un Premio al Valor Social de Fundación Moeve. Un proyecto enfocado a personas mayores de 60 años. “Poder seguir estando activos es lo que más destacaría”, sostiene sin querer salir en imágenes, subrayando con su mensaje la importancia del acompañamiento y del aprendizaje para el colectivo atendido por Atelsam.
“Se preocupan mucho por nosotros”
Candelaria, Silverio y José Antonio coinciden en alabar al equipo de profesionales que les acompaña en el día a día en el Centro: una psicóloga, Miriam, enfocada principalmente en las capacidades cognitivas; un educador social, Francisco, centrado en el ámbito educativo y la vida cotidiana; una fisioterapeuta, Gabriela, quien potencia la mejora física de las personas usuarias; y una animadora sociocultural, Patricia, que aplica un plan de ocio para el bienestar mental.
Este equipo de Salud Mental Atelsam atiende a 29 personas, organizando numerosas actividades tanto grupales como individuales, algunas de ellas enfocadas al cuidado del jardín vertical. Un espacio creado con la ayuda de los voluntarios de Fundación Moeve en una actividad de voluntariado corporativo, que no solo ha aportado color y un lugar de relajación, sino que también fomenta la autonomía personal de los usuarios al responsabilizarse de su mantenimiento. Un espacio donde, además de un importante aprendizaje sobre las plantas a través de un taller educativo semanal, aprenden incluso sobre gestión económica en relación a la compra de materiales.
“Venir a trabajar me aporta mucha alegría”
Francisco lo tiene claro: “cuando me piden un abrazo, me cambia el día”. Y, aunque reconoce que se tuvo que adaptar a un colectivo de mayor edad, con un ritmo más pausado, destaca que “ver cómo van avanzando y desarrollando sus capacidades cognitivas te hace querer seguir involucrándote en tu trabajo, y logra que todo cobre sentido”.
Junto al resto de profesionales, se ha implicado al 100% en este espacio verde, y hasta ha aprendido de botánica al tiempo que enseña a los usuarios. Un jardín que ha tenido una repercusión mucho mayor de la esperada, convirtiéndose también, por poner solo un ejemplo, en un espacio de relajación utilizado por la psicóloga del centro en sus sesiones.
Por todo ello, aún recuerdan el día en que se creó e inauguró este “rincón verde vivo” con el apoyo del voluntariado de la Fundación Moeve. Ana Concepción, gerente de Salud Mental Atelsam, destaca “el cariño e interés que mostraron los voluntarios tanto por las actividades de nuestra asociación como por la calidad de vida de nuestros usuarios y usuarias, quienes sienten un gran orgullo por su jardín y lo muestran con entusiasmo a familiares y a las personas usuarias de otros recursos de nuestra entidad”.
Un día para recordar
Como recuerda Carmen Delia León, una de las voluntarias de Fundación Moeve participantes en la construcción del jardín vertical, “fue un día para tener presente siempre, ya que tener la posibilidad de compartir ese momento con las personas usuarias, sentir su afecto, su amabilidad, su cercanía… fue una experiencia que siempre recordaré. Me emocionó”.
Con gran empatía, Carmen Delia se siente “agradecida de haber contribuido y aportado, junto a mis compañeros, nuestro granito de arena en la creación de este espacio verde tan especial”.
Tajinaste: un espacio para compartir
Hoy en día, el jardín vertical del Centro de Día Tajinaste da luz y color a un espacio donde se realizan muchas otras actividades destinadas a mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental, como talleres de autocuidado físico, alimentación, gestión económica y habilidades para la convivencia, entre otras.
Como afirma Ana Concepción: “no podemos ignorar que esta situación afecta a más de un tercio de la población europea y que, según la OMS, una de cada cuatro personas tendrá un problema de salud mental a lo largo de su vida. Además, en muchos países, la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia son la principal causa de discapacidad. Sin lugar a dudas, es fundamental activar todas las herramientas posibles para que estas cifras no aumenten”. Por ello, desde Salud Mental Atelsam, “seguiremos apoyando a las personas con problemas de salud mental, acompañándolas y mejorando su calidad de vida, además de brindar orientación y apoyo a sus familiares y allegados”, concluye su gerente.