adeje

La Torre de Adeje: un vínculo entre el cielo y la tierra

La administración local renovó en 2010 este espacio y sus anexos, que reposa sobre un antiguo osario municipal. Allí yacían los restos de adejeros anteriores al siglo XIX
La Torre de Adeje: un vínculo entre el cielo y la tierra
Torre de Adeje. DA

¿Cómo honrar a los que ya no están sin romper con el presente? ¿Cómo crear un espacio que dialogue con la historia sin quedar atrapado en ella? Esa fue la compleja tarea que enfrentó el Ayuntamiento de Adeje al emprender la renovación de la Torre y su entorno, en pleno corazón de la Plaza de España. El resultado: un espacio donde el arte convive con los restos de los primeros habitantes del pueblo y donde la luz y la piedra actúan de guía.

La Torre de Adeje se eleva sobre el centro histórico del municipio, y a su vez, también se hunde en su pasado. Mide 24 metros, más 1,5 metros del campanario. Su estructura se eleva sobre el centro histórico con la misma magnitud con la que se hunde en el subsuelo.

La administración local renovó este espacio en 2010, que reposa sobre un antiguo osario municipal. Allí yacían los restos de adejeros anteriores al siglo XIX. Personas anónimas, alejadas de los libros de historia, que trabajaron la tierra y dieron forma al municipio, mucho antes del auge turístico que impulsó la prosperidad económica de esta localidad sureña.

El alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, destaca el profundo vínculo histórico de la Villa con los marqueses, a la vez que subraya su intención de habilitar un espacio -donde recientemente se celebró el pregón de Semana Santa- con un memorial o una capilla permanente dedicada a los antepasados adejeros.

UN PASO POR LAS COSTUMBRES FUNERARIAS

La historia de este lugar está profundamente ligada a la transformación de las costumbres funerarias. Hasta principios del siglo XIX, los difuntos eran enterrados en los alrededores de la parroquia de Santa Úrsula. Pero una ley del 6 de noviembre de 1813 prohibió las inhumaciones dentro de las poblaciones, obligando a los municipios a construir cementerios fuera del núcleo urbano.

En Adeje, esa orden tropezó con obstáculos. Los terrenos disponibles pertenecían al Heredamiento de la Casa Fuerte, lo que obligaba a negociar con los marqueses. En 1837, la obra se dio por finalizada, en la actual zona del Calvario. Para entonces, ya se había acumulado un siglo de restos humanos.

La intervención arquitectónica de la Plaza de España y los espacios anexos, diseñada por Fernando Martín Menis, fue iniciada en 2009 y concluyó tras un año de trabajos, en un intento por redefinir el corazón histórico de Adeje.

La parte interior, bajo la plaza, en un inicio se pretendió acondicionar como un museo sacro. En la actualidad es conocida como Espacio de Historia y Arte, el Barranco. Para su construcción se utilizó hormigón armado y pavimento de piedra basáltica negra.

En él, se halla un recorrido de tres plantas, donde incluso una de ellas alberga una lámina de agua de apenas diez centímetros, que añade un efecto de profundidad. La luz, la penumbra y los materiales crean un ambiente de solemnidad.

Según Fraga, se trata de un lugar “telúrico, con mística y sumamente atrapante”, un espacio que “obliga a mirar hacia atrás”, a los antepasados, para entender de dónde viene la villa.

“Nuestra idea con esta torre y el espacio interior era respetar la memoria de nuestros antepasados. Era un recuerdo a los que pasaron por este pueblo”, afirma. Y con ello, apunta a una idea clave: la historia no está sólo en los archivos, está en el subsuelo y en la forma en que un pueblo decide recordar a quienes lo habitaron.

La Torre de Adeje es un símbolo que se alza hacia el cielo y que desciende hacia lo profundo, hacia lo que permanece oculto a la vista: la muerte. Un reconocimiento a los que labraron la tierra e hicieron posible la existencia y continuidad de esta villa.

TE PUEDE INTERESAR