La NASA y la ESA han reforzado los protocolos de defensa planetaria tras la actualización de cálculos sobre la órbita del asteroide 2024 YR4. Las últimas estimaciones sitúan la probabilidad de impacto en un 2,6%, un incremento notable que ha impulsado la vigilancia y la cooperación internacional. La ONU ha puesto en marcha su Protocolo de Seguridad Planetaria.
El asteroide 2024 YR4 fue detectado recientemente por sistemas de vigilancia espacial. Desde entonces, observatorios de distintos países han trabajado en la recopilación de datos para precisar su trayectoria. La última actualización de su órbita ha generado especial interés en la comunidad científica, ya que el porcentaje de colisión previsto ha aumentado con respecto a los cálculos iniciales.
Por ello, se han activado por primera vez en la historia todos los mecanismos de defensa planetaria de forma coordinada a nivel internacional. Este esfuerzo involucra a la NASA y la ESA, en cooperación con la ONU y sus organismos especializados, como la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG).
Varios observatorios, incluidos los de Montsec y Pujalt, en Cataluña, han puesto sus recursos a disposición para analizar con mayor precisión la trayectoria del objeto.
Dimensiones y origen del asteroide
Las primeras mediciones sitúan el tamaño del 2024 YR4 entre 50 y 90 metros de diámetro, una extensión similar al centro de la Plaza de Catalunya en Barcelona. Se cree que es un fragmento desprendido de un asteroide mayor, procedente del cinturón de asteroides del sistema solar, cuya órbita ha sido alterada por la influencia gravitatoria de los planetas.
El margen de tiempo antes de su posible aproximación permite continuar con el estudio de su órbita. Existen dos momentos clave en los que se podrá ajustar con mayor precisión la trayectoria del asteroide. La primera fase de observación se desarrollará hasta mayo de este año, mientras que la segunda será en 2028.
Josep Maria Trigo, investigador del CSIC-IEEC, ha señalado que, aunque el impacto sigue siendo improbable, el reciente aumento de probabilidad justifica la activación de los sistemas de vigilancia.
Efectos de un impacto
Para reducir la incertidumbre sobre su órbita y analizar su composición, los científicos emplean telescopios avanzados, incluido el James Webb. Este instrumento será fundamental cuando el asteroide deje de ser visible desde observatorios terrestres en abril.
El objetivo de estas observaciones es doble: mejorar la predicción de su movimiento y evaluar si sería necesario planificar una misión para alterar su trayectoria.
Según la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), en caso de colisión, el 2024 YR4 podría generar una devastación localizada con un radio de hasta 50 kilómetros. Aunque el riesgo global sigue siendo bajo, el incremento en la probabilidad de impacto ha llevado a reforzar el monitoreo del objeto en los próximos meses.