El presidente del comité de expertos para el estudio del cambio climático y fomento de la economía circular y azul del Gobierno de Canarias, Aridane González, insiste en el importante impacto sobre la salud de la población y la economía de las Islas que supone el incremento de las temperaturas, la calima y el posible aumento del nivel del mar, y aboga por dar agilidad a la gobernanza climática.
-En el Día Mundial del Clima, resulta necesario concienciar de los impactos que vendrán…
“Hay que valorar el clima que tenemos y lo que tenemos que hacer para cuidarlo, tomando medidas de mitigación, para dejar de emitir gases de efecto invernadero, como medidas de adaptación para minimizar la vulnerabilidad de nuestra sociedad. Estamos viendo cómo hay fenómenos extremos que generan impactos más graves. Canarias es una zona vulnerable al cambio climático y lo primero que debemos hacer es adaptar nuestro territorio a esos impactos. Las Islas son vulnerables a fenómenos meteorológicos extremos, a las altas temperaturas, hemos visto que se han duplicado en dos décadas las noches cálidas y tórridas y cómo impactan en la salud de los canarios, pero, además, vemos los estragos de fenómenos extremos por lluvias, los impactos en el suelo, los incendios, etc.”.
-Entre las medidas de mitigación y de adaptación, se habla de crear refugios climáticos. ¿Son fáciles de implantar?
“El Gobierno de Canarias ha encargado un protocolo de refugios climáticos que sea homogéneo para todo el territorio. Cuando hablamos de refugios climáticos para paliar el impacto de las altas temperaturas, hay varios tipos: naturales (como árboles y zonas verdes que den sombra y logren disminuir el impacto de esa temperatura), también estructuras urbanas que ofrezcan sombra, y que los edificios públicos sean refugios climáticos. Hay personas con pocos recursos que no se pueden permitir una vivienda confortable cuando tenemos altas temperaturas y, por lo tanto, debemos tener zonas donde tenga la posibilidad de refugiarse frente al impacto del calor. Además, para cerrar el círculo, si todo esto viene asociado al acceso al agua potable, que es un bien de interés general, sería magnífico. En el caso de zonas verdes, además nos permite seguir cerrando el círculo en la economía circular y utilizar el agua regenerada para regar y poder tener zonas verdes que sean frondosas, buenas y saludables para absorber CO2”.
-Aumentos de temperatura, de episodios de calima, de olas de calor marinas, de acidificación de los océanos o la disminución de precipitaciones… ¿Los canarios estamos sufriendo los efectos pese a que no seamos los mayores responsables?
“Canarias también emite una cantidad de dióxido de carbono asociado a su dependencia de los combustibles sólidos porque vivimos en un territorio fraccionado, que está desconectado de territorios continentales, pero, pese a no ser un gran emisor, el cambio climático es un fenómeno mundial. Las concentraciones de CO2 en la atmósfera se conectan y no es una cuestión que sólo afecte a aquellos que más emiten. En Canarias, al igual que ocurre con diferentes territorios africanos, somos los que menos emitimos, pero también los más vulnerables y sufrimos esos impactos. Por lo tanto, tenemos que trabajar para minimizar esa vulnerabilidad y en la adaptación del territorio. Tenemos que dejar de emitir gases de efecto invernadero porque lo que queremos es tener una emisión neta de CO2”.
-Hemos aumentando el índice de penetración de energías renovables, sobre el 21%, pero perdemos mucha de esa energía generada debido a que faltan infraestructuras que permitan almacenar ese excedente ¿Cómo solucionar esto?
“Si miramos el índice de penetración y producción renovable y la comparamos con otros territorios insulares de las mismas características, somos la punta de lanza y el territorio que mejor está trabajando. Sin embargo, tenemos un problema serio y estratégico y es que tenemos que almacenar nuestra energía para poder gestionarla adecuadamente. Si no, como vemos ahora en los datos, Canarias tiene más vertidos de energías renovables que no puede utilizar porque no tiene infraestructuras para poder almacenar esa energía. Eso evidentemente es crítico, porque al final las redes de distribución tienen una capacidad de carga determinada y no podemos superarla. La población tiene que tener claro que no podemos dejar de trabajar en mitigación ya que tenemos unos impactos severos por el cambio climático, y pese a que las soluciones también generan ciertos impactos si los miramos en la balanza a largo plazo, los de la mitigación y la adaptación son mucho menores que los de no hacer nada”.
-¿Seguiremos dependiendo de los combustibles fósiles con estaciones que den estabilidad al sistema y eviten apagones?
“En toda esta transición no solo se habla de mayor penetración de renovables, sino hay que tomar decisiones, por ejemplo, grupos electrógenos de arranque rápido, más pequeños, deslocalizados y menos contaminantes. Hay una batería de acciones que se pueden tomar; de hecho, investigadores de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna, así como del Instituto Tecnológico de Canarias han hecho proyecciones con propuestas claras para hacer esa transición. No es sólo poner centrales hidroeléctricas, no es solo poner baterías, Canarias necesita la combinación de muchas medidas para minimizar el uso de combustibles fósiles pero que, al final, en la suma de todo, tengamos la menor emisión neta posible”.
