Hablar con Stan Weytjens es como asistir a una clase de historia reciente del sur de Tenerife. Nacido en el corazón de la Bélgica flamenca, visitó Tenerife por primera vez en 1976 para pasar sus vacaciones y se afincó en el sur de la isla en 1988 junto a su esposa y sus tres hijos, con un negocio de alfombras heredado de su padre ya operativo en Europa, y animado por la presencia de su madre en la isla y el buen clima durante todo el año.
Sus inicios fueron con un punto de venta de alfombras en el Hotel Noelia en el sur, que le llevaron a abrir otro en Santa Cruz a los pocos meses y al cabo de un año expandirse a Barcelona. Es en la costa catalana donde descubre el negocio nocturno de las terrazas de verano, y se anima, junto a su hermano, a probar suerte montando la carpa discoteca La Roca en Los Cristianos, al pie de montaña de Guaza. Era 1992 y desde sus inicios se pensó no para turistas sino para el público local, con un espacio al aire libre que en un fin de semana podía atraer hasta a 10.000 personas. “La gente venía desde otras islas, era sin duda el mejor club de Canarias y uno de los mejores de España”, afirma Stan. La Roca era un producto para todas las edades, allí se juntaban varias generaciones en torno a la buena música, una selección que realizaba con criterio el propio Stan, que en su juventud había sido DJ en su país natal. La Roca tiene grandes hitos como la primera fiesta de la espuma que se celebraría en un club, el lanzamiento de la cerveza Coronita para toda España y un acuerdo con Los 40 Principales, con Fernandisco a la cabeza, que traería a Tenerife a grandes artistas del momento como Luz Casal, Marta Sánchez, Sergio Dalma o el mismísimo Alejandro Sanz. “La idea de ‘La Fiesta+Dance nació en La Roca, donde se celebró su primera edición con el Ola Hola Tenerife”, explica Weytjens.

La Roca fue el primer proyecto de construcción de Stan Weytjens, quien tras su cierre 3 años después -se vendieron los terrenos para construir viviendas- inició una nueva fase en su trayectoria profesional, comenzando a invertir en la zona del Palm-Mar, ubicada al otro lado de la Montaña de Guaza. Hasta entonces, ésta era una zona deprimida donde unos pocos iban a pescar y se empezaban a construir chalets para alemanes que los usaban como segunda residencia. Eran los últimos años 90 y el acceso era a través de una pista de tierra. “Nosotros llevamos el cable de teléfono al Palm-Mar”, explica Stan, quien recuerda que fue a partir de una terrible inundación que dejó a la zona completamente incomunicada lo que le llevó a instalarlo.

En una época en la que las segundas residencias se hacían con materiales económicos y eran de tamaño más bien pequeño, Stan Weytjens decidió apostar por calidades y espacio, duplicando los metros cuadrados y llevando el lujo a las viviendas residenciales. “Un lujo que hasta el momento en el sur se concentraba en los hoteles Bahía del Duque, Jardín Tropical y Mediterranean Palace”. Estudió el mercado marbellí y lo exportó a Tenerife, creando un nuevo concepto de residencial de alto standing.
Con el apoyo de su esposa Kristin, en la primera década de los 2000 comienza el desarrollo de la urbanización, creando paralelamente un área comercial que comprende servicios médicos, farmacia, tiendas, restauración y ocio. Es en este momento cuando decide unificar los proyectos bajo la marca Los Menceyes, que cuenta con más de medio centenar de empleados liderados por el propio Stan y sus tres hijos —Anthony, Timothy y David— junto a sus esposas -Alyssa, Natacha y Elena-; todos ellos plenamente involucrados en el proyecto.
Porque a pesar de ser el artífice del desarrollo del Palm-Mar, de lo que más orgulloso se siente Stan es de su familia: “La familia lo es todo”.