-¿Qué otras medidas deberían tomar las administraciones para afrontar el cambio climático?
“Hay una medida que es esencial y la base de todo, y es que, si estamos en un escenario de emergencia climática, los tiempos de la administración tienen que estar de acuerdo a esa emergencia. La gobernanza estructural y los procesos administrativos actuales no van acompasados a una emergencia climática. Los tiempos para tomar decisiones, tanto de mitigación como de adaptación, son muy largos y hablamos de entre cinco y siete años de procedimientos para poder hacer algo que es estructural, necesario y obligatorio. Eso no puede ser. Para mí, ésa es la base para poder controlar y poder tener agilidad en la gobernanza climática. A partir de ahí, otra medida que pueden tomar es coordinar las acciones de las administraciones públicas y las empresas privadas, para que esas actuaciones se hagan con seriedad, rigor y rapidez. Por ejemplo, ahora mismo tenemos en Canarias un problema grave de vulnerabilidad por aumento del nivel del mar. Hemos hecho un informe que deja claro cuáles son las infraestructuras esenciales y núcleos urbanos que en los próximos 15 años son más vulnerables a ese impacto. Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es empezar a actuar de forma urgente, o todos nos lamentaremos ya que teníamos la solución en la mano pero los procesos administrativos han tardado mucho. Creo que hay compromiso y una comprensión de todas las administraciones de que es necesario y, por lo tanto, es fundamental acelerarlo”.
-El aumento del nivel del mar afectará a infraestructuras críticas, pérdidas de playas, zonas de baño, paseos litorales….
“El aumento del nivel del mar tendrá un impacto en infraestructuras que garantizan la seguridad de las personas y de la sociedad. Hablamos de que Canarias tiene centrales térmicas, aeropuertos, carreteras, depuradoras y desaladoras en zonas inundables. Entre las medidas de adaptación, resulta prioritario estudiar actuaciones estratégicas, en algunas zonas se podrá actuar con soluciones de ingeniería para evitar esas inundaciones, pero en otras habrá que mover esa infraestructura o núcleo urbano a una zona más segura. Eso no se puede hacer de la noche a la mañana y llevará tiempo su análisis y planificación, pero no podemos esperar a que tengamos encima el problema cuando ya tenemos los datos. En el caso de las zonas vulnerables por precipitaciones, en los mapas de peligrosidad vemos cómo en los últimos 30 años hemos crecido muchísimo sin planificar cómo podemos encauzar el agua pluvial con redes de drenaje que no están bien dimensionadas ni conectadas. Ése es otro tema a trabajar”.
-Se ha corroborado que el aumento de temperatura tiene relación con el de muertes…
Ya se ha demostrado que el aumento de las temperaturas está causando más fallecimientos cada año, llegando incluso en los próximos años a igualar a las muertes en invierno por bajas temperaturas y eso es preocupante. El aumento de noches cálidas (más de 20 grados) y tórridas (más de 25ºC) provocan problemas no solo para poder conciliar el sueño sino también psicológicos y mentales. A esto le sumamos los crecientes problemas respiratorios por las calimas. A partir del año 2000, cada vez hay más episodios, de mayor densidad y concentración y con partículas mayores que tienen un impacto grave en la salud y, por lo tanto, también en la economía, porque al final la generan las personas. Tenemos que tener en cuenta que, por eso, hay que invertir en la adaptación de nuestro territorio para minimizar los problemas de salud. La pérdida de confort climático también afectaría al turismo”.
-Hay muchas administraciones a coordinar, otro problema…
“Tenemos el enorme problema de las competencias que están repartidas entre los ayuntamientos, cabildos, gobierno autonómico e incluso gobierno nacional, y tiene que haber una coordinación efectiva en las administraciones tanto a nivel horizontal como vertical. A nivel horizontal, porque los retos que tenemos en la transición ecológica y en la lucha en la acción climática son transversales, no dependen sólo del área de Medio Ambiente ni de Energía, también tiene que ser vertical, por que las competencias de muchas administraciones nos obligan a ello. Hay otra parte fundamental que es que la robotización y digitalización de la administración pública ayudaría a que la coordinación vertical entre las diferentes administraciones fuera más efectiva y fomentaría una participación ciudadana más consolidada. En este momento del desarrollo tecnológico, es algo bastante viable el uso de la Inteligencia Artificial, el Big Data, el internet de las cosas, etc., todo acompasado para que cuando empiecen estas tramitaciones, se puedan agilizar los procesos”.
-También es necesario la implicación de los individuos…
“Entendemos que la participación ciudadana tiene que ser efectiva y hay que tener grupos de trabajo donde estén representados. La acción climática es una cuestión que afecta a todos y todas, y deben entender cuáles son los riesgos a lo que se enfrentan viviendo en este territorio, de tal forma que cada uno sea capaz de actuar en su margen de competencias y tenerlo en cuenta cuando hagan sus labores y hábitos diarios. La lucha contra los impactos climáticos no puede ser una lucha de clases sociales ni de países ricos contra y países pobres; es una cuestión de solidaridad climática”.